Una vivencia con Santa Teresa de Ávila

En 2022 escribí el artículo Santa Teresa de Ávila, ¡ayúdanos a mudar de vida! Conté en ese momento que la reacción cuando dije que escribiría sobre esta santa fue de desaliento. Me dijeron cosas como:

Es muy difícil leer sus escritos.

Su libro de Las moradas es muy complicado.

Tienes que conseguirte a un cura carmelita que te ayude a entenderla.

Sin embargo, me dispuse a lograrlo y disfruté escribir ese artículo ya que conocí la vida de una santa que nos enseña que es posible mudar de vida por amor a Dios. Aquí te dejo el link por si lo quieres leer.

Otro encuentro con Santa Teresa de Ávila

Hace un año tuve otro encuentro con ella: la dicha de poder visitar el Monasterio de la Encarnación de Ávila, uno de los lugares más ligados a la vida de Santa Teresa.

Mi esposo, mi hijo y yo estábamos visitando a una pareja de amigos en Madrid y el plan era recorrer con ellos lugares que quedaran a no más de dos horas de distancia. Al ver que uno de esos era Ávila enseguida dije que quería ir. Gracias a Dios ellos estuvieron de acuerdo así que organizamos la ida.

El monasterio de La Encarnación

Era un precioso día de noviembre, y las hojas de los árboles resplandecían en diversas tonalidades de naranja. Nos detuvimos frente a una construcción de piedra blanca, con una pequeña plazoleta en el frente que tenía en el medio una cruz de piedra. Allí se veía un sencillo banner horizontal con la imagen de Santa Teresa de Ávila.

Durante el trayecto nuestro amigo nos iba contando sobre la vida de Santa Teresa y yo iba a la vez recordando todo lo que leí en el 2022. Nos dijo que se hizo carmelita a los 20 años contra la voluntad de su padre y vivió en este monasterio por casi 30 años, de 1535 a 1562.  En los primeros años sufrió una grave enfermedad que la dejó casi paralizada y la obligó a salir del convento para recibir tratamiento.

Cuando nos bajamos pensé: ¡Casi 30 años viviendo en este lugar y la mayor parte del tiempo como monja de clausura! Con ese pensamiento entré a hacer el recorrido.

El recorrido

Cuando nos llevaron a la celda de la santa me emocioné. Vi un espacio sencillo y me la imaginé en largos ratos de oración. El guía nos dijo que allí había experimentado visiones y éxtasis místicos. Reliquias y objetos evocan cómo ella vivía. Su hermana menor, al quedar sola después de la muerte de su padre, se fue a vivir con ella, y por diez años compartieron la celda hasta su matrimonio.

El coro y la iglesia, donde se ven las rejas de clausura, resultaron impactantes. Y más cuando nos explicaron que todavía hay monjas de clausura que viven allí, que asisten a misa y entonan canciones.

Otra parte del recorrido fue visitar el Museo Teresiano, los claustros y la sala Capitular. En el Oratorio de la Transverberación nos explicaron, según la tradición, cómo ocurrió el éxtasis de Santa Teresa, una experiencia mística que ella misma relató: un ángel se le apareció con un dardo de fuego en la mano y le atravesó el corazón varias veces. Santa Teresa describió que no era un dolor físico sino un sufrimiento espiritual cargado de amor que la unía profundamente a Dios.

La vida en el Convento

El guía nos explicó que la mayor parte del tiempo Santa Teresa de Ávila estuvo como monja de clausura, aunque la vida en La Encarnación no era del todo estricta: había mucha entrada y salida de visitas, lo que la llevó a distraerse y a sentir que no alcanzaba la profundidad espiritual que buscaba. Allí Santa Teresa luchó entre distracciones y búsquedas espirituales, pero también fue el lugar donde maduró su vocación mística y escribió sus primeras obras.

Nos explicaron que ese contraste entre su vida interior y la vida relajada del convento le hizo comprender la necesidad de una reforma.

Eduardo Sanz de Miguel, en su libro De la rueca a la pluma. Enseñanza de Santa Teresa de Jesús para nuestros días, escribe sobre esta convivencia en el monasterio.  Explica el autor que los monasterios se convertían muchas veces en residencias de señoritas a quienes sus padres no les habían conseguido un marido conforme a su condición y eran obligadas a permanecer allí. También iban hijas rebeldes que no podían ser controladas por sus padres, entre otras. Por tanto, convivían mujeres solteras y monjas.

Los sentimientos de Santa Teresa

Estando en ese lugar entendí los sentimientos que embargaban a Teresa durante esos años en el monasterio que la llevaron a concebir su proyecto de fundar conventos más pequeños, austeros y dedicados al recogimiento. Ella lo que quería era estar en completa comunión con Dios.

En 1562, con licencia, salió de allí para fundar el Convento de San José en Ávila, la primera casa reformada de las carmelitas descalzas.

A medida que íbamos recorriendo el lugar yo sentía mucha paz, la misma paz que siento cada año que voy a mi retiro de fin de semana. Durante el retiro no hay visitas, no hay televisión, no hay distracciones… son tres días para estar conmigo y con Dios.

Santa Teresa luchó por tener ese recogimiento en el monasterio. No le gustaban las distracciones, pero en términos prácticos vivió un permanente retiro por 27 años en ese lugar, donde llegó a encontrar una paz y una alegría que la embargaban.

¿Podría yo vivir así, en un permanente retiro? Es una pregunta que todavía después de más de un año sigue rondando mi mente.

Mi vivencia en el monasterio

Lo que sí puedo decir es que estar en un ambiente de recogimiento, de entrega a Dios, a la oración, a tu vida interior, trae una felicidad que brota de muy adentro.

Hace unos años no hubiera podido siquiera imaginarlo. No hubiera dicho esto. Pero ahora que cada vez profundizo en mi vida espiritual, puedo apenas atisbar la felicidad que Santa Teresa experimentaba y siguen hoy experimentando las monjas de clausura que viven allí. Santa Teresa decidió vivir así, y cada monja de clausura lo decide libremente.

Interesante es que, en 1571, a petición de sus superiores, regresa como superiora al Monasterio de la Encarnación. Implanta entonces la disciplina reformada y guía espiritualmente a más de 150 monjas. Sin embargo, residía por temporadas en San José, y allí, en plena madurez espiritual, escribe Las Moradas, su obra más profunda, donde describe su camino de unión con Dios

Algo emocionante de ese día fue que mi esposo y mi hijo estuvieron inmersos en el recorrido y la historia que nos estaban contando. Fue sorprendente para mí ver su interés. Fue un día de unión familiar y de recogimiento en un lugar donde nos sentimos todos cerca de Santa Teresa de Ávila.

Que este artículo nos lleve a experimentar la paz que logró Santa Teresa de Ávila en este lugar y a querer que nuestra alma se mantenga en un constante retiro en medio del mundo.