Hemos oído en el evangelio de la misa de hoy estas palabras:
“Señor, ¿Quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?”
(Lc 9, 54)
como sabremos son palabras que dicen los discípulos del Señor Santiago y su hermano Juan, Santiago apóstol y San Juan, evangelista, son personajes importantes en la historia y que han sido de mucha confianza del Señor y que han sentido efectivamente que han sido maltratados, más que ellos el mismo Jesús.
Entonces están viendo cómo reaccionar para que las cosas puedan nivelarse, para que la gente pueda tener más respeto por el Señor, para que aprendan pues una lección.
“Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?”.
Bueno es evidente que para que esto haya quedado escrito y que lo podamos considerar dos mil años después, tuvo que ser dicho de una manera que quedara en la memoria de los que estaban ahí, lo cuenta esto san Lucas, que no estaba ahí; esto lo ha recibido por tradición o sea se lo han contado los que sí estaban ahí.
Entonces podemos imaginarnos cuál sería el tono, la actitud, no sé la decisión con la que estaban pronunciando estas palabras estos apóstoles, para que quede marcado en la memoria de los que los escuchaban, pero por otro lado obviamente es el Espíritu Santo el que inspira el contenido de la Biblia y por lo tanto, Él ha querido también que conste esta frase aquí ahora y es para nuestra reflexión, es para nuestro bien.
Quién de nosotros no se ha enojado, quién de nosotros no ha querido zanjar a veces una cuestión de una manera clara, poner los puntos sobre las íes.
BUSCAR EL BIEN EN LOS DEMÁS
Todos, de hecho hay una bienaventuranza: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” o sea, los que quieren que las cosas sean como deben ser, bueno ahí hay elogio que Tú mismo, Señor haces a las personas, que efectivamente buscan la rectitud en ellos mismos y a su alrededor.
Entonces ante un maltrato pues quiere aclarar las cosas.
Señor, ¿Quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?” claro nosotros no tenemos ningún poder para poner de esta manera los puntos sobre las ies, diciendo que baje fuego y que baje efectivamente, podemos decir cualquier cosa, pero evidentemente no nos obedece la naturaleza y a veces ni siquiera nosotros nos obedecemos a nosotros mismos.
Esta es nuestra condición real, entonces esta reacción de quienes sí podían decir, al menos creían que podían decir que baje fuego del cielo y que el cielo mandaría fuego es decir, que les parta un rayo, que diríamos nosotros; ellos sí pues porque estaban contigo Jesús qué hacías milagros y ellos habían hecho también algunos milagros porque Tú les concedías eso.
Entonces me parece que lo dicen porque estaban convencidos de que podían hacer esa petición y que el cielo, o sea Dios Padre se los concedería.
Bueno dice aquí: Jesús se volvió, o sea volteó la cara hacia ellos y los regañó, bueno sería un voltear la cara, no violento, un voltear la cara bondadoso y un mirarlos con cariño, porque en el fondo te estaban queriendo ayudar Señor, querían protegerte, cuidarte y este regaño, este reñirlos que cuenta aquí el evangelio también, sería un discurso por decirlo así, unas palabras de aliento, de comprensión, pero de aclaración o sea, no es la violencia el método cristiano.
JESÚS VIENE A ENSEÑAR A AMAR
O sea que Tu Señor no has venido para mostrar reacciones o comentarios violentos, sino más bien de amor, lo contrario.
Entonces esto me parece que nos deja pensando, para ver efectivamente cómo es nuestro carácter, cómo nosotros que somos cristianos, que estamos tratandote Señor, que queremos conocerte, como ese trato va influyendo en que nosotros seamos personas que reaccionamos de buena manera.
San Josemaría hablaba de: ahogar el mal en abundancia de bien, en realidad es una cita del Nuevo Testamento, ahogar el mal en abundancia de bien esto es muy lúcido, es además muy cristiano.
Ves el mal, muy bien pues no hagas otro mal, no generes otro problema, no contribuyas a que el mal crezca, sino abunda en el bien y entonces en vez de reaccionar con violencia y que queden personas heridas por reaccionar con virtud, con serenidad y que queden personas edificadas.
Hay una cita de C S Louis que quizás conozcamos, que dice: “Ningún hombre conoce lo malo que es, hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno”, nadie sabe cómo realmente es uno, hasta que no intenta obrar como Cristo, como los santos.
Cuesta esfuerzo y entonces ahí vemos la distancia que hay entre Dios y nosotros y sigue esta cita: “solo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar por él”.
HA VENCIDO EL BIEN
Bueno esta es una frase súper clara también y que me parece que es muy ilustrativa, la fuerza del mal, enfrentarlo, no dejándome llevar por el mal, sino enfrentarlo con el bien, esto es lo que Tú has hecho Señor y claro y el mal te ha llevado la cruz, pero después Tú has vencido.
Ahogar el mal en abundancia de bien.
Vamos a sacar este propósito ante las cosas que nos mueven a protestas, a quejas o a pues desear el mal, vamos a mirar a Cristo que desde la cruz reza por quienes lo crucificaron y a los pies está su Madre que hace lo mismo, no los maldicen, no los miran con mirada vengativa, no los odia, Ahogamos el mal en abundancia de bien.
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