Estamos celebrando este Martes de la Octava de Pascua, el domingo tuvimos la Resurrección del Señor.
Hoy, ya teníamos una meditación preparada sobre el Evangelio que nos toca hoy, sobre la aparición de Jesús a María Magdalena.
Sobre ese mandato que le hace Jesús a que ella sea mensajera, que lleve el mensaje de la Resurrección de Cristo a los Apóstoles.
PEDIMOS POR EL ALMA DEL PAPA FRANCISCO
Pero justo ayer lunes, nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco y quisimos hacer una nueva meditación.
Porque queremos aprovechar esta ocasión, para animar a todos los que están haciendo este rato de oración con este audio, a rezar especialmente por el alma del Papa Francisco y a pedir por el Papa que vendrá.
Pienso que, en este rato de diálogo con el Señor, en esta oración, podemos en primer lugar, agradecer mucho al Señor, por el Papa Francisco.
Fueron 12 años de grandes frutos para la Iglesia, situaciones difíciles que le tocó enfrentar al Papa, distintas cosas, algunas noticias muy buenas también, todo tipo de eventos en la historia.
Tuvimos el Jubileo de la Misericordia, ahora estamos en el Jubileo de la Esperanza, tuvimos varias jornadas mundiales de la juventud, en Río, en Polonia, en Lisboa.
Hoy tenemos que decirle adiós a este Papa, que ha logrado igual que los anteriores, igual que Benedicto XVI, Juan Pablo II y así hacia atrás.
Cada uno con su estilo, con su modo, unir a todos los cristianos en torno a la figura de san Pedro.
El Santo Padre, el Sumo Pontífice, ha logrado unir a muchos y acercar a mucha gente a Dios y a la Iglesia.
El Papa, en continuidad con sus predecesores, es notable como fue, no solo citando en los discursos, sino también animando a mirar a Benedicto XVI, a san Juan Pablo II, a Juan Pablo I, a Pablo VI y así hacia atrás…
Como el mismo se encargó de beatificar y canonizar a algunos de ellos, y en continuidad con ellos, fue también logrando hacer esos cambios que la Iglesia también necesitaba para el futuro.
NOS PRIMEREA
Pienso que esa cercanía del Papa Francisco, se manifiesta en muchos de sus mensajes. Quería fijarme solo en algunas cosas que nos pueden ayudar en este rato de oración.
El Papa Francisco tenía una gracia, y es que sus frases nos quedaban grabadas, porque eran muy originales.
Cuando escuchamos que Dios “nos primerea”, que Dios nos ama primero, que Dios nos amó primero.
Esa idea que ya está en una de las cartas de san Juan, o sea, es una idea muy antigua, pero que nos llega muy especialmente cuando la escuchamos con esta nueva forma: “Dios te primerea”, Dios te llama, te quiere.
Dios nos ha amado primero, somos hijos de Dios y todo lo que sostiene nuestra vida cristiana es que Dios nos primerea.
El Papa fue el primero en recordarnos continuamente, que estamos sostenidos en el Señor, y por eso podemos salir, por eso si nos sostenemos bien en esa verdad, en esta realidad de que somos hijos de Dios, podemos salir. Podemos estar seguros de que lograremos todo lo que nos pide el Señor.
Ahí, en esa Iglesia en salida, en ese ir a las periferias, el Papa nos animaba a no balconear nuestra vida, a no mirar la vida desde el balcón, desde la casa, mirando por la ventana.
Sino a salir, salir del sofá, salir de la comodidad y jugársela. Que nos juguemos nuestra vida.
Nos daba el ejemplo, a su edad seguía jugándosela por toda la Iglesia, por todos los cristianos.
Él nos decía, quizás nos recordamos de esa homilía en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, que nos miraba a todos los jóvenes, no solo los que estaban ahí presentes, sino también a todos los que lo seguíamos desde nuestras casas.
NO TE QUEDES EN EL SOFÁ
Nos decía claramente: “Dios quiere que tu juegues en su equipo”. Hacía todo este símil entre la cancha de fútbol, entre el partido y la Vida Cristiana.
Decía: Dios quiere que juguemos en su equipo, te llama a ti, y nos apuntaba, a ti, a ti, a ti, a ti…
Dios te necesita, quiere que salgas, que no te quedes en ese sofá, que no te quedes echado, sino que salgas.
Como él salió, como él mismo nos da ejemplo de salir, el Papa viajó por el mundo entero, recorrió muchos lugares visitando a la Iglesia necesitada, porque sabía que Dios contaba con él.
Sabía que Dios contaba con él, que Dios también le decía: te necesito a ti, y salía.
Decía el Papa: Juega para adelante, no te quedes abajo, no te quedes colgado al arco, cuentas con un gran jugador, con el mejor jugador: con Jesucristo.
Por eso mismo, nos animaba siempre a la alegría. A los sacerdotes nos decía que no podíamos tener cara de vinagre, que no podíamos estar como deprimidos.
Que teníamos que demostrar la alegría, y eso no es un llamado solo a los sacerdotes, sino también a cada uno de los cristianos.
Si tenemos un gran tesoro: el Evangelio es alegre, por eso uno de los primeros documentos que escribió el Papa fue: La alegría del Evangelio, Evangelii Gaudium.
Porque el Papa sabía que el mensaje de Jesucristo es un mensaje alegre, un mensaje atractivo, un mensaje que se necesita comunicar a todo el mundo, no solo con palabras sino con una sonrisa y con el ejemplo.
LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
No es fácil, a veces vendrán dificultades y el Papa también lo sabía, nos decía que las bienaventuranzas, que hablan de ese contraste entre la felicidad y las cosas difíciles, son el carnet de identidad de todos los cristianos.
Pero, a pesar de que hay momentos en los que lloramos, momentos en los que somos perseguidos, momentos en los que pasamos hambre, etcétera…
Siempre tenemos razones para estar alegres, porque tenemos al Señor con nosotros, vivimos la alegría del Evangelio.
Aprovechamos este rato de oración, para agradecerle al Papa por todos sus mensajes.
Yo acabo de seleccionar tres o cuatro ideas, que dichas muy rápido nos pueden ayudar para nuestra oración, pero son muchos más los mensajes que en estos 12 años, el Papa nos ha ido dejando.
Vamos a invitarlo también a su amor a Santa María y a San José, y a ellos, a la Virgen santísima y el santo Patriarca, les vamos a pedir especialmente ahora que estamos terminando este rato de oración, por el próximo Papa.
Que ellos se encarguen de que el Papa reciba toda esa gracia de su Hijo, de Jesús, porque la necesita.
Ser la cabeza de la Iglesia no es una tarea fácil, seguramente el próximo Papa lo recibirá con mucha alegría, consciente de esa responsabilidad, asi que desde ya vamos a pedir por él.
Rezamos por el alma del Papa Francisco, para que esté disfrutando junto con el Señor de la gloria, del Cielo.
Y pedimos por el Papa que vendrá, para que sea santo, para que sea muy fiel y muy dócil a lo que Dios necesita de él.