ESCUCHA LA MEDITACIÓN

LA FUERZA DE LA CONFESIÓN

Dice el Evangelio : «“Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos”. Nos advierte Jesús de un trato equivalente de su parte».

SI UNO ME NIEGA…

Hoy vamos a oír en el Evangelio de la misa estas palabras Tuyas, Jesús:

«Si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos».

Tú, Señor, eres una persona que valora mucho la lealtad. Y estás anunciándonos que reaccionas igual que nosotros cuando hay alguna deslealtad por parte de los demás hacia Ti. 

A ninguno nos gusta que alguien pues de alguna manera hable mal de nosotros cuando no estamos presentes. 

Bien, «Si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos».

Digo, estas palabras Tuyas, Señor, contienen obviamente una advertencia, que nos vas a tratar como nosotros te hemos tratado.

Ahí hay un punto que marca la referencia de cómo Tú nos tratas. Y entonces, es algo que nos deja pensando: ˝Como yo te trate, Tú me vas a tratar”.

Sin embargo, si queremos aplicar estas palabras, que reitero, «Si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos», podemos recordar que a finales del mes pasado, el 29 de junio, celebramos la fiesta de san Pedro y san Pablo

Y bueno, ahí san Pablo efectivamente es la persona que confiesa, la fe verdadera, pero también es la persona que te negó, Señor,

«si alguno me niega ante los hombres…».

ARREPENTIMIENTO SINCERO

Aquí hay uno que te negó tres veces, Tú mismo se lo advertiste, solo lo adelantaste y pasó. 

Sin embargo, con él no ha sucedido lo que Tú mismo adviertes aquí Jesús.

«Si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos».

Entonces, ¡nos ha cumplido…! Esto no se cumple a rajatabla. ¿Qué ha pasado en el interín para que esto no se cumpla, Señor? 

Y lo que ha pasado todos lo sabemos, es que Pedro se arrepintió. Por tanto, habría que completar, me atrevo a esto, habría que completar Tus palabras, Señor.

Cuando dices, “Si uno me niega ante los hombres, habría que decir, y no se arrepiente, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos” (Cf.). 

Tú, Señor, has perdonado a Pedro, no lo has negado ante tu Padre. Lo has nombrado tu sucesor en la Tierra. Y nos muestras la inmensidad de tu misericordia y el gran poder de nuestro arrepentimiento, de nuestra humildad, de quien se acerca a confesar

Es esa maravilla que logramos cuando nos acercamos a Ti, Señor, con dolor de nuestros pecados.

Por lo tanto, me parece que el ejemplo de san Pedro nos lleva a tomar estas palabras Tuyas, Jesús, con mucha esperanza. 

EL VIEJO VIOLÍN

«Si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos»…, siempre y cuando nos hayamos arrepentido… 

Por lo tanto, el sacramento de la confesión es importantísimo.

Para qué esto quede más claro, yo quería compartir en este rato oración ese cuento que quizás conozcamos. 

Está citado en el libro “La Tibieza”, de Francisco Fernández Carvajal. Y dice lo siguiente:

Se cuenta que con un viejo violín un pobre hombre se ganaba la vida. Iba por los pueblos, comenzaba a tocar y la gente se reunía a su alrededor. 

Tocaba y al final pasaba entre la concurrencia una agujereada boina con la esperanza de que algún día se llenará. 

Cierto día, comenzó a tocar como solía. Se reunió la gente y salió lo de costumbre, unos ruidos más o menos armoniosos. No daban para más, ni el violín ni el violinista. 

Y acertó a pasar por ahí un famoso compositor y virtuoso del violín. Se acercó también al corro y al final le dejaron entre sus manos el instrumento. 

Con una mirada valoró sus posibilidades, lo afinó, lo preparó y tocó una pieza asombrosamente bella. 

El mismo dueño estaba perplejo y lleno de asombro. Iba de un lado para otro diciendo: ¡es mi violín, es mi violín, es mi violín! Nunca pensó que aquellas viejas cuerdas encerraran tantas posibilidades.

SI UNO ME NIEGA

SER INSTRUMENTOS DE DIOS

Dice el autor, “no es difícil que cada uno de nosotros, profundizando un poco en sí mismo reconozca que no está rindiendo al máximo de sus posibilidades.

Somos en muchas ocasiones como un viejo violín estropeado y nos falta incluso alguna cuerda, un instrumento flojo y además con frecuencia desafinado. 

Si intentamos tocar algo serio en la vida, sale eso, unos ruidos faltos de armonía. Y al final, cada vez que hacemos algo, necesitamos también pasar nuestra agujereada boina, necesitamos aplausos, consideración, alabanzas.

Nos alimentamos de estas cosas y si los que nos rodean no echan mucho, nos sentimos defraudados, viene el pesimismo. 

En el mejor de los casos se cumple el refrán, ‘quien se alimenta de migajas, anda siempre hambreando’. No acaban de llenarnos profundamente las cosas”.

Y termina este autor, “qué diferencia cuando dejamos que ese gran compositor -Dios- nos afine, nos arregle, ponga esa cuerda que nos falta y dejamos que Él toque. 

Nos convertimos entonces en instrumentos de Dios y nosotros mismos quedamos sorprendidos de las posibilidades que había encerradas en nuestra vida.

Comprobamos que nuestra vida es bella y grandiosa cuando somos instrumentos del Señor y que sólo Él puede llenarnos porque estamos hechos para lo infinito˝. 

NO SOY ASÍ

Esta historia, este cuentito me ayuda mucho para que me dé cuenta yo, Señor, y conmigo todos los que están ahora haciendo este rato de oración, de verdad que lo que cuenta, lo que realmente durará, es lo que Tú haces, Señor y yo te dejo hacer. 

Y entonces, esta maravilla de dejarte hacer, pues pasa por cederte el timón o como dice aquí, el instrumento, mi vida, tócala Tú, úsala Tú, dispone Tú.

Pues vamos a terminar con unas palabras de Robert Speman que decía del perdón. “Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro. No tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor diciendo: ‘Sé que tú no eres así’”.

Señor, Tú me dices esto, cada vez que yo te pido perdón, cada vez que me confieso… Sé que Tú no eres así.


Citas Utilizadas

Gn 49, 29-32; 50, 15-26

Sal 104

Mt 10, 24-33

La Tibieza, Francisco Fernández-Carvajal

Reflexiones

Señor, quiero dejar que me arregles, ser Tu instrumento. Quiero dejar que me toques. Descubre las posibilidades que guardo en mi corazón, que mi vida sea bella. Sé que estoy hecho para lo infinito, para el Cielo.

Predicado por:

P. Luis Andrés

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?