Ellos resaltan el apoyo que podemos dar en los momentos difíciles: la lealtad, el respeto, la sinceridad, el amor y cómo podemos influir (mutuamente) en la vida del otro. Bien lo dice Jn. 15,13: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”.
El tener un buen amigo, un amigo verdadero, humilde, desinteresado nos hace sentir confiados, alegres, porque sabemos que es alguien con quien podremos desahogarnos y que sabrá escucharnos atentamente. Le dará valor a lo que escucha, demostrará interés por lo que le confiamos. Nos aceptará como somos, podremos contar con él sin condiciones.
Un buen amigo no lleva un registro de los errores, faltas u ofensas, no cuenta las oportunidades que te dará si te equivocaste. Un buen amigo no se molesta si no le devuelves la llamada, inmediatamente o si olvidó tu cumpleaños, no te paga con la misma moneda, no le importa si no se sientan juntos en la iglesia o en los estudios bíblicos, si pasas tiempo con otra persona.
En Proverbios 17,17 leemos: “El amigo ama en toda ocasión, pero el hermano nace para las adversidades”. Este versículo dice claramente que debemos ser amigos en las buenas y en las malas, no solo cuando conviene. Un buen amigo estará en los tiempos difíciles para apoyarte siempre y hará correcciones sinceras.
Adelante en Prov. 18,24, reconocemos que entre los amigos se pueden presentar disputas, pero eso no impide que sigan siendo amigos. “Hay compañeros que se pelean, y amigos más unidos que hermanos”.
Ser un buen amigo es tan importante que Jesús mismo se presenta como tal: “No los llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los he llamado amigos porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer”. (Jn. 15, 15).
Sus discípulos ya no serán sus esclavos, ahora serán sus amigos. Él nos regala su gracia, por supuesto, “si hacen lo que yo les mando”, Jn. 15, 14. Nosotros decidimos si realmente queremos ser amigo suyo, porque él solo exige que seamos obedientes, que seamos personas buenas.
Es muy importante saber elegir a un buen amigo, especialmente si deseamos ser como Jesús, escoger a aquellas personas que nos animen a vivir una vida que agrade a Dios. En la Biblia leemos sobre Jonatán que: “fue donde David, en Jorsa, le dio ánimos en Dios”. 1 Samuel 23, 16)
¿A quién no le gustaría haber tenido una amistad y beneficios semejantes a los que recibió Abraham?
¿Estaríamos dispuestos a pagar el precio que él pagó?
Abraham tenía una íntima relación con Dios, fue llamado su amigo, él le confiaba sus secretos. Cuando Dios lo llamó le dijo: “Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré” (Gen. 12,1). Él obedeció, confió en la promesa que le ofreció: “Engrandeceré tu nombre y sé tú una bendición”. Abraham creyó y a Dios le gustó que él confiara totalmente en Él.
A eso nos invita, diariamente, el Señor, a que confiemos en Él, que lo escojamos como el buen amigo, el mejor amigo, que no dudemos de él hasta en las peores tormentas de nuestra vida. Si nos convertimos en amigo de Jesús tendremos también, una amistad con Dios. Y al estar con Jesús, el Espíritu Santo vivirá en nosotros.
En Prov. 19,4 y 6, se manifiesta claramente que los amigos van a ser muchos si estás en la opulencia, pero si la pierdes el buen amigo seguirá contigo. Esta situación también se puede notar cuando ese amigo se molesta porque espera de ti regalos o atenciones para su cumpleaños o cuando se le antoja algo, y si no eres detallista, si llegas a conseguir una posición mejor que la de él, se irá apartando de ti en la primera ocasión que se presente.
Por lo tanto, era un falso amigo.
Este proverbio trajo a mi mente recuerdos sobre mi adolescencia, (tercero a sexto año de secundaria) tenía una amiga, eso creía. Vivíamos cerca, íbamos al cine, estudiábamos juntas, en algunas ocasiones nos fugábamos de las clases cuando estábamos a unos pasos para entrar al colegio y nos íbamos a casa a perder el tiempo. En sexto año se enamoró de un chico y como este era de buena posición, tenía un buen sueldo, se apartó, me eludía y comenzó a frecuentar otras amistades.
¿Deseas comprobar si tienes un buen amigo?
Identifica en él si te valora, si te ama a pesar de la distancia o el tiempo que demoren sin verse. Un buen amigo comparte tus cargas, te apoya en las crisis. (Gálatas 6,2). Un buen amigo es desinteresado y humilde.
