Tercer Domingo de Pascua y Tú, Jesús, apareces en el mar, hoy, muchas escenas el evangelio se desarrollaron en el mar, en un ambiente de pescadores; cuando llamas a los primeros discípulos, cuando ocurre la la tempestad, la tempestad calmada, la pesca milagrosa, cuando caminas sobre sobre el agua.
Y hoy apareces nuevamente en el mar junto a los apóstoles, dice el evangelio que estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el mellizo, que salió hace 8 días en el evangelio, hasta no tocar no creo, estaba también Natanael, el de Caná de Galilea, estaban los zebedeos, o sea Juan y Santiago y san Pedro les dice:
“me voy a pescar y ellos contestan vamos también nosotros contigo”
(Jn 21,3)
y entonces bueno pienso en Natanael era pescador, Tomás era pescador, los zebedeos, sí desde luego, eran pescadores, pero Tomás y Natanael me parece que no, pero van a pescar con san Pedro, suben a la barca de Pedro.
ESTÁN UNIDOS
Están unidos los apóstoles, forman una comunidad y están todos junto a Pedro y bueno van pescar pero están regresando ya a la orilla porque no han cogido nada cuando un hombre desde la orilla les grita
“Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis”
(Jn 21, 6)
lo hicieron y cogieron 153 peces grandes.
Recuerdo una vez quise hacer un ejercicio de pesca, de pescadores del mar y entonces pues madrugué tempranito y fui con dos de ellos en una barquichuela muy pequeñita, muy poquita cosa, me fui a pescar con ellos en una faena de pesca normal y recuerdo el gozo cuando cogían un pez grande, porque la mayoría eran pequeños.
Pero cuando entraba a uno la red que era un poco más grande, lo celebraban incluso si había una barca cerca gritaban: he cogido tal, he cogido un lebrancho o bueno las especies de peces que cogí.
153 PECES
Estos eran 153 peces, leí un comentario que me pareció interesante, Señor y es que el número de peces que recogieron tiene realmente un valor simbólico, porque se dice que más o menos eran esas las especies que había en el mar de Tiberíades, era como decir que había en la red, cada una de las clases de peces.
Por tu bondad Señor, porque a eso viniste a pescar todas las clases de peces, todos, Tú quieres que todos entremos a esa red, todos.
Bueno qué pasa que no han pescado nada y hacen caso, obedecen y tiran la red a la derecha.
En este punto nosotros podemos pensar en nuestros problemas, cómo a un cierto punto luchamos hacia una cierta dirección, en el trabajo, en las decisiones que tomamos, en estar convencidos de que yo tengo la solución, de que no necesito de nadie, no necesito ningún consejo de nadie y Jesús muchas veces nos grita:
Echad la red hacia la otra parte, busquen en otro lugar, busca de otro modo, confía más en mí.
Eso es lo que nos quiere decir hoy en el evangelio.
BUSCAR CON FE, BUSCAR DE OTRO MODO
Señor, Tú nos quieres decir eso, buscar con fe, con oración, buscar con otro modo y así encontraremos la solución, Tu solución, lo que Tú quieres para nosotros.
Ahora seguramente muchas personas discuten quién puede ser el mejor candidato para hacer el Papa, mejor este o mejor el otro, este es muy político, este no no entendería muy bien a la generación actual de jóvenes, este no es de la línea del Papa anterior, o no es de la línea de tal Papa, este estuvo antes en este cargo y en esta oficina.
Qué estamos haciendo nosotros ahora, rezar por el nuevo Papa que nos va a decir: vamos a pescar y todos vamos a pescar con él y ya.
Para él, Tomás y todos los apóstoles, todos los cristianos, todos tus hijos Señor iremos a pescar con el nuevo Papa, confiemos que el Papa que va a elegir el Espíritu Santo y los cardenales, confiemos que pueda escuchar de Jesús:
“Echa la red a la derecha de la barca”,
eso es lo más importante, que sea un hombre de oración, que sea un hombre de Dios.
Bien, vamos a pedirlo pedimos en este momento.
La segunda parte del evangelio cuenta la confesión más bonita de san Pedro, Jesús ha resucitado, es El que les dice tire en la red a la derecha, san Juan reconoce a Jesús y san Pedro se tira al mar, nada, alcanza la orilla y empieza esa conversación con Jesús.
