Hoy terminamos el año litúrgico. Es Cristo Rey y es una fiesta muy bonita en la que nos podemos unir todos los cristianos.
“Le preguntó Pilatos a Jesús, ¿Eres tú el rey de los judíos? Y el Señor le contestó, ¡Soy Rey! ¡Soy Rey! Pero mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.
Y efectivamente, Cristo quiere reinar en el mundo, en nuestras vidas. Pero no se impone por la fuerza, sino por el amor. Eso no lo puede entender Pilato, claro. Como no lo entienden tantos y tantas que están a nuestro alrededor. Como no lo entendemos a veces nosotros cuando nos alejamos de Cristo por el pecado. Y no le dejamos que se posesione de nuestra alma, que señoree en nuestra vida.
LA FUERZA DEL AMOR
Nos atrae el Señor con la fuerza del amor que derrocha en nosotros. Y nos conquistas Señor un día y otro. Porque nos haces tuyos, cuando nos perdonas, cuando nos bendices, cuando nos alientas, cuando nos das tu gracia en medio de los sacramentos, que hermoso.
Porque un Rey que se hace pan para que le comamos sus súbditos, un Rey que se abaja hasta convertirse en siervo, que da su vida para rescatar a quienes están bajo su potestad, aquel que nos amó, que nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, como recordamos en la segunda lectura, es un Rey por lo menos difícil de entender.
El reino al que nos llama es, si queremos, un reino eterno, porque se dice que “Su Reino no tendrá fin”. Recordamos en la primera lectura un Reino de amor, un Reino de inmensa felicidad y es testigo de la verdad. Le dice a Pilato,
“Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.
SU REINO NO TENDRÁ FIN
A eso hemos venido Señor a este rato de oración, queremos escuchar tu voz estamos aquí para ofrecerte lo poco que somos y tenemos, lo que hacemos lo que queremos hacer con tu ayuda. Pero suena como una contradicción. Te venimos a dar, a hacer un regalo y ya te estamos pidiendo. Pero es que tú eres así. Te nos das por completo y quieres reinar en nosotros y a la vez te haces siervo nuestro ¡Qué fuerte!
Queremos instaurar el reino de amor en nuestras vidas y llenar todo nuestro ambiente de fe entre tanta ignorancia, entre tanto desconocimiento de la auténtica verdad. Señor, porque tú eres la verdad, tú eres la esperanza. Ante tanta tristeza y falsedad que provocan estos mesianismos secularizados que están intentando sustituir la esperanza cristiana y se han revelado después como verdaderos y propios infiernos.
La droga, el sexo, las redes sociales que nos venden algo ficticio completamente. Pero Señor, tú eres el amor, el auténtico amor del que está tan necesitado este mundo lleno de violencia y de falta de paz. Miramos hacia el futuro convencidos de que en esta tarea no estamos solos.
CRISTO QUIERE REINAR EN NUESTRA VIDA
“Queremos esos centinelas del mañana en este amanecer del tercer milenio, decía Juan Pablo II, queremos que Cristo reine en nuestros corazones y en nuestra humanidad. Él nos guiará. Él nos dará la fuerza para seguirlo todos los días y en cada situación”.
Porque sí, Cristo quiere reinar en nuestras vidas. No se impone. Respeta nuestra libertad. Y vemos a tantas y tantos que no aceptan su reinado. Les molesta, claro, un Rey así, porque sólo quieren que reine su egoísmo.
¿Quién reina en mi vida? ¿Quién es el dueño y señor de mi existencia? Entregar, Señor, toda mi vida, entregártela. Porque si buscáramos otros tipos de reyes, esos que no valen la pena, eso sería una desgracia. El rey del placer, el rey de la distracción o del entretenimiento. Es como el protagonista del príncipe destronado, creernos el centro del universo, el hombre más importante. Y claro, eso nos llevaría a un verdadero chasco.
SERVICIO, AMOR, CARIDAD, ENTREGA
Que intentemos siempre buscarte Señor como Rey, que luchemos por entenderte cada vez más, por hacer tuyo, o sea, por hacer nuestros tus mandatos, Señor. Y esto es a veces difícil. Y puedes preguntarte vamos a ver a ese rey que se presenta ante Pilatos, ese rey que dice “mi reino no es de este mundo” Y claro eso nos habla de una vida eterna que no tiene fin y emplea unos términos que nos suenan preciosos. Servicio, amor, caridad, entrega.
Además dice que “todo el que es de la verdad escucha mi voz” Son como los dos ámbitos, le pone el sello de autenticidad. Qué autoridad tienes Señor qué haces que nosotros te hagamos Rey y a la vez eres siervo. Siervo doliente, el que nos ha redimido, el que se entrega, el que como dijiste “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
¡VIVA CRISTO REY!
Y tú Señor has dado la vida por nosotros. Por eso ante el nombre de Jesús se tienen que doblar todas las rodillas en el cielo, en la tierra y en los abismos. Es así que ha querido nuestro Padre Dios y es así que te reconocemos hoy como Rey.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey! Señor queremos que tú realmente reines en nuestra vida y para eso queremos conocerte cada vez más. Queremos saber cuáles son tus mandatos, cuáles son tus deseos, cuál es tu voluntad para mí en concreto.
Por eso me parece muy bonito esa canción de… no sé si es de Timbiriche, que dice… “Te quiero tanto, tanto, tanto…” Bueno, así debería ser nuestro amor por Jesucristo. Yo soy pésimo para cantar, perdón. Pero Señor, Tú sabes que te canto con todo el cariño porque quiero que seas mi Rey, que quiero que seas mi Dios, mi todo.
UNA AVENTURA MARAVILLOSA
Y para eso sé que tengo que conocerte cada vez más y te conozco sobre todo en las Escrituras, llevando a la oración el Evangelio. Por eso tal vez estos audios de Hablar con Jesús sirven tanto a la gente, porque les llevan a considerar los evangelios más a fondo a tratar a Jesús como un personaje más y en este caso a un Rey.
Porque si dejas que reine en tu vida no será una cosa pasada sino que tu vida se convertirá en una aventura maravillosa y no te irás triste como ese joven envejecido del que nos habla el evangelio. Le preguntó al Señor que tenía que hacer para llegar a la vida eterna y cuando le dijo ¡sígueme! se quedó triste porque tenía muchos bienes.
No se quedó bien porque efectivamente para seguir al Señor se necesita un corazón generoso que no se fije sólo en uno, que busque sobre todo el amor de los demás. Mira cuando uno realmente ama a alguien, cuando uno está realmente con un corazón que le quiere a otra persona lo que quiere es lo mejor para ella que se vaya al cielo, o sea, que tenga un cielo muy grande.
UN CIELO MUY GRANDE
Y para eso a veces hay que hacer cosas que cuestan mucho pero eso es lo más importante que le puedes ofrecer a una persona, que le puedes dar. Porque si en cambio lo que quieres es hacerla tuya o que se dedique sólo a ti pues ahí como que sería una cosa egoísta. En cambio cuando le quieres acercar al Señor y hacer que sea santa, eso es lo más grande que puedes ofrecer.
Señor eso queremos en esta fiesta de Cristo Rey, ofrecerte nuestro corazón para que tú seas siempre el más importante, al que queramos ir.
Santa María Reina, vamos a pedirle a Ella también que reine en nuestra vida Cristo como reinó también en su vida, en la vida de la Santísima Virgen porque Ella, que es Reina también, siguió a su Hijo, Rey del Universo, y le hizo siempre como su Hijo, Rey.

