«En aquel entonces oyó el tetrarca Herodes la fama de Jesús y les dijo a sus cortesanos: — “Éste es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él esos poderes”.
Herodes, en efecto, había apresado a Juan, lo había encadenado y lo había metido en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla”. Y, aunque quería matarlo, tenía miedo del pueblo porque lo consideraban un profeta.
El día del cumpleaños de Herodes salió a bailar la hija de Herodías y le gustó tanto a Herodes, que juró darle cualquier cosa que pidiese. Ella, instigada por su madre, dijo: — “Dame aquí, en esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció, pero por el juramento y por los comensales ordenó dársela. Y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron su cabeza en la bandeja y se la dieron a la muchacha, que la entregó a su madre. Acudieron luego sus discípulos, tomaron el cuerpo muerto, lo enterraron y fueron a dar la noticia a Jesús»
(Mt 14, 1-12).
La hija de Herodías… Leyendo esto pensaba: ¡qué peso tienen los jóvenes! Siendo jóvenes pueden mover la historia del mundo para bien o para mal. No son el futuro, sino el presente.
“Ustedes, queridos jóvenes, ustedes son el presente. No son el futuro. Ustedes, jóvenes, son el ahora de Dios”.
Así lo decía el Papa Francisco a los jóvenes en la JMJ en Panamá:
“Ustedes jóvenes, deben pelear por su espacio hoy, porque la vida es hoy, nadie te puede prometer un día del mañana, tu vida hoy es hoy, tu jugarte es hoy, tu espacio es hoy. ¿Cómo estás respondiendo a esto?”
Las Herodías del mundo lo saben, por eso intentan manipularlos, a los jóvenes. Quieren hacerles creer que las fiestas consisten en bailes impúdicos o provocadores y en la falta de medida en el comer y en el beber; como se ve que le pasa a Herodes, porque para hacer esa promesa, me parece obvio que estaba pasado de tragos o cegado por la sensualidad… pobre Herodes, da pena.
Es más, para anestesiar las conciencias se suele sugerir que estas cosas sucedan de noche. Como si la oscuridad pudiera esconder la bajeza de lo que se hace.
LA VIDA SIN CRISTO
“Gran parte de esos ambientes nocturnos en que se mueven nuestros jóvenes son, verdaderamente, mundos sin Dios, en los que el hombre se queda a solas con sus recursos y busca en ellos el sucedáneo de la felicidad, la anestesia que adormezca el dolor del alma separada de su Creador.
Es verdad. Para muchas personas, la vida sin Cristo no constituye un tormento insufrible. Al menos, así lo parece. Desgraciadamente, también es verdad que muchas de estas personas jamás conocieron a Jesús de Nazareth y esto les ha permitido habituarse a la oscuridad como aves de la noche. No soy quién para juzgarles y menos aún para condenarles. Desde luego, yo quisiera que todos ellos conocieran la luz inmensa que brota del Hijo de Dios hecho carne y ojalá pudiera o supiera gritarlo más fuerte, con un grito que desgarrara cielo y tierra”
(La Resurrección del Señor, José-Fernando Rey Ballesteros).
Este mismo autor comenta de la escena que leemos hoy lo siguiente:
“Herodes era un idiota; nada más. Su persona era como su reinado, una pantomima, una caricatura burda y soez de lo que había supuesto ser rey en Israel. Más bien tetrarca que rey (aunque la Escritura le asigne piadosamente este título), era realmente un bufón que jugaba a ser grande y que vivía rodeado de lujo. (…)
El demonio jamás tuvo que esforzarse con él: era tan débil, tan esclavo de sus pasiones, que a satanás le bastaba con sentarse y aplaudir. En la muerte de Juan el Bautista, la verdadera artífice e instrumento del maligno había sido Herodías, su concubina, quien conocía bien el modo de manejar a un hombre como ése. Herodes sentía, incluso, cierta simpatía por Juan y, aun teniéndolo encarcelado, bajaba al calabozo y lo escuchaba con gusto (Mc 6, 20).
A continuación, tras aplaudir el sermón, de allí subía a la alcoba de Herodías a perpetuar su pecado. (…) Cuando el demonio marcó la hora, Herodías supo perfectamente lo que tenía que hacer: le bastó con atiborrarlo de vino y enviar a su hija para que excitase sus pasiones. Herodes fue un muñeco en sus manos”
(Cristo en su Pasión, José-Fernando Rey Ballesteros).
