ESCUCHA LA MEDITACIÓN

DESDE ROMA EN EL JUBILEO DE LOS JÓVENES

Los primeros días de la semana del Jubileo de los jóvenes, desde Roma. Todo para Jesús. Ser testigos de esperanza en la vida ordinaria. Comunicar paz con nuestra vida. Salir al encuentro con los demás. Ser sal y luz de la tierra.

Comenzamos este momento de oración, les puedo contar que estoy grabando esta meditación en Roma, en pleno desarrollo del Jubileo de los jóvenes. Una gran alegría estar aquí, tan cerca del Papa, en el corazón de la cristiandad.

Como siempre, alegra y sorprende experimentar la universalidad de la Iglesia. Hay una gran cantidad de grupos de jóvenes. Los más numerosos diría yo que son los de Europa. Según lo que he visto, de Francia, de España, de Portugal. Sin embargo, también hay delegaciones de muchos lugares del mundo.

En lo más inmediato, Puerto Rico, Ucrania, Polonia… y muchos otros países. Algunos se distinguen por los pases del Jubileo de los jóvenes, que tienen su nombre y ponen también su país. Y otros, sin duda, por sus banderas y por sus lenguas.

En Roma hace bastante calor, aunque gracias a Dios hay un viento que surge de vez en cuando y que permite descansar con cierto agrado a la sombra.

Escribo esta primera parte de la meditación en las escaleras de la Basílica Mayor de San Juan de Letrán, rodeado de jóvenes y de muchos idiomas. Recemos mucho por los frutos del jubileo.

En estas ocasiones se experimenta la universalidad de la Iglesia de un modo muy especial, muy particular. ¿Cuántos carismas del Espíritu Santo? ¿Cuántas personas comprometidas con Jesucristo y con la fe?

Muchas de ellas jóvenes, otras un poco más mayores que acompañan a los jóvenes. Una oración especial también por todos esas personas más grandes: padres, formadores, quienes han recibido el don del celibato, de la virginidad para cuidar y atender a muchos. También los encomendamos al Espíritu Santo para que puedan ayudar a todos los jóvenes que vienen con ellos.

NOS UNIMOS AL PAPE LEÓN

La actividad principal del Jubileo será el sábado por la noche, en esa vigilia en la que acudirá, según está previsto, el Papa y la misa con el Papa León el domingo por la mañana.

Esta meditación la tengo que grabar un poco antes por motivos de fecha, pero dejaremos esos otros eventos para más adelante.

Junto con la alegría, con el entusiasmo, se nota también en los jóvenes el cansancio, por esas largas caminatas, por esas filas, por las visitas a las grandes iglesias. Recemos para que todo esto dé un gran fruto espiritual. Que los jóvenes puedan hablar con Jesús con confianza, como también queremos nosotros conversar con él en este rato de oración.

Nos unimos al Papa León, a su oración, también estará rezando por todo esto.

Pensamos en ti Jesús, pensamos en Dios Padre, en Dios Espíritu Santo, que están mirando a los jóvenes del Jubileo, pero también te están mirando a ti, aunque no estés en Roma en este momento. Porque igualmente vivimos todos el Año Jubilar en el lugar en que nos encontremos, sacando adelante nuestra vida cristiana con fe.

Pidamos mucho por la acción del Espíritu Santo entre los jóvenes que son el futuro de la Iglesia.

«USTEDES SON LA SAL DE LA TIERRA»

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El Papa León apareció por sorpresa luego de la misa inaugural del Jubileo de los jóvenes que celebró el cardenal Rino Fisichella y dio un largo trayecto en el Papa Móvil, saludando a los más de 120.000 participantes en esa celebración de bienvenida.

El Papa habló poco en ese momento, pero sí transmitió, en primer lugar, esta idea del evangelio:

«Ustedes son la sal de la tierra, ustedes son la luz del mundo»

(Papa León, misa de bienvenida, Jubileo de los jóvenes, 29 de julio, 2025)

Como es natural, estas palabras del evangelio no son sólo para los jóvenes, sino para todos nosotros. Aunque, pedimos también gracia, especialmente para ellos, para que lo tomen muy en serio, porque en esa etapa de su existencia es donde van dirigiendo su vida hacia la misión que Dios les ha confiado.

Por de pronto, nosotros en este rato de conversación con Jesús, contigo Jesús, podemos pensar: ¿soy yo sal de la tierra en el lugar donde me encuentro? ¿Doy sabor cristiano a todo lo que hago, al trabajo, a la familia, a la relación con los amigos o con las amigas? ¿Doy luz con mi oración, con mi ejemplo, con mi palabra, con mi alegría?

