ESCUCHA LA MEDITACIÓN

EL TIEMPO QUE DEBO DEDICAR A DIOS

El tiempo que Dios nos da es muy corto. La vida se pasa volando. Procuramos aprovechar el tiempo haciendo cosas buenas para los demás. Esto nos satisface mucho. Pero debemos ser conscientes de que Dios nos pide también un espacio para Él. El espacio que le damos a Dios es el que nos enriquece y nos hace muy útiles en nuestra relación con el prójimo. Dios nos ama y al amarnos nos está enseñando y para aprender necesitamos escucharle. Todos debemos guardar un espacio para Dios y éste se convierte en el más importante del día. Si escuchamos a Dios tendremos los recursos para ayudar a los demás en lo que haga falta y así seremos felices. Ser felices haciendo felices a los demás.

SABER ESCUCHARLO

«Jesús entró en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana llamada María que sentada junto a los pies del Señor escuchaba su palabra.

Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios, hasta que acercándose dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me he eche una mano. 

El Señor le dijo: —Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas, solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor que no les será quitada».

Son dos hermanas y dos situaciones distintas. Estas situaciones se dieron cuando estaba Jesús. María, muy atenta a lo que Jesús decía, debía estar impresionada y muy emocionada de lo que el Señor estaba comentando.

¿Cómo sería si nosotros estuviéramos escuchando nada menos que a Jesús, que es el mismo Dios? Dejaríamos todo y procuraremos que nadie nos interrumpa. 

No nos podemos perder nada. Dios está hablando y nos está hablando a nosotros. Y lo que Jesús nos puede decir sería lo más interesante.

María nos da un ejemplo de cómo debemos escuchar a Dios. 

Marta, que quería mucho a Jesucristo, estaba preparando la comida. Era de esas mujeres que se esmeran en sus labores, y más cuando se trata de la comida para atender bien a las personas queridas. 

TRABAJAR EN CASA

Y esta vez se trataba de Jesucristo, una persona muy querida por Marta. Marta manifestaba su cariño esmerándose en la cocina para atender muy bien a Jesús.

Se nota que estaba un poco agobiada porque, se estaba exigiendo bastante en su trabajo. Quería darle a Jesús una atención de primera, dar lo mejor de sí que el Señor estuviera muy contento con lo que Marta le preparaba. 

Marta representa a las mujeres que trabajan en su casa, para poder atender bien a sus seres queridos.

¿Cuántas mujeres maravillosas están allí pendientes de sus seres queridos para darles lo mejor? ¿Cuántas señoras hay que van al mercado pensando en los comensales que van a tener en su casa? 

Ellas saben de los gastos y de los gustos de sus seres queridos y de sus invitados. Y luego se esmeran mucho en la preparación cuando les sirve la comida, los ven comer y se ponen felices. 

Una mamá que ve comer a sus hijos o una señora que ve comer a su esposo o a los invitados, está feliz de verlos como disfrutan de esa comida que ha preparado… ¡Así se manifiesta su amor! 

Y a esas señoras no les importa perderse un programa de televisión o una película o salir con sus amigas. Lo más importante es su casa y el sacrificio que ellas hacen en su casa, lo hacen con mucho cariño porque se trata de sus seres queridos.

DIOS ES PRIORIDAD

Pero resulta que este Evangelio nos dice que el invitado que estaba en su casa era nada menos que Jesús. ¡Dios estaba en su casa! Y Dios si va a una casa no pierde tiempo, va porque tiene algo que decir y eso que tiene que decir pasa a ser lo más importante.

Marta tenía que haber dejado su trabajo a un lado y darle prioridad y sentarse junto a Jesús para escucharle. Eso era lo más importante en ese momento. Sin que eso tenga que ver con el trabajo que estaba haciendo.

El trabajo no disminuye porque podías seguir trabajando en otro momento.

Pero en ese momento que estaba Jesús era el tiempo de Jesús con ella y ella tendría que estar a su lado. 

O sea, el Evangelio nos enseña que escuchar a Dios debe tener prioridad. Por ejemplo los domingos en la misa.

La misa del domingo tiene prioridad sobre cualquier otra cosa, (puede haber alguna cosa urgente y hay allí una justificación); pero normalmente el domingo es el día del Señor y lo más importante es Dios.

Y en las familias podemos encontrar muchas Martas. Esposas, madres de familia muy atareadas, muy buenas, dedicadas a su casa lo hacen muy bien. Quieren conseguirlo mejor para los suyos.

