ESCUCHA LA MEDITACIÓN

TRABAJAR POR LO QUE PERMANECE

Jesús nos invita a que busquemos el alimento que nos deja en la Eucaristía.

PONER LOS MEDIOS

Dicen que, “más puede el que más quiere”. Que a veces las cosas no son tanto, que se den las circunstancias, como que uno verdaderamente quiera alcanzar algún objetivo, algo que se propone.

Y pienso que es algo que lo vemos cotidianamente en cuestiones, quizá de nuestro trabajo, trabajar en cosas que uno quiere que salgan, o que salgan bien y pone un esfuerzo, se organiza. 

O también, si uno organiza un plan, quiere que salga algún tipo de excursión o de descanso, o algo que hace con amigos. 

También uno puede programar, poner los medios, o algo que hacemos por otra persona, como trabajar para conseguir un regalo o algo que uno quiere comprar, y por ahí busca y consigue el dinero… o muchas cosas.

Realmente somos capaces, cuando nos proponemos algo en serio. 

Y hoy, Jesús, en el Evangelio les decías a los de tu tiempo, que han cruzado el lago para encontrarte, porque se habían saciado con el pan, y van un poco con la intención de conseguir o pan, o quizá quién sabe qué más cosas les podrías dar. 

Y lo que Vos les decís:

«Obren no por el alimento que se consume, sino por el que perdura hasta la vida eterna, el que les dará el Hijo del Hombre». 

Obren, trabajen, hagan un esfuerzo, procuren conseguir y tener como objetivo ese pan que nos darás Vos, Señor. 

SEREMOS JUZGADOS EN EL AMOR

Y bueno, nos podemos preguntar: ¿qué son las cosas que no se corrompen, que duran hasta la vida eterna?, ¿qué es lo que no pasa y lo que no pasa? 

Lo que queda es todo aquello que hagamos con amor a Vos, Jesús, con amor a tu Padre, con amor por Dios hacia los demás. 

Las cosas que hacemos con verdadero cariño, buscando el bien del otro, teniendo una intención que va más allá del propio interés. 

Todo eso, sabemos que permanece, que es lo que queda. Esto es lo que estará presente a nuestro favor el día que nos presentemos, Señor, ante el juicio cuando pasemos de este mundo. 

“Los que te juzgarán al atardecer, te juzgarán en el amor”,

dice san Juan de la Cruz. 

Pero en este contexto del Evangelio, el capítulo VI de san Juan, que nos habla el Señor del Pan de Vida, nos invita a orar, a trabajar, a empeñarnos en alcanzar ese bien, ese alimento: la Eucaristía. 

Y me acordaba de una anécdota que escuché contar de un sacerdote africano, está en África, en un pequeño poblado.

Dice que venía a la misa de los domingos un chico que traía sus zapatos, pero envueltos como en un papel, y él venía descalzo. Además caminaba varias horas para llegar a la misa del domingo. Eran quizá tres horas. Era mucho. 

trabajar

AMOR Y DEVOCIÓN

Este sacerdote le sorprendía y le decía: —¿Y por qué traes los zapatos así? ¿Por qué no venís caminando con zapatos en vez de venir descalzo?

Y él decía que los guardaba porque quería que estén limpios. Los traía para ponérselos durante la celebración de la misa. 

Eran como un signo externo de su devoción, de querer estar bien elegante para participar de la Eucaristía

Y bueno, un ejemplo impresionante. De hecho, ese chico después termina entrando en el seminario y recibiendo el don, el regalo de la vocación al sacerdocio. Después fue sacerdote. 

Quizás sin llegar a un punto tan extremo de caminar tres horas, nos podemos preguntar: ¿qué esfuerzo hago yo por buscar, Señor, ese alimento que Vos querés darnos en la Eucaristía, ahí donde te quedaste? ¿Qué hago por encontrarte? ¿Por quizá pasar un rato en tu presencia, o ir a saludarte, o recibirte, o para ir a la misa del domingo? (…)

 Si ponemos ese mismo afán, ese esfuerzo, esa iniciativa, a veces incluso creatividad, que quizá ponemos en otras cosas que nos interesa. 

A eso nos invitas Vos, Señor, en el Evangelio de este día:

«Trabajen, obren para buscar ese pan que perdura hasta la vida eterna». 

Ese alimento no es lo que pasa. 

CON ESFUERZO Y TRABAJO

Y la verdad que si nos lo decís Vos, Señor, seguramente cualquier esfuerzo que hagamos por encontrarte, por recibir ese alimento espiritual, será algo precioso a los ojos de Dios, como una ofrenda. 

Ahora podemos pensar ¿cuál es mi trabajo, mi esfuerzo, los medios que pongo para aprovecharme de este regalo Tuyo tan grande que nos dejaste, Señor, que sos Vos mismo, que te quedaste en cada Sagrario, que nos esperaste en cada comunión? (…)

Quizá trabajar es un poco lo que decía antes, materialmente llegar hasta donde está el Señor, quizá es preparar nuestra alma para recibirlo, quizás hacernos un tiempo.

Bueno, y si uno dice y la verdad es que hice un esfuerzo, esto me costó, tenía otras cosas que podría haber hecho, no tenía ganas o tuve que hacer un recorrido. 

Quizá eso también nos ayuda a valorar más este don tan grande que es la Eucaristía, que a veces podemos, -y lamentablemente- podemos acostumbrarnos también a darlo como por sentado como algo que ahí está… 

Y ojalá, Señor, no nos acostumbremos nunca, sino que cada vez valoremos más este pan, este alimento de Vida Eterna, este don. 

Quería decir en esta oración de hoy, que seguro lo estamos haciendo, pero al comulgar o muchas veces en el día, qué importante en estos momentos que estamos viviendo, que recemos mucho por el cónclave.

RECEMOS POR EL CÓNCLAVE

Ya va a empezar, pasado mañana, que estemos pidiendo por los cardenales, por la elección del próximo Papa que necesita tanta gracia de Dios.

Y no va a ser igual la elección y su respuesta y la gracia con la que cuente, si los católicos rezamos o toda la Iglesia, incluso quizá quienes no son católicos también, si rezamos, que si uno lo deja como algo un poco anecdótico, como una noticia que no es algo que tiene que ver con nosotros. 

Es de justicia que recemos mucho en estos días. Ojalá que cuando se elija al nuevo Papa, podamos decir que yo ya recé por él, lo quiero, vengo rezando por él y recé. Que ofrecí muchas cosas también por los cardenales, para que fuera el que el Espíritu Santo elija y que cuente mucho con la gracia de Dios. 

Bueno, y antes de terminar, pido también una oración por mí y por los otros treinta y cuatro que nos ordenamos. 

Hoy se cumplen doce años, un día de alegría y de mucho agradecimiento. ¡Así que seamos sacerdotes, como Jesús quiere que seamos!


Citas Utilizadas

Hch 6, 8-15

Sal 118

Jn 6, 22-29

Reflexiones

Señor, te pido por las vocaciones sacerdotales y por los que ya son sacerdotes, para que su vocación permanezca igual de fuerte, llena de amor y docilidad para escuchar la voz del Espíritu Santo así como el primer día.

Predicado por:

P. Juan

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

  1. Que así Sea Padre Juan.
    Felicidades por su vida Sacerdotal y gracias por todo el bien recibido a través de su reflexión

  2. Marta Guadalupe Rodríguez dice:

    Que así Sea Padre Juan.
    Felicidades por su vida Sacerdotal y gracias por todo el bien recibido a través de su reflexión

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?