Si a esta altura de tu vida sientes que no has encontrado un verdadero amigo, si decides escoger a Jesús como tu mejor amigo, debes aprender a seguirlo más de cerca, hablarle, darle gracias por la familia, el hogar, mantener un diálogo constante con él, creer y sentir que te escucha. Visitarlo en el Santísimo, asistir a misa y participar de las actividades de la Iglesia, buscarlo, comenzar a contarle tus problemas, tus miedos, tus alegrías, tus tristezas, tus proyectos, confiar en Él, escuchar su Evangelio, practicar la oración diaria.
Yo, por ejemplo, le escribo cartas antes de ir a dormir, le cuento lo que hice, le doy gracias por el día, le pido perdón y termino contándole lo que espero de mí al día siguiente.
Debes aprender a contemplarlo, darle abrazos, sí abrazos. Cierra tus ojos, sonríele e imagínate que lo abrazas, cree, disfruta, siéntelo, especialmente, al recibirlo en la Sagrada Eucaristía, ese es el momento en el que tu amistad crecerá más. Procura comulgar con frecuencia y todo esto te ayudará a estar unido a Él y te llenará de su amor.
Debemos recordar que para ser amigo de Jesús tenemos que demostrar nuestro amor hacia el prójimo con actos de compasión, perdón y servicio. Si queremos tener un sincero y buen amigo, un amigo de verdad busquemos a Jesús porque él nos conoce mejor que nadie, conoce nuestros pensamientos. Él nos ama tal y como somos.
Si crees en Dios y te consideras un buen amigo debes reflejar características basadas en el amor, la nobleza y la comprensión. Ora por ser un buen amigo, por tener amigos que te lleven a Jesús.
Dios es grande
Coloca personas como usted para ayudar a otros con escritos tan maravillosos como este.
Es exactamente así.
Quisiera extenderme porque tengo mucho q decir.
Conozco a alguien q por decir de ir a la misa y leer la biblia se molestó
Q Dios está con el.
Yo no digo q no
Simplemente ir a la misa nos ayuda a nuestra alma y de paso visitamos la casa del señor
Si digo de leer la biblia otra molestia
Porque no tiene tiempo para eso y de paso no ve necesita lentes
Digo del rosario y dice q el no es de rosario q no está para repetir lo mismo una y otra vez. En fin la verdad solo se q debo orar por esa persona porq realmente dice q Dios está con el más sin embargo no tiene tiempo para dedicarle a la biblia y la misa.
Pero en algo tiene razón Dios lo ama porque el verdadero amigo q no abandona pese incluso a su rechazo es Dios envió a su hijo a morir por nosotros
Eso es amor puro y verdadero.
Lastima que muchos no se dan cuenta de la magnitud de lo q hizo Dios a enviar a su hijo a morir por nosotros por nuestros pecados.
Gracias por este maravilloso escrito.
No hay duda que Dios es un amigo y más que un amigo
Gracias a usted por dedicar su tiempo y ayudar a otros con su palabra
Dios es grande
Coloca personas como usted para ayudar a otros con escritos tan maravillosos como este.
Es exactamente así.
Quisiera extenderme porque tengo mucho q decir.
Conozco a alguien q por decir de ir a la misa y leer la biblia se molestó
Q Dios está con el.
Yo no digo q no
Simplemente ir a la misa nos ayuda a nuestra alma y de paso visitamos la casa del señor
Si digo de leer la biblia otra molestia
Porque no tiene tiempo para eso y de paso no ve necesita lentes
Digo del rosario y dice q el no es de rosario q no está para repetir lo mismo una y otra vez. En fin la verdad solo se q debo orar por esa persona porq realmente dice q Dios está con el más sin embargo no tiene tiempo para dedicarle a la biblia y la misa.
Pero en algo tiene razón Dios lo ama porque el verdadero amigo q no abandona pese incluso a su rechazo es Dios envió a su hijo a morir por nosotros
Eso es amor puro y verdadero.
Lastima que muchos no se dan cuenta de la magnitud de lo q hizo Dios a enviar a su hijo a morir por nosotros por nuestros pecados.
Gracias por este maravilloso escrito.
No hay duda que Dios es un amigo y más que un amigo
Gracias a usted por dedicar su tiempo y ayudar a otros con su palabra