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P. Santiago

5 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

ESTUDIO

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea. Imagina que coincidan una gran inteligencia y un gusto especial por el estudio.
En este rato de oración meditaremos sobre el estudio y la posibilidad de buscar, a través de él, la santidad.

Al que pueda ser sabio, no le perdonamos que no lo sea…

Señor, hoy quiero hacer este rato de oración hablando contigo del estudio. Y es inevitable que piense en mi estudio, en mi tiempo de bachiller, en mi época universitaria, en los estudios que hice de filosofía, de teología…

Señor, volver la vista atrás y ofrecerte todas esas horas, todo ese esfuerzo, todo ese trabajo.

Tengo que ser sincero. Me gustaría preguntarle a un grupo de estudiantes, numeroso, ya sean de universidad o de colegio: ¿a ustedes les gusta estudiar? Si encuentro sinceridad, muchos responderán que no.

¿A quién le gusta estudiar? Primera pregunta. Después, ¿quién tiene el talento y la inteligencia para estudiar y para disfrutar el estudio?

Imagínate que estas dos cosas coincidan: alguien que sea muy inteligente, muy inteligente y que aparte de eso le guste mucho estudiar. ¡Bingo! Se ganó la lotería, entró de primero en la fila.

En cambio, hay otros Señor que hemos entrado en la fila, pero un poquito más atrás en cuanto a la inteligencia y en cuanto al gusto por el estudio.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

¿Por qué te digo todo esto? Porque hoy la Iglesia celebra a santo Tomás de Aquino, un fenómeno. Un hombre sabio, erudito, estudioso. Un hombre que tuvo también mucha suerte, porque nació en una familia noble, rica.

Sus padres lo enviaron a estudiar fuera para que recibiera la mejor educación posible. Naciendo en el pueblo de Aquino, lo mandaron a estudiar al reino de Sicilia, en Nápoles, en una universidad que había fundado Federico III.

Luego se fue a París y se hizo dominico, en la orden de Santo Domingo, pero su maestro fue san Alberto Magno. Recibió instrucciones de san Alberto Magno. Debía tener mucha suerte: estudiar en las mejores universidades y tener acceso a los mejores libros.

Tuvo que aprender los idiomas de esa época, el griego, para poder estudiar los textos en su idioma original. Estudió a fondo Aristóteles y también a sus intérpretes. Se metió de lleno en la Escritura y luego comenzó a escribir.

Hay un libro que cuenta su biografía, se llama: La Luz Apacible. En la introducción a ese libro se dice lo siguiente:

“Escribió demasiado. En poco más de veinte años redactó: 891 lecciones sobre los libros de Aristóteles, 803 sobre la Sagrada Escritura, 850 capítulos sobre los Evangelios, 463 de la Suma contra Gentiles, 2991 artículos sobre el Maestro de las Sentencias, 1200 opúsculos, 510 cuestiones disputadas.

Sólo una de sus obras, la Suma Teológica, sin duda la más famosa, pero no por eso la más conocida, ocupa cinco volúmenes”.

Señor, definitivamente delante de un personaje así uno se siente, yo me siento, absolutamente… minúsculo, como una pequeña hormiguita.

La diferencia, la distancia de inteligencia, de estudio, de capacidad es enorme.

estudio

Si tú estás haciendo este ratico de oración y conscientemente reconoces que eres inteligente, que tienes capacidades intelectuales y que te gusta el estudio, no te perdonamos que no seas sabio. No te lo vamos a perdonar.

Señor ¿y a los estudiantes qué les toca hacer? Pues estudiar, como a los trabajadores les toca trabajar. He conocido a muchas personas que se han dedicado toda su vida a trabajar.

El otro día coincidí con un señor famoso en Antioquia llamado don Alcides, el esposo de doña Rosa, que tienen restaurantes cerca a Medellín. Le preguntaba un poco por su vida y me dijo: yo trabajo desde los siete años, nunca he estudiado.

