ESCUCHA LA MEDITACIÓN

MIRA A MARÍA

En los peligros y en las angustias, piensa en María. Ella es la que nos lleva una y otra vez a hacer lo que Él nos diga.

AMARNOS LOS UNOS A LOS OTROS

El Evangelio de hoy es un extracto de san Juan del capítulo XV que nos habla del mandamiento que Jesús nos deja:

«Ámense los unos a los otros como yo los he amado». 

Y después el Señor hace una precisión:

«No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos, y ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando». 

¿Y qué es lo que nos manda el Señor?

«Amarnos los unos a los otros como yo os he amado». 

Esto está claro. Y por eso me parecía que esta mañana, podríamos hacer nuestro rato de oración, pidiéndole al Señor que nos dé ese amor tan grande. Un amor que no tiene medida, que da la vida por los amigos. 

Ver a los demás con ojos de amistad. Cuando uno tiene amistad, ve y procura hablar bien.

En el Opus Dei tenemos una oración que se llama “las preces” y cuando rezamos las preces tenemos una oración para María que le decimos: “pro nobis bona”,que hable bien de nosotros”. Eso hacen los que te quieren,  los amigos hablan bien de nosotros.

Y eso le pedimos a la Virgen en esa oración concreta. Y me parece que es una cosa que a la Virgen, vale la pena pedirle muchas veces también que hable bien de nosotros, que nos ayude a tener esa perspectiva de cumplir los mandamientos de la ley de Dios, para demostrar también que amamos a Jesús. 

ACORDAOS

Otra oración que es hermosísima para la Virgen -aprovechando que es el mes de mayo-, voy a intentar glosarla un poco. Es el Acordaos.

«Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado.

Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos.

Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén».

Con esta oración acudimos filialmente a María Santísima, que es Madre nuestra, en petición de ayuda como hijos necesitados.

Y Señora, te pedimos aquí que nos enseñes a seguir los mandamientos de tu Hijo. Que aprendamos a amar a los demás, como Tú nos amas también a nosotros, tus hijos necesitados. 

En esta oración del Acordaos se nos recuerda que la petición ante la Madre es siempre escuchada.

Cuenta la misma santa Teresa en el libro de su vida, que cuando murió su madre, teniendo a ella unos doce años. Al darse cuenta de lo que había perdido, fue a una imagen de Nuestra Señora y le suplicó que le hiciera de madre. 

Y dejó escrito: «Paréceme que aunque se hizo con simpleza, que me ha valido, porque conocidamente he hallado en esta Virgen soberana, en cuanto me he encomendado a ella, en fin, me ha tomado para sí como hija». 

MIRAR A MARÍA

CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA MADRE

Esto está en el libro de su vida. Y, ¿cuántas personas realmente le ven como madre y le sienten como tal? 

Estaba dando unas pláticas en este mes de mayo a las chicas que están en octavo grado de básico, o sea, tienen doce o trece años. Y les preguntaba a ellas: —¿cómo pueden ser una buena hija? 

Y luego les pregunté, ¿cuáles eran las características de una buena madre?… Para ver si esas características las encontraban en la Virgen. Y me quedé sorprendido de las respuestas iniciales.

…Una buena hija es la que escucha los consejos de su madre, es la que le respeta. 

…Una buena hija es la que le hace caso y la que le cuenta sus cosas. Una buena hija es la que honra.

En definitiva, eran las ideas que más salían entre estas niñas.

Yo, después en mi oración personal, le decía: “Señora, yo hago esto, yo soy buen hijo porque tú eres una excelente madre, pero ¿soy yo buen hijo?, ¿hago como santa Teresa cuenta en este pasaje que te encontró a ti como madre siempre, que cuando necesitaba de tu ayuda acudía con mucha facilidad, con naturalidad? (…)

Vale la pena que nos pongamos a pensar esto: ¿Cómo acudes a la Virgen? ¿Te sientes realmente hijo o hija de la Virgen? (…)

HE AQUÍ LA ESCLAVA…

El Santo Padre, san Juan Pablo II, en una homilía en el Santuario de Guadalupe, le decía a María: “el Hijo de Dios, y a la vez el Hijo tuyo, desde lo alto de la cruz, indicó a un hombre y dijo:

«He ahí a tu hijo».

