Tras haber dejado Nazaret, donde Jesús no pudo realizar muchos milagros por la falta de fe de sus vecinos, le hemos acompañado, tú y yo, a Cafarnaúm.
Ahí sí que la cosa ha estado intensa. Ha acudido a la sinagoga y expulsado demonios. La gente ha quedado sorprendida.
“Saliendo Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una fiebre muy alta, y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, conminó a la fiebre, y la fiebre desapareció. Y al instante, ella se levantó y se puso a servirles.” (Lc 4, 38-39)
Jesús, Tú te interesas por la salvación del mundo y también de las preocupaciones estas de “andar por casa”. Aunque sea la suegra la que está enferma, Tú vas a curarla…
MILAGRO ES MILAGRO
Y cuando la curas lo haces bien, porque todo lo haces bien. No solo le quitas la fiebre, sino que la suegra en lugar de levantarse y pelear con el yerno ¡se pone a servir! Tal vez Pedro y los demás pensaron: ¡esto si es un milagro!
La verdad es que no entiendo porque tanta mala fama de las suegras, aunque es cierto que tengo poco que decir porque no me ha tocado casarme…
Pero ya, fuera de bromas, milagro es milagro. Y este es uno, pero luego se viene una seguidilla de milagros.
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con diversas dolencias se los traían. Y Él, poniendo las manos sobre cada uno, los curaba. De muchos salían demonios gritando y diciendo: — ¡Tú eres el Hijo de Dios! Y Él, increpándoles, no les dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.” (Lc 4, 40-41)
Este tipo de frases del evangelio me desconciertan. Porque en ellas se nota que hasta los demonios tienen fe… ¡ojo!
El demonio existe y las posesiones y ese tipo de cosas también.
Otra cosa es que las películas ponen cosas como: “desde hace más de 200 años no se realizaba un exorcismo” … ¡Mentira! ¡Mentira! Estas cosas pasan.
Resulta, además, que los exorcismos demuestran que los demonios tienen fe. Con lo que queda claro que la fe no es suficiente, si es que no se traduce en obras…
QUEDA MUY CLARO
Te comparto un relato:
“Mientras Monseñor Pope celebraba en la iglesia de Old St. Mary por el rito de Forma Extraordinaria (en latín antiguo), y justo en el momento de la consagración, estando inclinado hacia adelante con los antebrazos sobre el altar, y sujetando la Sagrada Forma entre los dedos, se oyó una sacudida y un crujir extraño en los bancos delanteros, seguido por un estridente gemido y gruñidos similares a los de un animal. El desagradable sonido no recordaba al que normalmente hace un ser humano, sino al de una fiera de gran tamaño… El sacerdote se preguntó qué podía ser aquello, aunque no levantó la mirada ni se movió, continuando con la cabeza gacha mientras elevaba el Cáliz sagrado. Nuevamente se percibió en toda la iglesia aquel desagradable quejido, y tras unos segundos y ante el estupor de los presentes se oyó una voz profunda y ronca que vociferó: «¡Déjame Jesús! ¿Por qué me torturas?».
De pronto las puertas se abrieron de golpe, y con un estruendo tremendo se volvieron a cerrar violentamente. Los feligreses dieron un respingo en sus bancos…
Unos segundos más tarde todo quedó inundado en un profundo silencio. Los presentes se miraban atónitos y se preguntaban qué podía haber sido aquello. «No quise volverme», relató Monseñor Pope (…) «Pero supe sin ninguna duda, que una pobre alma atormentada por el demonio había visto claramente a Jesús en la Eucaristía, y no había podido soportar su verdadera presencia, que en ese instante se exhibía secretamente ante todos los fieles presentes. Solo el alma poseída por el demonio, fue capaz de verle con los ojos, (tanto del cuerpo como del alma)»”
(Cielo e infierno, verdades de Dios, María Vallejo Najera).
¡Yo creo que queda bastante claro…!
ELLOS LO BUSCAN
Pero bueno, el demonio, por mucho ruido y cosas, no es la contraparte de Dios o su adversario, es, en todo caso, nuestro adversario.
Ante Dios no tiene nada qué hacer. Es una simple criaturita, insignificante.
Porque, que no se nos olvide, estamos hablando de Dios. Estamos hablando con Dios. ¡Qué lógico que todas las gentes no hayan querido que Dios se alejara, que se les escapara!
Eso es lo que se desprende del evangelio porque tras un día y una noche agotadores Jesús por fin duerme, descansa. Pero:
“Cuando se hizo de día, salió hacia un lugar solitario, y la multitud le buscaba. Llegaron hasta Él, e intentaban detenerlo para que no se alejara de ellos. Pero Él les dijo: — Es necesario que yo anuncie también a otras ciudades el Evangelio del Reino de Dios, porque para esto he sido enviado.
E iba predicando por las sinagogas de Judea.” (Lc 4, 42-44)
Los de Cafarnaúm no quieren que se aleje. Lo buscan. Intentaban detenerlo. Ojalá nosotros hiciéramos lo mismo.
POR AMOR, NO POR INTERÉS
Me acordaba de aquella anécdota del santo cura de Ars:
“Durante una misa de Navidad, a media noche, se cantó después de la elevación un himno bastante largo. Según el rito lionés, el celebrante debía, a partir de cierto momento, sostener la sagrada hostia sobre el cáliz hasta el canto del Pater Noster. Entonces, dice el Hermano Atanasio, «le vi cómo miraba aquella hostia unas veces con lágrimas y otras sonriendo. Parecía que le hablaba; después venían las lágrimas y en seguida las sonrisas». Después de la misa, en la sacristía, le pedimos perdón por haberle hecho esperar tanto. «¡Oh!, el tiempo ha pasado sin que me diese cuenta, nos contestó.
–Pero, señor Cura, ¿qué hacía usted cuando tenía la sagrada hostia en sus manos? Parecía estar conmovido. –En efecto. Se me ha ocurrido una idea. Le decía a Nuestro Señor: ¡si supiese que he de tener la desgracia de no veros en la eternidad, puesto que ahora os tengo en mis manos, no os soltaría!»”
(Francis Trochu, El Cura de Ars).
El cura de Ars no lo quería soltar, como los de Cafarnaúm. Pero por amor, por cariño, no por interés…
Porque hay quienes les gustaría “atrapar” a Dios…, para poder hacer uso de Él a su antojo.
Me contaron una vez que en un lugar vendían el “poder de los reyes magos” en spray o “el poder de Dios” en goteros. Para que uno los pudiera usar cuando quisiera. ¡Absurdo!
Así no es la cosa. En esos casos Jesús se aleja. Yo creo que esa es parte de las razones por las que Jesús no se quedaba mucho tiempo en un solo lugar; para que nadie pudiera decir “es nuestro”.
FE TRADUCIDA EN OBRAS
Ahora, en esta ocasión, cuando Jesús se había alejado, ¿a dónde se había ido? A rezar.
Esa es la omnipotencia de Dios. Esa es la fe traducida en obras, en amor: porque rezar, hacer oración, es querer estar largos ratos con quien amo y con quien me ama.
Y esa es la misma omnipotencia que tú y yo tenemos en nuestras manos.
San Josemaría decía:
“La oración es el cimiento del edificio espiritual. —La oración es omnipotente”
(Camino 83).
Pero, nuevamente, es oración por amor. No por interés. Por eso dice, en otro lugar:
“No olvides, niño bobo, que el Amor te ha hecho omnipotente”
(Camino 875).
Acudamos a María, que es omnipotencia suplicante. ¿Por qué? Porque está enamorada de Dios, enamorada de su Jesús.