¿QUÉ RAZONES TENGO PARA BUSCARTE?
Señor Jesús, hoy el evangelio nos habla de un personaje extraño; Herodes, un hombre poderoso, inquieto que había hecho matar a Juan Bautista, que sin embargo, al escuchar hablar de Ti se hace esta pregunta: ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? y dice el evangelio: y tenía ganas de verte Jesús.
Qué curioso hasta un corazón confuso, lleno de miedo y de contradicciones puede sentir la atracción de Tu persona. Herodes tenía poder, tenía placeres, tenía todo lo que aparentemente llena, pero le faltabas Tú.
Hoy me gustaría preguntarme, puede ser la la pregunta este rato de oración: ¿Qué razones tengo yo? y pienso por ejemplo ahora en los jóvenes de la universidad en la que trabajo, para tener ganas de verte, de buscarte, de dejarte caminar a mi lado Señor.
¿Cuáles pueden ser esas razones? qué tal si conversamos de esto con Jesús, porque Jesús no es un personaje del pasado, no, Jesús está vivo.
Señor y sigues despertando en el corazón humano ese deseo, de verte, de encontrarte, de buscarte.
JESÚS, TÚ NO JUZGAS
Bueno pues yo he pensado en algunas razones; la primera porque Tú no juzgas, ni etiquetas, no sé qué fue lo que se me ocurrió, no sé por qué lo pensé, pero Señor contigo siempre hay un espacio seguro.
Nadie que se acercó a ti salió avergonzado dice la escritura y pienso por ejemplo en la mujer sorprendida en adulterio, todos la acusaban, todos le ponían etiquetas, todos sabían qué clase de mujer era y qué hacía y Tú dijiste:
“el que esté sin pecado que tire la primera piedra”
(Jn 8, 7)
y al final le susurraste:
“tampoco yo te condeno”.
(Jn 8, 10)
JESÚS, YO QUIERO BUSCARTE
Jesús yo quiero buscarte porque sé que no vienes a señalarme, sino a levantarme, muy diferente señalar, que levantar, acusar, juzgar, que mirar con una mirada que te levanta pues esa es una primera razón para buscar a Jesús, para tener ganas de encontrarme con Jesús.
JESÚS, TÚ CREES EN MÍ
La segunda razón señor porque tú me miras y crees en mí.
Tu mirada Señor cambia vidas todos los días y en la universidad ocurre, si quieres que te lo cuente.
Pienso por ejemplo en Pedro, que te negó y con solo mirarlo moviste su corazón y lloró, pero no de desesperación sino de amor. Levi, hace poquitos días celebramos a Mateo que se sintió mirado por Tí y escuchó esa invitación:
“Sígueme”
y lo dejó todo y te siguió por una mirada
Jesús, yo quiero tener ganas de verte porque necesito esa mirada, que cree en mí cuando yo mismo hay veces no creo ni en mí, ni en nadie, no creo, pero en Ti sí, en tu mirada si puedo creer.
JESÚS TÚ SONRÍES Y DAS ALEGRÍA
Una tercera razón puede ser, Señor porque Tú sonríes y das alegría y contigo la vida pues no es gris.
San Marcos en su evangelio dice que la gente corría a traerte a los niños para que los abrazaras y qué niño correría a alguien que está serio o amargado o con cara de revólver, como se dice con broma. Nadie, ningún niño va a acercarse a alguien que no esté sonriente, que no esté alegre.
Señor tu transmitías una alegría contagiosa, la sigues transmitiendo, pues es una razón bastante de peso para buscarte, para buscar esa mirada.
Jesús yo quiero verte porque contigo descubro la verdadera alegría, la que no depende, no sé de las notas, o de los likes ni de la aprobación de los demás, ni de que a ver cómo qué piensan de mí los demás.
Señor Tú ¿Cómo me miras? que ahí esté anclada mi alegría, mi seguridad.
JESÚS TRATAS CON DELICADEZA CADA ALMA
Otra razón, pienso Jesús porque Tú eres delicado, Tú sabes tratar con mucha delicadeza a cada alma y pienso por ejemplo, en la mujer hemorroísa que te tocó el manto a escondidas, miedosa y Tú la descubriste, no para exponerla, no para señalarla sino para alabar a su fe, “Hija”, la llama hija, eres delicado con las heridas más íntimas, no llega a aplastar, no avergüenzas, no haces quedar mal, no entras a la fuerza, no, Señor eres muy delicado.
Yo quiero verte también, porque necesito esa delicadeza, que cura sin herir, Tú no quieres herir, que esa herida se profundice, crezca, no, todo lo contrario, quieres que esa herida con tu mirada Señor sane, con delicadeza.
JESÚS TÚ NOS ACOMPAÑAS EN EL CAMINO
Otra razón creo que es la quinta, pienso que puede ser Señor, porque tú acompañas el camino y pienso en los discípulos de Emaús, como caminaban tristes decepcionados y Tú te pusiste a caminar con ellos y no para sermonearlos, no, primero los escuchaste y luego poco a poco fuiste encendiendo su corazón.
Pues qué maravilla en la excursión de la vida tenerte a Ti Señor, como compañero, que no estás ahí todo el día hablando, sino también escuchando, pero que suscitas ánimo, en la excursión de la vida.
Jesús quiero verte también porque quiero que me acompañes en mis dudas, quiero que me acompañes en mis fracasos, nuestra casos quiero que estés también presente en mis ilusiones, compañero de camino.
JESÚS TÚ MOTIVAS
Bueno y la última de las razones, porque Tú motivas y das horizonte.
Pedro había pescado toda la noche y no logro nada, no sacaron nada, Pedro y sus compañeros de pesca y Tú le dijiste:
“Rema mar adentro”
(Lc 5, 4)
le diste un horizonte nuevo y después le dices:
“Desde ahora serás pescador de hombres”.
(Lc 5, 10)
Pues Señor quiero verte porque contigo también descubro que mi vida tiene un para qué, que no estoy aquí sólo para cumplir, sino para dejar huella.
Herodes, que es el personaje que aparece hoy en el evangelio, quería verte por curiosidad, yo quiero verte porque sé que Tú eres, Jesús, la respuesta a mis búsquedas más hondas, hoy por eso te digo Jesús quiero que camines a mi lado, quiero tener muchas razones para buscarte y sobre todo quiero dejarme encontrar por Ti.
Virgen María, tú qué miraste a tu Hijo, primero en la casa de nazaret, pequeñito chiquito, y luego lo contemplaste en todo su caminar terreno, enseñemos a mirarlo con el mismo cariño para que también nosotros tengamos siempre ganas de ver a Jesús.