SEÑOR, TÚ SABES QUE TE QUIERO
Vamos a pensar mientras que leo el evangelio, pensemos en el Papa que va a escuchar esa pregunta de Jesús, cuando sea elegido seguramente esa será una de las preguntas que vengan a su memoria, a su corazón, a su alma:
“Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?
Pedro le contestó: sí Señor tú sabes que te quiero, Jesús le dice: apacienta mis corderos.
Por segunda vez la pregunta: Simón hijo de Juan ¿me amas?
él contesta: sí, Señor tú sabes que te quiero.
Él le dice: pastorea mis ovejas,
Por tercera vez le pregunta: Simón hijo de Juan, ¿me amas? ¿me quieres?
se entristeció Pedro porque le preguntara por tercera vez, ¿me quieres? y le contestó: Señor, Tú conoces todo, Tú sabes que te quiero”.
(Jn 21 15-17)
Qué confesión tan hermosa, Señor, podemos hacer nosotros, tus hijos, tus criaturas.
Señor, Tú lo conoces todo, Tú sabes que te quiero, Tú sabes que te amo, a pesar de miserias, de mis faltas, de mi debilidad, me amas y san Pedro escucha: apacienta mis ovejas, es como si Tu Jesús quisieras que el amor consista no en quererte a Ti, sino en querer a los demás.
Tú no quieres recibir los frutos de ese amor, quieres que sean los demás, quieres que sean tus ovejas.
Qué pregunta esta de Jesús: ¿me amas?
Por ahí salió hace poquitos días el segundo libro que le sigue a la “Entrevista a Jesucristo”, un libro buenísimo que escribió el padre Luis Miguel, ya salió la segunda parte, que ya no son las preguntas que le hacen a Jesús, sino a las preguntas que Jesús formula, “¿Quién dices que soy yo?” Ese es el título del libro.
Bueno pues ahí vale ahí salen varias varias preguntas, yo no sé si sale esta pregunta, tengo que avanzar una lectura, pero esta es una de las preguntas más conocidas de Jesús, la pregunta de san Pedro: ¿Me amas?.
¿ME AMAS?
Porque el amor no puede ser como una cosa intimista, meramente sentimental sí Jesús yo te amo con todo mi corazón y con toda mi alma.
El amor se debe expresar en el servicio a los demás, en hacer el bien al prójimo.
Tú le puedes Jesús preguntar a un papá o una mamá: ¿me amas? y ese papá o esa mamá puede responder: sí Señor te amo y te amo en mis hijos, porque los cuido, porque los formo, porque quiero que cuiden de su alma.
A los que trabajan: ¿me amas? claro, ese que trabaja puede responder: sí Señor, te amo y por eso pienso cada día cómo te puedo amar más en el trabajo, sirviendo a los demás, haciendo un trabajo alegre, silencioso, para servir.
A nosotros los sacerdotes: Tú nos puedes preguntar: ¿me amas? y que los sacerdotes podamos responder: sí Señor escuchando a las personas, consolando al que está triste, animando, empujando a la gente, estando cerca de quien sufre, orando, sosteniéndolos con la oración.
A una persona que ha recibido una ofensa, Jesús le puede preguntar: ¿me amas? y esa persona tendría que responder: Señor te amo, porque perdono.
Pues Jesús, que Tú me puedas preguntar muchas veces: ¿me amas? a lo largo del día, a lo largo de la jornada, en las circunstancias de mi vida y que yo te pueda ir respondiendo, no con el sentimiento sino con obras de cariño y de servicio a los demás.
Sí señor te amo, Jesús te amo.
RECEMOS POR EL PAPA
Bueno pues vamos a rezar por el Papa, para que al escuchar esa pregunta de Jesús cuando lo elija Papa y pase al cuarto de las lágrimas y se revista con esa sotana blanca por primera vez, pueda responder: sí Señor te amo y voy apacentar a la grey, voy apacentar a las ovejas, voy apacentar a los católicos, a los cristianos, a todos los hombres.
¡Qué maravilla! saber que para eso recibirá la gracia de Dios.
Bueno quiero terminar este ratito de oración, con la oración colecta que se reza en la misa, “Pro eligendo Papa” para elegir al nuevo Papa, es una misa votiva que seguramente muchos sacerdotes hemos celebrado en estos últimos días.
Oh Dios Pastor eterno, que gobiernas a tu grey con protección constante, te rogamos por tu misericordia infinita, que concedas a la Iglesia, un pastor que te agrade por la santidad y nos ayude con vigilantes solicitud.
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