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P. Felipe

7 min

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COMO NIÑOS

De los que se hacen como niños es el reino de los cielos. Acerquémonos a Jesús con sencillez, confianza y generosidad.

SER COMO ELLOS

Hoy el Evangelio nos presenta unas palabras de Jesús que creo que las conocemos bastante bien. Son palabras que son muy conocidas y nos sirven mucho para comenzar este rato de oración. 

«Jesús dice a los apóstoles, ya que le escuchaban, les recuerda que si no se hacen como niños, no van a entrar en el Reino de los Cielos»

(Cf. Mt 18, 1-5)

Jesús dice esto en cierta ocasión, cuando se le acercan unos niños también. Y están ahí los apóstoles, no los dejan pasar (o no me acuerdo si eran los apóstoles, o eran otros personajes que no quieren dejar pasar a los niños)… Jesús les dice:

«Dejen que los niños vengan a mí»

Y ponen un niño en medio, y se lo presentan al resto y le dicen:

«Si no se hacen como niños, no van a entrar en el Reino de los Cielos». 

Los pone como un modelo. Nos sirve a nosotros en este rato de oración contemplar cómo son los niños. Y, ¿cómo son los niños? 

Jesús no nos da una respuesta así directa, de hecho, en una ocasión está Jesús conversando con Nicodemo.

Jesús le dice:

«Si no vuelven a nacer, si no nacen del agua y del espíritu, no podrán entrar en el Reino de los Cielos.

Y Nicodemo le dice: — ¿Cómo es posible volver al vientre materno?» 

O sea, no sabemos si es posible hacer esto. Y Jesús no le da una respuesta directa; pero pienso que nos puede servir a nosotros contemplar cómo son los niños, cómo vemos a los niños para imitarlos.

CARACTERÍSTICAS

Si contemplamos todas las características de los niños, estaríamos muchos días acá contemplándolos, pero pienso que nos puede servir comentar brevemente tres características de los niños.

Primero, los niños son sencillos. Jesús ya nos había dicho en otra parte del Evangelio:

«Sean sencillos como las palomas».

Y ahora, cuando vemos a los niños, también nos acordamos de la sencillez. Los niños son directos, los niños siempre dicen la verdad.

Eso a veces nos pillas prevenidos, y uno dice que hay que tener cuidado con las preguntas que le hace una persona a un niño, porque quizá la respuesta no te gusta demasiado.

Hay que tener mucho cuidado con quién es el que más quieres en el mundo, no sé cómo crees que esta persona se ve bien o no, porque siempre van a decir la verdad.

Los niños son esos que dicen sí, y su sí es sí. Así Jesús también nos dice: que tu sí, sea sí; y tu no, sea no. Ser sencillo. 

COMO NIÑOS

CLAROS

Bueno así son los niños, su sí, es su sí; y su no, es un no. Y a nosotros el Señor también nos anima a ser hombres y mujeres rectos. 

Hombres y mujeres rectos; que no haya que estar pensando: Oye, esta persona qué me habrá querido decir con esta frase… porque en verdad dijo esto, pero parece que en verdad podría haber dicho otra cosa. Y si es que está significando esto de más… 

Y uno se enreda pensando tratando de interpretar quién es lo que me quería decir a esta persona. 

Ojalá que cuando nosotros digamos algo que sea recto, que sea sencillo, que nos expliquemos con sencillez.

Es una de las grandes alabanzas de Jesús a una persona en el Evangelio. Cuando Jesús ve por primera vez a Natanahel y le dice:

«Acá hay un verdadero Israelita en quien no hay dobles ni engaños».

Esta persona yo sé lo que piensa, la veo, la miro y sé que me va a decir la verdad porque es como un niño. 

Ahí veo que esa persona tiene esa pureza de intención, que no tengo que ir buscando segundas intenciones, no tengo que ir buscando qué es lo que me habrá querido decir, porque yo sé que esta persona es sencilla.

Así nos quiere Jesús, como los niños que son sencillos, y se muestran tal como son.

En segundo lugar, los niños son confiados. Hay un dicho que dice, “esto es más fácil que robarle un caramelo a un niño”. Porque los niños son muy confiados, no andan como protegiendo sus cosas porque se las pueden robar, no.

CONFIADOS

Ahí son confiados, si está su papá, sí mi papá está aquí nada me va a pasar. Mi papá del Cielo es el que me protege, el que me cuida. Que sepamos dejar nuestras cosas en la mano del Señor.

Jesús, quiero dejar toda mi vida en tus manos, quiero que Tú te preocupes de todo y yo ir por la vida confiado. 