Y en aquel momento te ha confiado a cada hombre, te ha confiado a todos”. 

“Y tú, que en el momento de la Anunciación, en esas sencillas palabras:

«He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

Has concentrado todo el programa de tu vida. Abrazas a todos los que te buscan y buscas maternalmente a todos los demás” (Palabras de san Juan Pablo II en 1979 en la Basílica de Guadalupe).

Hay que aprender a ir por María hacia Jesús, porque nuestras relaciones son con la Madre del Cielo. Hay también como esas manifestaciones de ser buenos hijos, de acudir a ella para pedirle que hagamos mejor las cosas. 

MOSTRAR NUESTRO CARIÑO

Hablando con las niñas, les decía, —bueno, ¿y cómo podemos ser buenos hijos? Les preguntaba y entonces me dieron otras cosas más sobrenaturales con respecto a la Virgen. 

Me decían: —usar el escapulario del Carmen; tener una imagen de la Virgen en mi habitación; rezar algo del Rosario, tal vez el rosario completo a estas niñas les resultaba demasiado largo; despedirme de la Virgen rezando esas tres avemarías por la noche, intentando dar un beso a la imagen de la Virgen que tengo en mi habitación. 

Me parecían todas buenas formas de manifestar el cariño. Los que consideran ya como superadas las devociones de la Virgen María, no se dan cuenta qu,e es como perder esa humanidad y esa sobrenaturalidad.

Al contrario, que hagamos que nuestro cariño a la Virgen María sea muy humano y muy divino. 

Porque con claridad, dice san Pablo, que tenemos que tener los mismos sentimientos de Cristo en el corazón. 

¿Y cuál es el sentimiento que podemos intuir con inteligencia, que era el más grande que tenía nuestro Señor Jesucristo? El primero, el amor a su Padre, a Dios Padre, por supuesto, pero después de ese, el amor a su madre.

¿Si tenía ese amor a su madre? Y san Pablo nos dice que tenemos que tener los mismos sentimientos de su Hijo Jesucristo. Es lógico que nosotros nos esforcemos por tenerle también más amor. 

MIRA A. MARÍA

PIENSA EN MARÍA…

San Bernardo, en una homilía espléndida sobre la Virgen Madre, nos dice:

“Si se levantan los vientos de las tentaciones. Si tropiezas con los escollos de la tentación, mira la estrella, llama a María. 

Si se agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia. Mira la estrella, llama a María. 

Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María.

Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la cima sin fondo de la tristeza o del abismo de la desesperación, piensa en María.

En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María. Invoca a María. No se aparte María de tu boca. No se aparte de tu corazón.

Para conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su virtud.

No te desanimes. Si la sigues, no desesperes, si la ruegas, no te perderás si en ella piensas y ella te tiene de su mano, no caerás. 

Si te protege, nada tendrás que temer. No te fatigaras. Si es tu guía, llegarás fielmente al puerto si ella te ampara”. 

MIRA A MARÍA…

¡Qué belleza! María es realmente Madre y Madre de misericordia y nos enseña a amar, como he enseñado a todos estos santos a lo largo de los tiempos, a tener ese cariño por su Hijo Jesús. 

Ella es la que nos lleva una y otra vez a hacer lo que Él nos diga, o sea, hacer las cosas que Jesús nos dice.

Vamos a terminar esta oración, pidiéndole al Señor que nos ayude a amar cada vez más a su Madre, para que amemos a Jesús y al prójimo.


Citas Utilizadas

Hch 15, 22-31

Sal 56

Jn 15, 12-17

Reflexiones

Santa María, quiero ser tu hijo fiel, quiero amarte y estar contigo. 

“Si en ella piensas y ella te tiene de su mano, no caerás. Si te protege, nada tendrás que temer”.

Predicado por:

P. Juan Carlos

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