JÓVENES MARIONETAS
Qué pena da Herodes, qué pena da Herodías y qué pena da la hija de Herodías que es pieza clave en este relato. Ella, en su juventud, es marioneta de una madre perversa.
Qué pena dan los jóvenes marionetas; marionetas de las Herodías de la vida. No sólo de los que les sugieren perversiones en esas supuestas fiestas nocturnas, sino también de quienes les mueven de acá para allá a través de posts, reels, mensajes, videos…
Ese es el ambiente de la fiesta de cumpleaños de Herodes, ambiente de incontinencia, de falta de dominio propio, en el que todos son títeres de sus pasiones… estoy convencido que Jesús no los despreciaba, le daban lástima…
Pocos años después, Jesús será enviado a Herodes por Pilato. Y
“ante Herodes, Jesús no abrió la boca. ¿Para qué? No diremos que lo despreció; no es verdad. Hasta tal punto no lo despreció, que también por él ofreció su vida. El Señor sentía unos deseos inmensos de llorar, porque aquel hombre no había sido creado para eso, ni elegido para eso desde el seno de su madre. La visión de cómo un ser humano, salido de las manos de Dios para reinar con Él eternamente, resulta degradado a tamaña mezquindad llenaba de tristeza el corazón de nuestro Salvador”
(Cristo en su Pasión, José-Fernando Rey Ballesteros).
Que tú y yo no llenemos de tristeza el corazón de Jesús. Que no le hagamos llorar…
La juventud no es excusa, porque joven era Juan, apóstol, cuando Jesús le llamó. Joven era nuestra Madre santa María cuando se le apareció el ángel Gabriel con aquella embajada de parte de Dios, joven era san Josemaría, joven era san Juan Pablo II, joven era santa Inés, esa mártir de los primeros siglos y también santa María Goretti, del siglo pasado y Carlo Acutis y Piergiorgio Frassati, Clare Crockett, joven era Robert Francis Prevost cuando con 14 años decidió ser novicio con los agustinos.
Los jóvenes siguen moviendo la historia del mundo y de los hombres, para bien o para mal. Y sigue habiendo quienes no tienen ningún reparo en divertirse de forma sana y edificante entre los jóvenes.
JUBILEO DE LA ESPERANZA
Estos días en Roma lo estamos viviendo: una fiesta de esperanza en el Jubileo de la Esperanza. He podido participar también en el Jubileo de los misioneros digitales, en el que también participaron muchos jóvenes. El ambiente es de alegría y celebración por todos lados.
Por cierto, aquí los he encomendado ante Carlo Acutis y Piergiorgio Frassati. Dos santos italianos jóvenes que serán canonizados juntos el 7 de septiembre.
En Asís había una cola inmensa para pasar saludando a Carlo. Las monjitas que cuidan el lugar fueron tan amables de regalarme estampas suyas y las pasé por su tumba.
Piergiorgio (originario de Turín) fue trasladado a Roma estos días del jubileo de los jóvenes a una iglesia muy bonita llamada Santa María Sopra Minerva. Ahí te encomendé también. Y tuve la suerte que el fraile pasara mi crucifijo y rosario por su tumba. Estos jóvenes son un ejemplo para todos los jóvenes.
También creo que te queda claro, he cumplido con mi promesa y he rezado por ti ante los restos de san Josemaría, ante las tumbas de Pedro y Pablo y de tantos otros (porque en Roma descansan muchos santos).
Y todo repleto de jóvenes venidos de todo el mundo. Jóvenes que cantan y bailan mientras hacen cola para entrar a los museos o a las basílicas. Les sacan sonrisas a los meseros en los restaurantes o a la gente en la calle.
Da gusto ver a la Iglesia joven, ver a la juventud de la Iglesia, ver el hoy que se esculpe en tanta gente buena, para bien.
Hoy por la noche voy a estar en Vigilia con el Papa, mañana en la misa con él y ahí te tendré presente, como ya te lo había prometido; ya he cumplido parte de mi promesa y pretendo seguir cumpliendo con la otra parte. No dejes de encomendarme, también a santa María yo te encomiendo.
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