¡Muy feliz navidad, muchas felicidades!
Seguimos en esta época del año con la Navidad, que nos recuerda que Jesús está presente entre nosotros.
Que hace más de dos mil años, Jesús tomó carne, el Verbo se hizo carne en las purísimas entrañas de Santa María y habitó entre nosotros.
Y el Evangelio de la misa de hoy, nos habla de aquella escena en la que José y María llevan a Jesús a presentar al Templo: La escena de la Purificación.
Aparece allí un personaje, y más que leerte el Evangelio, te quiero contar un cuento.
Es un cuento que tomo de un libro que se llama “El Belén que puso Dios”, de un sacerdote que se llama Enrique Monasterio.
Bueno, en este cuento se imagina la escena del Evangelio de hoy, pero se va para atrás, cuando Simeón es todavía un niño.
Yo te voy a leer el cuento y lo voy a disfrutar contigo y que nos sirva a los dos para hacer nuestra oración.
Dice así: “Simeón tien el pelo cárdeno y alborotado. La risa blanca y la mirada entre risueña y ausente.