Voy por la calle diciendo: mira, no me puede pasar nada porque soy hijo de Dios y si me pasa algo es porque el Señor lo permite… Porque puede sacar un bien de aquí.

Y si hay algo que no entiendo, Señor, lo dejo en Tus manos. Ayúdame a entenderlo. Y si no lo entiendo, ayúdame a llevarlo con esa fuerza que me da Tu gracia. 

Somos hijos del mejor Padre que nos quiere con locura. Y si mi Papá es el que está a cargo de la cosa, bueno, yo confío. Yo no es que vaya a cerrar los ojos y a lanzarme al vacío, pero un poco sí…

Señor, cuando Tú me tomas de la mano, yo cierro los ojos, yo me dejo llevar por Él.  

El Señor quiere siempre contar conmigo, con mi libertad y vamos a ir juntos, y quieres que yo vaya tomando decisiones y Tú me vas ayudando.

Pero vamos tomando las decisiones juntos. Señor, pero yo confío en esos consejos que me das, en esas indicaciones que me vas presentando a lo largo del camino.

Señor, ayúdame a ser no sólo sencillo, sino también confiado.

COMO NIÑOS

SON GENEROSOS

Y la tercera característica que quería mencionar es que los niños suelen ser generosos. 

Me acordaba una vez que había una familia que estaba visitando una Iglesia, y de repente apareció, o sea, la familia llegó a un crucifijo, tamaño real. 

Estaba un crucifijo donde los pies del Señor estaban muy abajo. Y una niña de la familia, que tenía unos tres o cuatro años salió corriendo y se abrazó a los pies de Jesús. 

Se abrazó como diciendo: que pena ver a Jesús así. Que pena ver a este hombre así, yo quiero darle un consuelo. Y va y le abraza los pies…Me pareció una escena preciosa. 

Los niños son generosos, los niños si ven alguien sufriendo van y abrazan. Abrazan a esa persona que está ahí, que está sufriendo.

Ese consejo que daba el Papa Francisco, de no solo dar limosna, sino tomar la mano de la persona que está pidiendo en la calle, esa persona que sufre. 

Mirar a los ojos, asi como los niños al ver el sufrimiento se conmueven y quieren aliviar el dolor de la otra persona.

CONMOVERSE CON LOS DEMÁS

Hace poco veía un vídeo en las redes sociales. Era de unos niños que estaban con sus papás y a cada uno le ponían un plato delante, pero cubierto, que le habían dicho que tenía galletas. 

Entonces, de repente los tres al mismo tiempo levantan la cobertura del plato y ven que el niño tiene dos galletas y la mamá tiene una y el papá no tiene. 

Llamaba la atención que la mayor parte de los niños no todos, pero la mayor parte tomaba esa galleta que tenía extra y se la pasaba a su papá… 

Los niños son así, ven a alguien que no tiene y se conmueven y quieren compartir lo que ellos tienen.

Jesús ayúdame a ser como un niño, mirar a mi lado, fijarme en el rostro de las personas que están a mi alrededor y no cerrarme en mi metro cuadrado.

Quiero abrir mi corazón, pensar en quién está a mi lado Señor. Ayúdame a no quedarme ni encerrarme en mí mismo. Ser sencillo, confiado y generoso.

Podríamos decir muchas características más de los niños. Ellos son humildes, no piensan en sí mismos. Son alegres, creativos, en un juego usan la imaginación, viven el presente, están preocupados de lo que está sucediendo. No se preocupan del ayer que ya pasó, ni del mañana que no sabemos si vendrá. 

Ellos están en el hoy y en el ahora, se preocupan de la familia y de los amigos. No viven encerrados en su metro cuadrado.

ACERCARME A JESÚS

Todas esas características, las podemos imitar de los niños. Jesús ayúdame a hacerme como un niño, a tener esa ilusión de estar Contigo, de recibirte.

Hace un tiempo me contaban de un niño que yo estaba visitando en un lugar donde estaba el Señor. Y cuando le explicaban que, en esa casa donde estaban paseando, vivía Jesús, el que le explicaba, le decía: miren que suerte tenemos los que vivimos acá, porque vivimos con Jesús. 

Y llega, levanta a este niño de cinco o seis años y le dice: ¡Yo también quiero vivir aquí!

Jesús, yo quiero vivir Contigo quiero estar Contigo. Quiero tener esa ilusión de buscarte siempre y de encontrarte y de permanecer Contigo. 


Citas Utilizadas

Dt 31, 1-8

Dt 32

Mt 18, 1-5. 10. 12-14

Reflexiones

Señor, ayúdame a no encerrarme en mí mismo. Ser sencillo, confiado y generoso.

 

Predicado por:

P. Felipe

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