Hay gente así. En cambio, hay personas también que, ¿qué hacen? Estudiar. Los filósofos, ¿qué hacen? Estudiar, escribir, leer y pedalear en un tema y meter la cabeza en un tema…

“Señor, a los estudiantes a estudiar, a los que trabajan a trabajar. Y todo por amor a Ti, para encontrar allí la forma y el camino para ser santos, para ofrecerte a Ti el trabajo bien hecho, el estudio bien hecho.”

Estudia con empeño. Si has de ser sal y luz, necesitas ciencia, idoneidad. ¿O crees que por vago y comodón vas a recibir ciencia infusa?

Señor, tenemos que estudiar y estudiar mucho, leer y ampliar la cultura general; leer novelas e historia y aprender de las cosas que agrandan el corazón, que ennoblecen el corazón. Todo eso es estudio.

Qué bueno encontrar el gusto por estas cosas, el gusto por el estudio.

También se puede ir consiguiendo con disciplina, con esfuerzo, dedicando horas al día, dedicando un tiempo preciso, un par de veces a la semana sacar un rato largo para estudiar, para leer.

O cada día, unos diez – quince minutos, estudiar un tema, leer sobre algunas cosas que nos interesen, ir tomando apuntes, tomando notas.

Porque es verdad, Señor, cuando empezamos a trabajar queda muy poquito tiempo para el estudio. Pero hemos de estudiar. Todos tenemos una capacidad intelectual para asimilar conocimientos.

Y ahí está Tomás. ¡Qué cosa tan impresionante! ¡Qué capacidad!

estudio

Hay una anécdota muy bonita: en 1273, santo Tomás llamó a su amigo y secretario, que se llamaba Reginaldo y le comunicó la decisión de interrumpir todo trabajo intelectual. Porque durante la celebración de la misa había comprendido, mediante una revelación, que lo que había escrito hasta entonces era sólo un montón de “paja”. No valía casi nada.

Hay algunas personas que cuentan que él quiso quemar todos sus escritos, pero este secretario se lo prohibió.

Para preparar esta meditación leí una de las audiencias que pronunció Benedicto XVI sobre santo Tomás de Aquino, pero no dice que lo haya querido quemar, simplemente cuenta que la revelación vio que lo que había escrito era pura “paja”; viéndote a Ti Señor, viendo tu inmensidad, tu omnipotencia, comprendiendo un poquito más los misterios de Dios… “pura paja”.

LA VERDAD

Señor, Tú nos vas a pedir cuenta: si recibimos los talentos, si recibimos las capacidades intelectuales, si recibimos el gusto, si tuvimos la oportunidad de estudiar en una universidad o en otra, en un país o en otro, hacer una especialización y luego, ¿todo eso para qué? Para servir.

¿Todo eso para qué? Para conocerte más, para estar más cerca de Ti. Sería una pena uno tener capacidades intelectuales y no acercarse a Dios, no acercarse a la Luz. La Luz, ¿qué es? la verdad.

Pues el tema de esta meditación es el estudio, hoy miramos a santo Tomás de Aquino y le pedimos que interceda por nosotros para que estudiemos y lo hagamos con gusto y lo ofrezcamos a Dios.

Acudimos a nuestra Madre, santa María, que ella nos vea estudiar. Cuando nos pongamos a estudiar, que pongamos en la mesa de estudio, en la mesa de trabajo, una imagencita de la Virgen.

Nos ayudará bastante también para ofrecer esos momentos en donde estemos cansados, donde entra la rutina, donde queramos hacer cosas extraordinarias, volver la mirada a esos libros, a esos textos y encomendar situaciones, intenciones, personas concretas.

Pedimos a la Virgen que interceda por nosotros y que sea testigo de estos deseos.


Citas Utilizadas

Hb 10, 1-10

Sal 39

Mc 3, 31-35

Reflexiones

Señor, que todo lo haga por amor a Ti, para encontrar allí la forma y el camino para ser santo.

Predicado por:

P. Santiago

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