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P. Juan Carlos

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CONFIANZA EN SANTOS

“La confianza y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor”. Estas palabras tan contundentes de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz lo dicen todo, resumen la genialidad de su espiritualidad.
La confianza plena, que se vuelve abandono con el Amor, nos libera de los cálculos obsesivos, de la constante preocupación por el futuro, de los temores que quitan la paz.

La Iglesia nos presenta hoy el Evangelio de san Marcos, donde Jesús nos habla del Reino de Dios comparándolo con un hombre que siembra una semilla en la tierra.

La semilla germina y crece sin que el hombre sepa cómo, pues la tierra produce primero un tallo, luego espiga y finalmente grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, el hombre cosecha.

Esta parábola es la primera de dos que recoge; la otra será la de la semilla de mostaza que la hemos comentado ampliamente.

Esta parábola de esa semilla que va dando fruto en una tierra que es la que le provee todos los nutrientes, nos enseña que Dios es quien hace crecer la planta, quien nos salva sin que sepamos nosotros cómo es.

Y esa es la mejor forma de definir la esperanza, porque la esperanza es la certeza de que está obrando Dios en nuestra vida, incluso cuando no lo vemos.

Esperanza, una esperanza que a todos los santos siempre les ha conmovido.

“La confianza y nada más que la confianza puede conducirnos al Amor”.

Estas palabras tan contundentes de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz lo dicen todo también. Resumen esa genialidad de su espiritualidad.

“La confianza y nada más que la confianza puede conducirnos al Amor” …

La confianza plena que se vuelve abandono en el Amor que nos libera de los cálculos obsesivos, de la constante preocupación por el futuro, de los temores que quitan la paz.

Santa Teresita del Niño Jesús fue una gran enamorada del Señor. Recordemos que murió a los 24 años, pero desde muy jovencita tenía ese contacto tan profundo con el Señor, porque se basaba en esta esperanza que tenía la convicción profundísima de que Dios es capaz de todas las cosas.

MERCEDES REYNA

Recuerdo que hace tiempos leí de una santa; más que una santa, es una mujer que san Josemaría le tuvo bastante cariño, le asistió en sus últimos momentos antes de morir y, de hecho, él mismo preparó los textos que figuran en la estampa para la devoción personal de esta mujer. Se llama: Mercedes Reyna.

Es una chica que nació en La Habana, en Cuba, de una familia profundamente cristiana, pero que se trasladó a Madrid a raíz de la pérdida de Cuba por España.

al amor

Luego, siguiendo el consejo de su director espiritual en esa época -un jesuita-, Mercedes se unió al grupo de señoras que preparaban una congregación que se llamaba: la Congregación de Damas Apostólicas del Sagrado Corazón que había fundado Luz Rodríguez Casanova y que llevaban el Patronato de Enfermos donde san Josemaría estuvo trabajando.

Ella tomó el hábito en la víspera de la Navidad de 1928, cuando san Josemaría acababa de ver el Opus Dei y entregó su alma un mes después, el 23 de enero de 1929 en olor de santidad.

San Josemaría, que era el capellán del patronato, la conoció profundamente en vida y, de hecho, la atendió. Y dejó recogido algo que a mí me parece muy bonito.

OCULTARSE Y DESAPARECER

San Josemaría, hablando de esta mujer, dice:

“Ayer, por primera vez, comencé a ojear un librito que he de leer despacio muchas veces, que se llama: Caminito de Infancia Espiritual, escrito por el padre Martín. Y con esa lectura he visto cómo Jesús me ha hecho sentir, hasta con las mismas imágenes, la vida de santa Teresita.

Hay algo anotado en estas catalinas que lo comprueba. Leeré también Historia de un alma”. (Historia de un alma es el libro que escribió santa Teresita).

“Fue primero Mercedes (Mercedes Reyna) quien hizo que yo comprendiera y admirara y quisiera practicar la síntesis de su vida admirable, ocultarse y desaparecer.

(que será uno de los Leitmotiv de san Josemaría; ocultarse y desaparecer).

Pero este plan de vida, que en ella era consecuencia y fruto sabroso de su humildad íntima y profunda, no es otra cosa, a fin de cuentas, que la médula de la infancia espiritual”.

