¡Mira qué casualidad! Hoy el Evangelio es muy mariano. Dice así:
“Vinieron a verle su madre y sus hermanos, y no podían acercarse a él a causa de la muchedumbre. Y le avisaron: —Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte.
Él, en respuesta, les dijo: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen”.
(Lc 8, 19-39)
Es muy mariano, te decía, porque las palabras tuyas, Jesús, hablan de tu Madre. Y resulta que hoy la celebramos bajo la advocación de la Merced.
Así que felicidades a Tu Madre que es nuestra Madre y, de paso, felicidades a todas las Mercedes; incluidas sus posibles variaciones: Merceditas, Mercy, Meches y cualquier otra: ¡Muchas Felicidades!
“Este título de la Merced (…) significa misericordia y guarda relación con la fundación de los mercedarios en la Barcelona del siglo XIII. En aquella época los musulmanes hacían incursiones en las costas del Mediterráneo saqueando los pueblos y llevándose cristianos al norte de África como esclavos.
La situación de aquellos cautivos era verdaderamente horrorosa, llena de penurias y sufrimientos, hasta el punto de que muchos perdían la fe pensando que Dios los había abandonado.
Algunos comerciantes catalanes, movidos por la caridad hacia aquellos desgraciados, habían formado cofradías para organizar expediciones comerciales que negociaran la liberación de cautivos a cambio de sumas de dinero”
(Septiembre 2016, con Él, Antonio Fernández).
Entre los que ayudaban estaba Pedro Nolasco, que había hecho fortuna como marino comerciante pero “su corazón se hacía añicos cuando le llegaban noticias de secuestros de cristianos.
Por eso invirtió generosamente sus ganancias, viajes y capacidad de negociación en la liberación de cautivos, desprendiéndose de grandes sumas de dinero.
Entonces la Virgen María de la Merced le confirmó en esa labor y se le apareció el 1 de agosto de 1218 para pedirle la creación de una congregación de monjes con la misión de liberar a los presos cristianos.
Obediente a los deseos de su Madre, inició la nueva orden religiosa mercedaria.
DIGNOS HIJOS DE NUESTRA MADRE
El compromiso, al formar parte de esta orden, era tan radical que se estableció un cuarto voto adicional (o sea, además de los votos de obediencia, castidad y pobreza) que consistía en estar dispuesto a intercambiarse en lugar de algún cautivo que estuviera en peligro de perder la fe, si el dinero no bastaba para conseguir su rescate.
Cientos de monjes mercedarios hicieron vida esa promesa, donando su libertad y permaneciendo en esclavitud como prenda si no llegaba el pago por los cristianos apresados. Por poner un ejemplo: uno de ellos, san Pedro Ermengol, antiguo noble convertido en fraile tras una juventud disoluta, hizo este santo intercambio para redimir a 18 niños de manos sarracenas”
(cfr. Septiembre 2021, con Él, José Luis Retegui García).
¡Esos son dignos hijos de nuestra Madre!
Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen.
Escucharon el llamado de Dios, a través de su Madre, y cumplieron con su palabra. ¡De tal palo, tal astilla!
“Merece la pena imitar a estos monjes mercedarios en no escatimar ningún esfuerzo o sacrificio por la fe de tus hermanos, de nuestros hermanos.
[Me llamó la atención cómo uno animaba a que pensáramos], por ejemplo, en cuántas veces se priorizan los estudios sobre la educación cristiana de los hijos.
Algo que no es incompatible: porque cuanto mejores cristianos sean, más van a estudiar. Pero, en todo caso, tener 500 euros más de sueldo al mes en el futuro eso no es lo más importante, sino ser una persona generosa y capaz de formar una familia cristiana.
Triunfar en la vida es triunfar en el amor, y eso normalmente no se enseña en la academia de inglés, [francés, alemán o lo que sea], sino en el seno de la Iglesia.
No hay que elegir entre estas dos cosas buenas, pero como decía aquella buena madre: mejor saber menos idiomas que ser un «ateo bilingüe»”
(Septiembre 2021, con Él, José Luis Retegui García), o políglota…
MANTENER LA LIBERTAD NO ES FÁCIL
Por otro lado, me acordaba de lo que se relata en la película The Sound of Freedom: el secuestro y comercio de niños… Toda esa industria de la esclavitud sexual que, solo de pensarlo, revuelve el estómago…
Es muy duro y es actual.
Pero también hay otras formas de secuestro y comercio más solapadas que son actuales y que se dan enfrente de nuestras narices. ““La misión de libertad de San Pedro Nolasco sigue de plena actualidad en nuestros días. Se multiplican sin descanso las «nuevas esclavitudes».
Son las mismas de siempre, pero el anonimato de internet facilita el acceso a adicciones como la pornografía, el juego o la distribución de drogas.
Mantener la libertad no es fácil. Si se «juguetea» con el vicio, podemos perder ese don tan preciado. La vida, entonces, se oscurece y solo se vive para satisfacer una adicción de la que uno no se puede desatar.
NO SE DEJEN ROBAR LA LIBERTAD
Gritaba con fuerza el entonces cardenal Bergoglio en un encuentro juvenil de Buenos Aires: «Jóvenes. ¡No se dejen robar la libertad!».
Sorprende la ingenuidad con la que afrontamos estas auténticas plagas. Sin libertad, no hay proyecto de futuro posible. Le pedimos a nuestra madre la Virgen de la Merced por la libertad de tantos jóvenes encadenados con cadenas invisibles. Que muestre el camino para ayudar y dejarse ayudar.
Ayudar previniendo el peligro, sin dar acceso a los pequeños a los peores males dentro de un dispositivo móvil sin filtro. Algunos pueden pensar: «Ya, pero no queda más remedio».
¿Cómo así? ¿No queda más remedio que poner en manos de tus hijos toda esta porquería? Piénsalo
Dejarse ayudar cuando uno siente esa pérdida de libertad. Ser humildes y pedir ayuda. La esclavitud se cronifica con el engaño de intentar superarlo solo.
No te engañes, hay que poner algo más. Si no, ya lo habrías superado, y la realidad es que vuelves a caer una y otra vez”
(cfr. Septiembre 2021, con Él, José Luis Retegui García).
DE LA MANO DE JESÚS Y DE SU MADRE…
Pues esta no deja de ser la buena noticia de esta fiesta: de la mano del Señor se puede prevenir cualquier esclavitud y de la mano de su Madre podemos conseguir la liberación de cualquier cadena que nos haya atado hasta el día de hoy.
No por nada, decía san Josemaría que a Jesús se va, y se vuelve, por María.
San Pablo que amonestaba a los de Corinto recordándoles: han sido comprados (o rescatados) a un gran precio (cfr. 1Cor 6,20 y 7,23).
Yo te lo recuerdo, me lo recuerdo también a mí: el Señor y su Madre, la Virgen de la Merced, han pagado el precio de mi rescate. El precio de mi libertad.
Gracias Señor, gracias Madre mía.
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