EVANGELIO TESORO DE FE
La Iglesia nos propone para la misa de hoy el inicio del Evangelio de san Lucas, y por lo que allí cuenta, sabemos que la huella que dejó Jesucristo no dejó a nadie indiferente. Muchos quisieron dar a conocer lo que habían visto y oído de primera mano, otros muchos quisieron saber más de Él. El conocimiento de la vida y el mensaje de Jesucristo cambió también la vida del propio Lucas.
Cuando fui a buscar un poquito de biografía de esto, dice el libro que consulté que Lucas era médico gentil. Médico gentil, no porque fuese muy amable, sino porque gentil se refiere a la persona que no es judía. Él se convirtió al cristianismo y decidió poner su grano de arena en esta cadena del Evangelio para que otras almas pudiesen conocer a Cristo.
A mí me sorprende mucho el afán apostólico de san Lucas, porque se tomó todo el trabajo de informarse detalladamente de lo que había sucedido y ponerlo por escrito. Y esto fue un trabajón, porque no es como ahora que uno mete una pregunta cualquiera en el buscador y entonces ya no solamente te sale en las páginas web, sino que te sale ahora una inteligencia artificial que te da un resumen de lo que ha leído en las páginas web y te lanza una respuesta.
DOCUMENTARSE
En aquella época, documentarse era más complicado. Y no solamente el trabajo de documentarse, sino de poner todo por escrito. Incluso, su evangelio terminó siendo el más largo de los cuatro evangelios canónicos. Y todo este trabajo, con tal de ayudar a su amigo Teófilo, y de rebote, también nos ayuda muchísimo a todos nosotros.
Comienza el evangelio así:
“Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos lo transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de su palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, ilustre Teófilo, Después de investigarlo todo diligentemente desde el principio”. (Lc 1, 1-3)
COMPARTIR LA BUENA NUEVA CON LOS AMIGOS
Entonces, ¿cuál es la intención de todo ese trabajo que se está echando encima a san Lucas? La intención no es la simple curiosidad, y él tampoco pretende que sea redactar una biografía de alguien muy famoso. El mismo san Lucas se lo revela a su amigo Teófilo: “para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido”. (Lc 1, 4) Es decir, para que la fe de Teófilo sea cada vez más sólida, más fuerte.
Tantos santos a lo largo de la historia han sentido este mismo impulso apostólico. Han tenido un encuentro con la verdad, con el Señor –contigo, Señor– que les ha cambiado la vida y les ha hecho tanto bien que no pueden quedarse con esa experiencia y necesitan, sienten ese impulso, retransmitirla a los demás, especialmente las personas que más quieren.
Es lo que sucedió, por ejemplo, con Felipe (que luego será san Felipe): su encuentro con Jesús, como lo narra el Evangelio de san Juan, le hace ir también a donde está su amigo Natanael para extenderle una invitación. Le dice:
“Ven y verás”. (Jn 1, 46)
TESORO HEREDADO
En el caso de san Lucas, su Evangelio se data alrededor del año 80 por lo que no tenía esa misma oportunidad de presentarle a su amigo Teófilo a Jesús directamente. Por eso se propone enterarse él primero de todos los detalles de la vida y la enseñanza de Jesús, y después poner todo ordenadamente por escrito para que su amigo Teófilo pueda sacarle de todo el provecho. Y como dice él explícitamente, para que su fe sea cada vez más sólida.
Ahora, ¿tú y yo podremos ser más como san Lucas? Obviamente yo creo que sí, porque se suele decir que la formación no termina nunca. Nuestra cabeza no es como la de una nube infinita de almacenamiento en internet, sino que más bien es como un CD.
O para los que tienen cierta edad, el ejemplo sería más bien que nuestra cabeza es como un disquete: el espacio es limitado y a medida que vamos almacenando información allí en nuestra cabeza hay otras cosas que se van olvidando. Por ejemplo, yo vivo olvidando cosas que en principio debía haber aprendido; me las aprendí en su momento, pero ¡se me olvidaron! Y creo que no soy el único. Con mayor urgencia hay que estar conscientes de esto cuando se trata de verdades de la fe y de la vida de alguien a quien queremos amar sobre todas las cosas.
CONOCER MEJOR PARA QUERER MÁS
La formación en la propia fe, la formación en el conocimiento de la vida de Jesucristo no termina nunca. Hay un adagio latino que reza: nihil volitum nisi precogitum. Nada se puede desear si primero no ha sido conocido. Y en el caso de Dios, esto tiene todo el sentido del mundo, porque mientras más conocemos a Dios es más fácil amarlo.