Aquí dice cómo san Josemaría recibe primero esta idea de Mercedes Reyna y después lo une en su corazón con lo que había leído de santa Teresita.

“Entonces me tomó Teresita y me llevó con Mercedes por María, mi Madre y señora, al amor de Jesús. Y aquí estoy.  Cum gaudio et pace (que es con alegría y paz), siempre he llevado, porque sólo me caigo y me ensucio, camino adelante para creer, para amar y para sufrir.

Que santa María no suelte la cuerda del borrico de Jesús. Amén”

(De los apuntes íntimos de san Josemaría).

CONFIANZA

Pero Señor, es increíble la bondad que tienes y esta forma tan bonita que utilizas para que un santo vaya descubriendo, en la vida de los otros santos, cosas que le ayudan a conectarse más contigo.

Esta esperanza que está detrás de todo; esta necesidad de confiar realmente por completo en Ti.

Por eso, “la confianza y nada más que la confianza puede conducirnos al Amor”. Una confianza que parte de que lo que me sucede, lo que vivo, lo que a veces me toca sufrir, todo viene de ese Padre misericordioso que me ama más que todos los padres a sus propios hijos.

«¿… la madre se olvida de sus hijos? (…) Yo nunca me olvidaré de ti»

(Is 49, 15),

leemos en las Sagradas Escrituras, porque el Señor tiene ese cariño y nos sigue.

Por eso san Josemaría habla de este texto, de ese ocultarse y desaparecer. Porque, ocultarse y desaparecer, que sólo Jesús se luzca; porque, en definitiva, todo nos viene de Dios y todo lo que hacemos también es porque Dios lo permite.

Y todo lo que nosotros damos a otros, como instrumentos, también es porque Dios lo permite.

al amor

“Señor Jesús, queremos ser buenos instrumentos en tus manos, queremos funcionar cada vez mejor, porque estamos seguros de Ti, tenemos esa confianza, esa esperanza gigante. Porque esa esperanza y esa confianza es la que nos conduce al Amor.

Gracias Señor por darnos esa fuerza para seguir caminando. Y que nos dé esa alegría, ese gozo grande y sobrenatural, que nos demos cuenta de que hasta las cosas duras que vivimos, son porque Tú nos permites”.

AMARTE

Hay otro texto de san Josemaría con el que me gustaría terminar esta oración para darle cierre a esta idea de “la confianza y nada más que la confianza es lo que nos mueve al Amor”.

Dice:

“¡Qué alegría! Qué gozo más grande y sobrenatural me ha dado hoy Jesús después de las congojas de ayer, porque ayer sufrí mucho.

Anoche, hasta las once estuve un rato de oración y me acosté con paz. Pero hoy, sin que haya ninguna razón humana, me encontré lleno, rebosante de satisfacción.

¿Qué te he hecho Jesús para que me quieras así? Ofenderte y amarte. Amarte, a eso va a reducirse mi vida.

Cuántas veces han salido hoy estos afectos encendidos de mis labios y de mi corazón”

(De los apuntes íntimos de san Josemaría).

Cómo se nota que en la vida de san Josemaría había este cariño tan grande, este amor y esta confianza profunda en el Señor.

Confianza, Señor, que te pedimos que cada uno de nosotros que está haciendo este rato de oración, hablando contigo, hablando con Jesús, sea realidad en su vida.

Que te tengamos confianza, que veamos siempre esa mano sobrenatural.

Cuando haya alegrías y también cuando haya congojas; cuando haya cosas positivas y, por supuesto, cuando no funcionen bien las cosas, que tengamos esa visión sobrenatural, que todo en esta vida se pasa, todo, todo.

Porque Tú estás al final para esperarnos en el Reino de los Cielos con un gran abrazo. Y ahí veremos todas las cosas como son, porque ahí nos daremos cuenta de que tener esta confianza y nada más que la confianza, nos puede conducir a tu amor, Señor.

Te pedimos nos ayudes a tener cada vez más confianza en Ti. Esto lo ponemos en manos de nuestra Madre la Virgen.


Citas Utilizadas

Hb 10, 32-39

Sal 36

Mc 4, 26-34

Reflexiones

Jesús, quiero ser buen instrumento en tus manos, quiero funcionar cada vez mejor, porque estoy seguro de Ti, tengo esa confianza.

Predicado por:

P. Juan Carlos

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