No se trata necesariamente de que sea como esos jóvenes franceses que venían ahora en el metro, venían cantando canciones muy alegres, sino como siempre, en lo ordinario, en lo cotidiano. La idea es que el Jubileo se note, el Jubileo de la esperanza, en la vida corriente.

«TODOS POR JESUCRISTO»

Otra idea que el Papa le decía a los jóvenes es que todo sea para Jesús, incluidos esos primeros gritos, esos primeros vítores de alegría. Decía el Papa:

“Hoy sus voces, su entusiasmo, sus vítores, son todos por Jesucristo. Deseo que se escuche hasta en los confines de la tierra”.

Y como es lógico, llegar a los confines de la tierra, quizás lo hagan los jóvenes cuando regresen a sus propias ciudades, pero el mensaje del Papa es válido también para ti que estás en cualquier lugar, donde estés escuchando esta meditación y podríamos pensar que ese es el confín de la tierra y ahí desea el Papa que se escuche la alegría de todos los cristianos y la esperanza en Jesús.

Por tanto, queremos pedirte, Señor, ilusión, vibración para llevar la esperanza al mundo entero. Tú quieres inspirarnos también a nosotros deseos de paz, de fidelidad, deseo de ayudar en medio de nuestras miserias, considerando nuestras imperfecciones y nuestro interés y nuestro deseo por combatir esos defectos para que se note, a través nuestro, el amor de Dios y lleguemos a ser testigos de esperanza y testigos de paz en el mundo.

Podríamos preguntarnos, ¿soy, a pesar de las contradicciones, de las dificultades, de las molestias, que pueda tener en la vida, un transmisor de paz? Porque el Papa también habló en esa primera jornada de la paz, que sepamos llevar la paz también a todas partes.

«Digámoslo a todos»,

decía el Papa,

«¡Queremos la paz en el mundo! ¡Queremos la paz en el mundo!»

VIVIR CON ESPÍRITU GRANDE

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En estos viajes que son un don de Dios, un regalo de Dios, por un lado, se pueden admirar las bellezas del arte, el ambiente de la universalidad de la iglesia, se pueden también probar algunas comidas ricas, algún gelato en Italia.

Y al mismo tiempo, estos viajes tienen algunas contradicciones, bastante calor, las caminatas, a veces la falta de sueño, el mantenerse de pie… las contrariedades que podemos encontrar en cada día.

Es bonito, aprender a convivir con los demás, a preocuparse de los demás, a estar integrado en el propio grupo. De esto habló un poco el Papa el miércoles en la audiencia general, comentando la escena de la curación del sordomudo que narra san Marcos, que

«Jesús hace un poco de barro, se lo pone en los ojos y le dice: Effatá; es decir, ¡Ábrete!»

(Mc 7, 32-37)

Decía el Papa que nuestra sociedad está un poco enferma de una bulimia de conexiones en las redes sociales, donde la sobreexposición y la confusión emocional provocan que muchos opten por el aislamiento, por el silencio interior.

Jesús sana a este ciego que se abre. Ábrete a este mundo que te asusta, ábrete a las relaciones que te han decepcionado, ábrete a la vida que has renunciado a afrontar.

El Papa nos pide que vivamos, que los jóvenes vivan con espíritu grande, con espíritu de servicio; que todos vivamos de esta manera porque es propio de nuestra fe.

Encomendemos mucho los frutos, te lo pedimos Señor, se lo pedimos al Señor ahora, uniéndonos a las actividades que vienen en el Jubileo para que de verdad muchos jóvenes sean protagonistas de la vida de la Iglesia, que eso es lo propio de todo cristiano.

Que acompañen a Jesús, que acompañemos todos al Señor muy de cerca para llevar la alegría del evangelio a todas partes, con el testimonio de nuestra propia vida, que deseamos que sea una vida santa.

Y para eso, nos encomendamos también a la Virgen, a María, que cumplió en sí misma todos estos grandes sueños de Dios. Que ella nos ayude y ayude a los jóvenes del Jubileo.


Citas Utilizadas

Num 11, 4-15

Sal 80

Mt 14, 13-21

Mc 7, 32-37

Papa León, misa de bienvenida, Jubileo de los jóvenes, 29 de julio, 2025

Reflexiones

Jesús, que sepa vivir con espíritu grande, con espíritu de servicio; que todos vivamos de esta manera porque es propio de nuestra fe.

Predicado por:

P. Cristián

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