Después de habernos puesto en la presencia del Señor, por intercesión de Santa María, de San José y nuestro Ángel de la Guarda, vamos a leer un parrafito del evangelio de hoy.
“En aquel tiempo dijo Jesús al gentío: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo» ”.
Bueno, trata de imaginar a la persona que encuentra el tesoro del que nos habla hoy Jesús en el evangelio. ¿Qué piensas que tuve que hacer para encontrarlo y después para volverlo a esconder? Los tesoros se han encontrado en una variedad de lugares.
UN TESORO ESCONDIDO
Muchos debajo de la tierra o en las profundidades del mar. Pero para encontrarlos, estas personas inevitablemente han tenido que arremangarse. Y ahí es donde yo quería llegar para nuestro diálogo con Jesús en este día en que hemos leído este evangelio y nos encontramos dentro del Jubileo de la Iglesia dedicado a la esperanza. En esta semana especialmente dedicado al Jubileo con los jóvenes.
Justo ayer fue la misa de bienvenida con el Papa León XIV, a las 17:00 horas de Roma, en la Plaza de San Pedro, con gente joven venida de todas partes del mundo para celebrar juntos el Jubileo de los jóvenes. Yo por motivos técnicos, tengo que entregar esta meditación antes de escuchar las palabras del Papa de la homilía de ayer.
Tú que ahora puedes, te sugiero que la busques como un tesoro escondido que la puedes encontrar en la página del Vaticano, que es www.vatican.va, léela y medita en lo que el Papa León XIV le dijo a los jóvenes en lo que fue el banderazo de salida, no sólo del Jubileo de los jóvenes sino pienso que formalmente es el sermón del Papa con los jóvenes.
TRABAJAR EN SU VIÑA
Es el primer encuentro masivo del Papa con jóvenes de su Pontificado. Es un encuentro histórico, imagínate cuántos encuentros y cuántas palabras dirá el Papa León XIV a lo largo de su Pontificado. Pues las de ayer fueron las primeras. Un mensaje que como te dije, no tengo, pero sí tengo un breve mensaje a los jóvenes que dijo el Papa el pasado 4 de junio en una audiencia general que te quiero leer.
Y decía el Papa en aquella ocasión, hace apenas unas semanas: “Quisiera decir, especialmente a los jóvenes, que no esperen sino que respondan con entusiasmo al Señor que nos llama a trabajar en su viña. No lo pospongas ¡Arremángate! Porque el Señor es generoso y no te decepcionará. Trabajando en su viña encontrarás una respuesta a esa pregunta profunda que llevas dentro ¿Qué sentido tiene mi vida?”
Palabras dichas por el Papa León XIV en una audiencia general del 04 de junio de 2025.
DESCUBRIRLA
Y volvamos al evangelio y a la invitación del Papa de arremangarse para encontrar el tesoro escondido. ¿A qué tesoro te estás refiriendo, Jesús? ¿Qué es aquello que se encuentra de tanto valor, por lo que vale la pena venderlo todo para conseguirlo? Pienso que puede ser el descubrimiento de la vocación. Descubrir tu vocación es descubrir la razón para lo que has sido creado. Descubrir tu vocación es encontrar el tesoro que le da sentido a tu vida. La vocación le da sentido a nuestro pasado porque es cuando todo lo que hemos vivido hasta ahora cobra sentido. Es como poner la pieza del rompecabezas que faltaba.
La vocación le da sentido al futuro, ya no vamos dando pasos al aire, sino que ya sabemos a dónde vamos. Pero sobre todo, descubrir la vocación le da sentido a nuestro presente. Sin acordarte del ayer que ya pasó y sin preocuparte del mañana, que no sabes si llegará para ti.
DERRIBAR LA ESPERA INDEFINIDA Y EL MIEDO A DECIDIR
Esta que te acabo de leer del pasado 4 de junio en una audiencia general, podríamos decir que hasta el momento de esta grabación es uno de los mensajes vocacionales más directos del Papa León XIV hasta la fecha. Con un lenguaje sencillo y enérgico, el Santo Padre derriba dos grandes tentaciones del joven contemporáneo, la espera indefinida y el miedo a decidir. ¡Arremángate! Es una expresión muy concreta, coloquial, que invita a ensuciarse las manos, a implicarse, a dejar la pasividad. El Papa toca el nervio más íntimo, la búsqueda de sentido y no ofrece respuestas abstractas sino una certeza práctica “Trabajando en la viña del Señor encontrarás sentido a tu vida”.