EL TIEMPO

VIVIR PREOCUPADOS

También cuando tratan de invitados quieren que los invitados estén muy bien atendidos. Y a esas señoras, el Señor les diría igual que le dijo a Marta:

«Andas inquieta y preocupada por muchas cosas. Pero ahora una sola es necesaria».

 Diciéndole ahora en este momento, en este día,

«una sola es necesaria».

¿Y qué cosa era lo necesario en ese momento? Escuchar a Dios, atender a Dios, escuchándole.

Esa advertencia es para las familias cuando se trata de la misa dominical o la misa del día de fiesta de guardar.

 Es lógico que en una familia quieran aprovechar los días de fiesta para estar con la familia, organizar paseos, ir a comer a un lugar distinto.

Y todo eso es loable, bueno y maravilloso… Pero antes está Dios. Dios debe tener prioridad.

Eso no significa que se malogre el plan familiar. Se puede salir, viajar, pero antes: la hora de ir a misa. Es un tiempo más corto y es más importante.

Hay muchos horarios en las parroquias. Se podría ir temprano, a primera hora o más tarde, a última hora. Aunque es mejor ir más temprano.

MISA DOMINICAL

También si se quiere ocupar todo el domingo, se puede ir, y si la Iglesia lo permite, el sábado por la tarde a la Misa dominical. Así se cumple con el precepto.

Ojo, que la Iglesia, que es Madre, nos quiere, quiere lo mejor para nosotros; y nos advierte que faltar a Misa es una falta grave, porque el Señor nos está dando lo que necesitamos.

Cada uno de nosotros necesita recibir el día domingo, el día de fiesta de guardar, todo lo que el Señor ha preparado para nosotros.

Su palabra, recibir a Jesucristo en la Comunión, que nos fortalece, que nos enriquece y estar con la familia en la Misa es también estar unidos a Dios y estar unidos a la familia. 

Y es lo mejor que podemos darle a nuestra familia, estar allí en la Santa Misa para recibir a Jesús antes que nada. 

Por eso el Señor le dice a la buena Marta, que María ha escogido la mejor parte, y que no le será quitada.

O sea, María hizo lo mejor, dedicó ese tiempo para escuchar a Dios y después, podría ayudar a su hermana Marta. Podría pues también, como las demás mujeres, sacrificarse por los sus seres queridos, en este caso por Jesús, dándole lo mejor de sí.

Pero ahí, ese tiempo, ese espacio que es para Dios, es el espacio que nosotros tenemos que defender. 

No solamente el domingo, sino es muy bueno que cada día le hagamos un espacio a Dios, y no estemos en un activismo desmedido por aquí, por allá, entrando, saliendo por mucho trabajo que tengamos.

ESCUCHAR A DIOS

Hay que saber parar, es decir, ahora le toca a Dios. Voy a parar unos minutos para conversar con Dios. Voy a parar unos minutos para escuchar a Dios…

Dios, que me dice lo que tengo que hacer… Que me llena de serenidad, que me llena de paz… Dios que me resuelve los problemas y las dificultades… Que es el que más me quiere y conoce bien lo que me está pasando.

A ese Dios le tengo que escuchar, le tengo que dedicar tiempo.

Sobre todo, pues, los días que la Iglesia nos enseña que son preceptos, los domingos y fiestas de guardar.

Lo primero es Dios. Y además, si ponemos antes a Dios todo lo demás saldrá mejor. No va a salir peor, ¡va a salir mucho mejor!

Vamos a pedirle a la Virgen que esté atenta para atender a Jesús, y también está atenta para atendernos a nosotros. 

Y en esa oración llamada El Acordaos se dice:

“Jamás he oído decir que alguno que ha acudido a su protección haya sido negado por la Virgen”.

La Virgen siempre nos atiende, siempre está pendiente de nosotros. A Ella le pedimos que nos haga también a nosotros buenos hijos de Dios, buenos cristianos que sepamos escuchar a Dios para atender mejor a los demás.


Citas Utilizadas

Gn 18, 1-10

Sal 14

Col 1, 24-28

Lc 10, 38-42

Reflexiones

Señor, quiero tener claro que Tú eres lo más importante. Saber hacer las elecciones correctas y sentarme a conversar y escuchar qué quieres decirme hoy.

Predicado por:

P. Manuel

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?