El Evangelio de San Lucas nos presenta hoy la historia de un hombre que era muy rico, que había tenido una cosecha muy importante y que como los graneros no le alcanzaban para guardar todo lo que había cosechado, decide destruir los graneros y construir otros más grandes.
Y entonces lo hace con la actitud de disfrutar de todo lo que en la vida ha ganado en esa cosecha y dice:
“bueno entonces le diré a mi alma: alma ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años, descansa, come, bebe y date buena vida”.
(Lc 12, 19-20)
Todo eso se dice a sí mismo, este hombre que estaba lleno de bienes materiales
«pero Dios le dijo:
Insensato, esta misma noche han de exigir de ti, la entrega de tu alma; ¿De quién será cuando has almacenado?”.
(Lc 12, 20-21)
Esto es lo que sucede al que atesora para sí y no es rico a los ojos de Dios.
LA VIDA EN LA TIERRA ES UN RATITO
La primera cosa que se me ocurre comentar es la existencia de esas personas que viven como si nunca se fueran a morir, piensan, a lo mejor no de una manera explícita, porque nadie es tan inconsciente de pensar que va a ser el único inmortal, pero es hay gente, incluso nosotros podemos vivir durante un tiempito, como con la presunción de que lo nuestro todavía va a durar muchos años más.
Y la verdad es que nunca sabemos cuando nos va a venir el último día.
Entonces qué importante es que nosotros aprendamos a relacionarnos con esos bienes terrenos, que nosotros aprendamos a darnos cuenta de cuál es el valor verdadero de las cosas que hay en este mundo.
CORRECTO USO DE LOS BIENES MATERIALES
La virtud cristiana de la pobreza está vinculada precisamente con eso, con el recto uso de los bienes materiales.
Acerca de la virtud cristiana de la pobreza hay algunos errores.
Algunos piensan que la pobreza consiste en la carencia de bienes materiales, incluso algunos consideran que el tener bienes materiales es en sí mismo ya casi como una injusticia; es injusto que unos tengan tan poco y otros tengan tanto.
Bueno la injusticia no es que haya personas que tienen. La injusticia está en que cuando no se le da a cada persona lo que le corresponde, cuando se le quita al otro lo que le corresponde.
Por eso el verdadero sentido de la pobreza cristiana consiste en el recto uso de las cosas materiales, de manera tal que aquellas personas que tienen más no tienen que estar pensando solamente en su propia comodidad, en cómo la van a pasar, en de qué manera lo van a disfrutar, sino que fundamentalmente tienen que ser conscientes de que los bienes materiales Dios los ha querido para que estén al alcance de todos.
Cuando Dios crea el universo crea un mundo riquísimo, Dios es recontra generoso con todas las cosas que hace. Somos los hombres los que podríamos decir, nos apoderamos egoístamente o usamos los bienes de una manera egoísta, pero la virtud de la pobreza no consiste en no tener bienes, consiste en ser injusto con el uso de los bienes, esa es la falta de la pobreza cristiana.
POBRISMO
A veces a la Iglesia se le acusa de “pobrismo” eso es una palabra que por lo menos en Argentina se está utilizando, algunos acusan a la Iglesia o algunas personas de la Iglesia de ser “pobristas” es decir, como de considerar que lo bueno es la carencia, que lo bueno es no tener bienes materiales.
Esa no es la enseñanza de la iglesia, por el contrario a lo que hace referencia es a ese recto uso de los bienes materiales.
Al Papa también lo han acusado de ser socialista, o de cosas así por el estilo, porque ha dicho que el derecho de la propiedad no es un derecho absoluto, es cierto, el derecho a la propiedad no es un derecho absoluto; esto significa que una persona por el hecho de ser dueña de algo, eso no le da derecho a hacer lo que quiere con sus bienes, no esos bienes están destinados por Dios al beneficio de toda la humanidad.
Entonces es importantísimo que las personas que han recibido más, tengan esa responsabilidad, sientan esa responsabilidad de ayudar a los que tienen menos.
Por ejemplo, una persona que ha recibido más bienes, es una persona que está en condiciones de crear fuentes de trabajo, la persona que ha recibido un capital, no tiene que conformarse con mantener su capital, tiene que ayudar a personas más necesitadas.
No necesariamente tiene que donar todo lo que tienen pero sí tiene que pensar de qué manera puedo yo hacer producir estos bienes, para que me beneficie no solamente yo, sino que esto también beneficie a los demás.
HACER RENDIR LOS TALENTOS
En la parábola de los talentos tiene ese mensaje: Aquel señor que se va de viaje, un hombre rico, le deja a sus administradores una parte de sus de su fortuna y les dice que negocien mientras él vuelve, entonces hay dos administradores que lo hacen bien.
Uno recibió cinco talentos, una riqueza importante, los talentos eran una medida de peso, creo que dan como sesenta y pico de kilos, entonces había talentos de trigo, talentos de oro, talentos de plata, entonces le dice cuando vuelve el administrador: «señor aquí están los cinco talentos que me diste y acá están otros cinco que yo hice producir y con mi trabajo y el señor le dice:
“bien siervo bueno y fiel porque he sido fiel en lo poco yo te confiaré lo mucho”.
(Mt 25, 23)
Y le da el premio.
En cambio, aquel que había recibido un solo talento que tuvo miedo porque pensaba que en su patrono era injusto enterró el talento, no lo hizo producir y el dueño lo recrimina y le dice: siervo malo y perezoso tendrías que haber hecho producir esto que yo te entregue.
RECTO USO DE LAS COSAS MATERIALES
Ahí está el punto de referencia de lo que es realmente el recto uso de las cosas materiales.
San Pablo que era un hombre muy trabajador, tenía su propio trabajo, el armaba carpas y él sabía que había momentos en los cuales tenían más medios económicos y otros momentos en los que tenían menos medios económicos.
Tiempos en los que tenía como asegurado su pasar y otros momentos en los cuales no lo tenía asegurado y San Pablo decía: yo sé vivir en la abundancia y sé padecer privación.
Son palabras que a mí siempre me han inspirado, podríamos decir, yo sé vivir en la abundancia, es decir, cuando tengo medios suficientes no me aparto de Dios ni me aparto del amor a los demás y cuando padezco privación, igual no me apartó de Dios y no me aparto de los demás.
Este es el criterio podríamos decir, del recto uso de los bienes materiales ponerlos a disposición de Dios y ponerlos a disposición del prójimo en la medida de nuestras posibilidades.
Pidámosle al Señor que nos ayude a entender cuál es esta relación nuestra con los bienes de la Tierra, con los bienes que el Señor ha puesto a disposición de todos nosotros.