Y yo no te voy a hacer una arenga del tipo “Si tú no ¿quién? Si no ahora ¿cuándo?” Porque las arengas quizás sirvan para encender la mecha, sin embargo el descubrimiento de nuestra vocación es mucho más que encender una mecha. Es mucho más que lanzarte emocionado por el momento. No, no…
¿CUÁNTOS CAMINOS HAY PARA ENCONTRAR A DIOS?
El descubrimiento de nuestra vocación, es ponernos en camino, es entrar con confianza en un proceso de discernimiento sereno pero con el corazón dispuesto a poner por obra lo que Jesús te pida.
Para descubrir la propia vocación o para ayudar a alguien a hacerlo, no es posible ofrecer fórmulas prefabricadas, ni métodos, ni reglamentos rígidos. Sería como intentar ponerle puertas al campo, sería como ponerle rieles a la acción siempre original del Espíritu Santo que sopla donde quiere.
En una ocasión le preguntaron al cardenal Joseph Ratzinger, después, Benedicto XVI ¿Cuántos caminos hay para llegar a Dios? Le preguntaron. ¿Cuántos caminos hay para llegar a Dios? Y con mucha sencillez respondió el Papa, “Tantos como hombres”. Eso es verdad, hay tantas historias de vocación como personas.
NO DEPENDE DE MÍ, SINO DE TI
Y sin embargo, habiendo tantas historias de vocación como personas, Jesús nos dice en el evangelio de hoy que es un tesoro escondido. Y el Papa nos dice, en aquella audiencia del 4 de junio, que para encontrarlo debemos arremangarnos. Es decir, echar fuera la esclerosis juvenil de la espera indefinida y el miedo a decidir.
Lo primero es reconocer que entrarle al tema de la vocación da miedo. Da miedo porque tiene una carga de exigencia, de compromiso irrevocable, absoluto. De tomar la decisión de quemar las naves, como hizo Hernán Cortés al llegar a Veracruz, y quitarse la tentación de regresar, quemar las naves y ponerse en camino. No mirar hacia atrás para no convertirse en estatua de sal, como narra la Biblia que le sucedió a la esposa de Lot, que miró hacia atrás y se quedó convertida en una estatua de sal.
NO SE CONQUISTA, SE RECIBE
Entrarle al tema de la vocación da miedo. Pero si entendemos la vocación como algo que no depende de mi poca o mucha generosidad, porque generosidad toda, todos, toda. Y porque la vocación no se conquista, se recibe de Dios. Claro que uno libremente elige a remangarse y extender las manos para que esa vocación no se caiga en el suelo, no caiga en el vacío. Pero uno no la hace. La vocación la recibe de Dios.
Y por eso no importa que el designio de Dios sobre nosotros sea más grande o más pequeño, si lo que Dios nos pide brilla mucho o poco a los ojos de los hombres, lo que importa es que sea la voluntad de Dios. Y un ejemplo vivísimo ya para terminar; porque ya se nos acabó el tiempo ya luego tú te quedas un ratito en silencio, al menos 5 minutos platicando esto con Jesús.
Creo que un ejemplo vivísimo es la actitud del Papa León. El Papa León, antes Robert Prevost, que se fue de misionero a un lugar lejano de Roma, lejano de los reflectores, lejano del confort y la riqueza durante más de 20 años.
LEÓN DE PERÚ
Te recomiendo que veas, que busques un documental que es un tesoro se llama “León de Perú” The Vatican News y está en YouTube. Bueno, allí cuenta uno de los muchos testimonios de cuando era obispo en Chiclayo, Perú. Fue a visitar a los damnificados por un ciclón. Se le ve de manga corta, digamos que arremangado y con unas botas de plástico metido en el agua. Cuenta también allí otro testimonio, de aquella vez que en el barrio de Pachacutec, distrito de Ventanilla, provincia del Callao, la zona más pobre del Callao en Perú. Cuando en 2020, durante la pandemia, en que la gente no tenía nada para comer. El Papa, antes Robert Prevost que era obispo de esa zona, semanalmente llevaba un tráiler con 4000 pollos vivos; la otra semana, otros cuatro 4000 pollos vivos para la gente. Otra semana, chanchos, medicinas, aguas minerales. Y así trabajaron todo el año.
¡ARREMÁNGATE!
Cuando se piensa en la vocación, el corazón de un joven da un respingo, como buscando criterios que le permitan descubrir cuál es la suya. Y¿Cómo podré saber qué es lo que Dios quiere de mí? Bueno, pues una cosa es clara, Dios quiere que para encontrarla, como el hombre de la parábola, Te arremángues.
Terminamos acudiendo como siempre a María ¡Que impresionante generosidad la tuya! María, ruega por los jóvenes, para que quieran decir libremente un sí muy grande e ilusionante a Dios, que es arremánguen para poder repetir aquel “Hágase en mí según tu palabra”.
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