Por eso, tú y yo, ¿qué tan en serio nos tomamos esto de conocer más a Dios? ¿Cuáles son esos medios que tenemos a nuestra disposición para conocerlo más? Bueno, empezamos ahora con san Lucas, y ese es un medio especialísimo. Tenemos las Sagradas Escrituras, que de hecho son Palabra de Dios. Podemos imaginar que son como las cartas de amor entre dos personas que se quieren muchísimo (Dios y cada uno de nosotros).
Entre esas líneas se esconden los rasgos de la otra persona que atraen, cautivan, que dan seguridad en la elección. Esto es precisamente lo que se propone san Lucas con su Evangelio. Y por eso, tú y yo, cuando nos proponemos leer el Evangelio,
ILUSIÓN POR CONOCER NUESTRO TESORO
¿qué disposición tenemos en el corazón cuando decimos que vamos a dedicarle todos los días un rato a la lectura meditada del Santo Evangelio o de la Sagrada Escritura en general? ¿Será que voy con la disposición, con la ilusión de conocer y, por lo tanto, de querer cada vez más a Dios? ¿Vivimos con orden y con puntualidad esta costumbre de meditar la lectura del Evangelio? ¿Hacemos el esfuerzo por aislar el ruido exterior e interior para poder escuchar más fácilmente lo que Dios quiere decirnos?
Ahí tenemos unas preguntas para hacer examen muy breve y para poner propósito de mejora. Pero, además, a Dios lo conocemos a través de los sacramentos, porque ahí entramos en contacto, por ejemplo, con su infinita misericordia y con su sabiduría cada vez que nos acercamos al sacramento de la confesión. A Dios también lo tocamos: ese es un roce con alguien a quien recibimos en la Sagrada Comunión en cada Eucaristía. Y así nos asombramos cada vez de esa cercanía de Dios.
Los católicos tenemos esa obligación de querer a Dios y para querelo, conocerlo. Conocer más nuestra fe porque si no Dios terminará siendo un grandísimo desconocido. Tenemos la fortuna de contar también con las enseñanzas de la Iglesia, que nos dan todo como más “masticado”, todo más fácil. Tenemos también las vidas de los santos, que han sido grandes enamorados de Dios y que a veces han llegado a ese conocimiento de Dios más rápido que los teólogos, precisamente porque han tenido ese impulso del amor. Pero igual se tuvieron que esforzar por cultivar la propia fe.
MAGISTERIUM.COM
En el colegio que habitualmente atiendo espiritualmente, es sumamente frecuente que vengan los muchachos de todas las edades a preguntar más o menos las mismas dudas de fe: Padre, ¿es pecado hacerse un tatuaje? Padre, ¿qué pasa si se me olvidó que no podía comer carne un viernes de Cuaresma? Padre, ¿la hora del ayuno antes de la misa es hasta que empieza la misa o hasta el momento de comulgar? O una que siempre pregunta: Padre, ¿será que mi mascota va a ir al cielo?
Yo antes me armaba de paciencia y daba las mismas respuestas una y otra vez. Pero eso se acabó, porque ahora tengo una herramienta –esto es publicidad– y les paso el link a los muchachos de esta inteligencia artificial que se llama Magisterium -se puede consultar en magisterium.com– y les digo a los muchachos: Mira, esa pregunta que me acabas de hacer, ahora se la vas a hacer a la inteligencia artificial. Es una inteligencia artificial “católica” que, además, te dice de qué documento se inventó la información.
Por lo tanto, ahora trabajo menos. Bueno, trabajo menos en parte, porque la obligación de seguir estudiando se mantiene. Un cristiano no puede pretender vivir el resto de su vida con las rentas de las catequesis de la Primera Comunión.
SAN JOSEMARÍA DECIA BIEN:
“Urge difundir la luz de la doctrina de Cristo. Atesora formación, llénate de claridad ideas, de plenitud delmensaje cristiano, para poder después transmitirlo a los demás. –No esperes unas iluminaciones de Dios, que no tiene por qué darte, cuando dispones de medios humanos concretos: el estudio y el trabajo”. (Forja 841)
En el fondo, san Josemaría nos dice: Mira, fórmate para que puedas dar luz a los demás. Fórmate con las herramientas que Dios pone a tu disposición. Pero recordemos que no se trata aquí de ser unos simples “eruditos de la Biblia”. Hay gente que participa incluso en olimpiadas de la Biblia.
No es tanto eso. Tampoco se trata de memorizar argumentos para convencer a los demás y ganar todos los debates. Eso, en todo caso, será una consecuencia de la buena formación.
De lo que se trata, en primer lugar, es de conocer cada vez más a quien queremos amar cada vez más. Y como san Lucas, de querer tanto a los demás como él quería a su amigo Teófilo, que queramos su bien. Y el mejor bien que tenemos para darle a esas personas que queremos, es Dios, es la fe en Jesucristo. Es fe que da solidez a la propia vida, como buscaba san Lucas para su amigo Teófilo.
Deja una respuesta