DOPADO DE AMOR EN CRISTO
Las palabras de Jesús que estamos escuchando estos días, fueron pronunciadas en la Última Cena.
Son palabras de despedida, son síntesis de su doctrina, son verdades que los apóstoles recogieron como joyas del tesoro de nuestra fe para transmitirlas a las generaciones futuras.
Se daban cuenta que eran depositarios de un mensaje que era para todos los cristianos. Y por eso escucho tus palabras, Jesús, como dirigidas a mí.
A ti y a mí nos dice:
“Como el Padre me amó, así los he amado yo. Permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa”.
(Jn15, 9-11)
Y se me venía a la mente una cosa que leía hace poco y te comparto porque habla directamente de esto: “Probablemente sea este discurso el único momento en todo el Evangelio, en que Jesús declara explícitamente su Amor a los suyos… y a nosotros.
«Como el Padre me amó –les dice– así los he amado yo» (Jn 15, 9). Eso es más, mucho más, que decir «te amo».
Nadie, jamás, ha declarado su amor de una forma tan sobrecogedora, y después ha firmado esa declaración con su sangre en una cruz. (Dopado de amor)
Jesús me ama con el mismo Amor con que es amado por su Padre, y ese Amor es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo.Espíritu Santo.
Por eso, si vivo en gracia de Dios, llevo en el alma todo el Amor de Cristo. No puedo ya ir mendigando cariño de las criaturas, cuando el propio Dios se entrega a mí.
Debo amar a los hombres sin esperar de ellos amor, porque ya soy suficientemente amado, y no necesito el cariño de nadie más, ya que tengo todo el Espíritu de Dios para mí solo.
Ese Espíritu con que me ama es el dulce beso de su boca que jamás se retira de mí si yo no me aparto de Él. No permitas, Señor, que eso suceda nunca”. (Cristo en su pasión, José-Fernando Rey Ballesteros).
DOPADO DE AMOR Y ALEGRIA
Y ese amor es mi alegría. Por eso dices tú: “Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa”. (Jn 15, 11).
“Jesús, Tú has decidido amarme cuando amarme te mataba. Y gracias a ese Amor he heredado yo la Vida. ¿Tan importante soy para ti, Jesús?
Miro ahora a Getsemaní –o a toda la pasión– y,misteriosamente, experimento una sobrenatural alegría. Nunca he sido tan amado por nadie”.
(Cristo en su pasión, José-Fernando Rey Ballesteros).
AlEGRIA CRISTIANA AL TOPE
Los cristianos, tú y yo, ¡somos los más afortunados del mundo! Yo creo que por eso decía Chesterton (este famoso intelectual inglés converso) que la alegría es “el gigantesco secreto del cristiano”. (G.K. Chesterton, Ortodoxia).
¿Por qué? Porque resulta que habitamos en el amor de Dios. Y por eso dices Jesús:
“Como el Padre me amó, así los he amado yo. Permanezcan en mi Amor”.
(Jn 15, 9)
Ahora, ¿cómo permanecemos en tu amor? Pues dejándonos invadir por él. La caridad –el amor– es una virtud teologal. O sea, la da Dios. Y no hablo de la simple capacidad de amar, que esa la tenemos todos los seres humanos. Hablo de amar como Dios ama. Amar como ama Él.
Es difícil y no es difícil. Es difícil porque Dios es Dios y nosotros somos simples criaturas. Entre Él y nosotros hay una distancia casi infinita. Pero no es difícil porque es con el amor de Dios(que Él mismo nos da) que podemos amar como Él ama. Él nos da su capacidad de amar... Por eso dice: “Permanezcan en mi amor”.
REBOSADOS DE PAZ
Y yo pienso que esto es como estar dopado. Porque el dopaje te hace rendir por encima de tus capacidades. O sea, el dopaje suele entenderse como el uso de sustancias y métodos prohibidos, porque el rendimiento físico y mental influyen en las competiciones deportivas.
Entonces, las sustancias o los métodos prohibidos pueden ofrecer una ventaja competitiva. Pero en las cuestiones del alma Dios quiere que juguemos con ventaja.
Es así y te lo agradecemos, Señor. Y por eso te nos das Tú mismo. Si nosotros permanecemos en tu amor, nos dejamos invadir por tu amor y somos dóciles a tus sugerencias, el que actúa eres Tú.
Y así rendimos por encima de nuestras capacidades, porque podemos aspirar a querer como Dios quiere, a amar como solo Dios puede amar.
Te pido Jesús que me ayudes a permanecer en tu amor. Ayúdame porque me cuesta. Porque mi amor es pobre y muchas veces no soy dócil, entorpezco tu labor en mi alma y en todo lo que quieres hacer a través de mí para los demás.
Bueno, no tiene nada de malo pedírselo. Es más, yo creo que es algo muy sabio y muy santo.
EL CORAZÓN DE JESÚS NUESTRA DOPAMINA
“Nos puede venir bien recordar aquella escena impresionante de la vida de Santa Catalina de Siena. A la joven Catalina le gustaba repetir con frecuencia las palabras del salmista:
«Crea en mí, oh Dios, un corazón puro» (Sal 50)
suplicando al Señor que le quitara su corazón y su voluntad y le diese los suyos a cambio.
Un día, estando en oración, sintió que el Señor se le hacía presente, le abría el costado izquierdo, tomaba su corazón y se lo llevaba consigo.
Durante dos días le pareció que vivía sin corazón, hasta que el tercero, luego de oír misa en la Cappella delle Volte de la Iglesia de Santo Domingo, en Siena, contempló al Señor delante de ella, sosteniendo en sus manos un corazón rojo y resplandeciente de luz.
Jesús, acercándose a Santa Catalina, le abrió de nuevo el costado izquierdo, le colocó el corazón que llevaba en la mano, y le dijo:
«Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre». (Imagínate qué suerte, ¿no? Qué suerte, qué espectáculo).
DOPADO DE AMOR
Dice su biógrafo y director espiritual que «dichas estas palabras le cerró el pecho, pero, como prueba del milagro, dejó en aquel lugar una cicatriz que sus compañeras me aseguraron más de una vez haber visto».(O sea, dopado de amor, le quedó hasta la cicatriz).
Añade que una vez que «Catalina hubo conseguido ese corazón de una manera tan dulce y maravillosa, la abundancia de gracia que poseyó su alma hizo que sus actos externos fuesen más y más perfectos y que se multiplicaran las revelaciones divinas en su interior».
Desde entonces, Catalina ya no decía como antes: «Señor, te doy mi corazón», sino que decía: «Dios mío, te doy tu corazón», porque advertía que la voluntad y los afectos de su amado Jesús le habían sido dados en lugar de su propia voluntad y afectos.
¡Señor, cómo nos gustaría recibir esa gracia! Tener tu corazón en nuestro interior para amar como Tú amas. No nos basta con ir modelando nuestro corazón para hacerlo lo más parecido posible al tuyo, queremos que nuestro corazón y el tuyo sean uno por el Amor.
No es imposible: contamos con la ayuda del Espíritu Santo, Amor increado, que, con sus dones, si somos dóciles, poco a poco va esculpiendo en nuestro interior tu imagen”.(Deseando amar, José Brage).
Jesús, yo quiero andar dopado por tu amor. Rendir por encima de mis capacidades, amar por encima de lo que humanamente puedo.
Acudo a Ti y acudo a tu Madre, que es Madre mía, porque Ella se dejó invadir por ese Amor que no es nadie más que el Espíritu Santo.