Los médicos dijeron que no viviría más de un año, pero logró sobrevivir dos. Durante ese tiempo, Anne Dauphine cuidó de ella con amor y fortaleza explicando
“No buscamos añadir días a su vida, sino vida a sus días. No se trataba de prolongar su vida, sino de dar valor a cada instante que le quedaba.»
La historia de Anne Dauphine conmueve sobre todo por la dureza de enterrar a un hijo pequeño y nos interpela a reconocer aquello oscuro, adverso, limitante que tiene toda vida. La tuya y la mía por supuesto que también.
Herida, trauma, dolor y culpa son sustantivos corrientes en el diálogo cotidiano que se conversa en el siglo de mayor bienestar de la historia de la humanidad.
La Paradoja del Sufrimiento
Es una paradoja que el sufrimiento siga existiendo a pesar del desarrollo de los pueblos y la evolución del ser humano. Y es que la libertad, gran don de Dios, incluye la posibilidad de elegir el mal o no tener en cuenta el bien de los otros volviéndonos de un individualismo radical del que somos testigos todos.
Sin embargo, en medio de los túneles negros podemos hallar una luz. ¿Qué puede iluminar la densidad creada por un mal? Sabernos amados desde la eternidad por alguien. Ese “Alguien” nos llamó a la existencia en un momento del tiempo y del espacio.
Ese “Alguien” es todopoderoso y puede transformar el mal en bien según pasan las semanas, los meses o los años. No transforma el hoy, pero tiene el poder de cambiar el futuro si somos dóciles, fieles y le conocemos a través de su Palabra. Ese “Alguien” se hizo hombre para modelar la existencia humana según la voluntad de nuestro Creador.
Así nos dio esperanza enseñándonos que actuar con caridad y perdón hacia nuestros hermanos, nos iba a traer paz y serenidad; que no debíamos juzgar al prójimo, porque con esa dureza seríamos juzgados también; con Él aprendimos sobre unión e indisolubilidad del matrimonio y sobre la misericordia con que seríamos tratados si reconocemos nuestras faltas… Jesús de Nazaret ha sido nuestro Maestro de Esperanza pues nos capacita para amar y para responder con amor cuando somos humillados, violentados o ejecutados. Tú ¿te percatas que responder al sufrimiento desde la comprensión, desde la paz, desde la compasión es camino de esperanza que enseña el Señor. Que la venganza, la división y la violencia no engendran más que violencia, división y violencia.
El camino tiene baches, pero hay una luz que ilumina el sendero: la esperanza que según santo Tomás implica una confianza firme, pero no una seguridad matemática. Confianza que se basa en la fidelidad de Dios, no en nuestras fuerzas.
Porque el mal no puede prevalecer ante la fuerza de Dios, y para creer esto se necesita fe. ¿Crees en el poder de Dios cuando estás en la noche? Recuerda y reflexiona ante ese dolor injusto e inocente que somos discípulos de un crucificado inocente y tratado injustamente pero que… ¡RESUCITÓ! Porque como dijo el Papa León XIV en su primer discurso :“El mal no prevalecerá”.
¿Cómo enfrentar el mundo herido?
¿Conoces a Lucas Buch? Te lo presento: filósofo y sacerdote, autor de varios libros espirituales quien ha profundizado en el tema del sufrimiento y cómo transitar por una ruta de esperanza. Durante una conferencia habló sobre encontrar la belleza dentro del mal. “¿Cómo se puede hacer esto?” Pensamos los oyentes mirándolo desencajados. Pues teniendo en cuenta que al principio el mundo era bueno.
En el inicio había amor y tanto amor que incluso cuando Adán y Eva cometieron el primer pecado podemos apreciar el actuar de Dios “y el Señor Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió”, Gen 3, 21 .
¡Los vistió! Se preocupó de que sus hijos desconfiados fueran calientes al mundo que les esperaba. Este detalle nos muestra que aún, siendo herido Dios dice sí al amor. Renunciar a la belleza de un mundo creado por Dios, aunque se encuentre herido, es devastador. Por este motivo hay que reflexionar y esforzarse con inteligencia para no ignorar la belleza que hay en toda realidad, aunque parezca mala. ¿Puedo agradecer al menos 5 cosas hoy? ¿Hay personas, cosas o realidades que doy por obvias pero que podrían no estar? ¿Me hace más feliz contar con ellas? Hacerte estas preguntas puede ayudar a dar los primeros pasos para fomentar una cultura de esperanza.
Una cultura de Esperanza
¿De dónde hemos sacado que todo debe ir bien? ¿Existe realmente un porqué al sufrimiento? ¿Se puede ser feliz en un mundo roto? Son preguntas que surgen cuando uno habla de esperanza. ¿Hay respuestas? Pues no lo sé, pero si quiero regalarte dos ideas que me ayudan a vivir serenamente con esperanza en medio de las dificultades.
La primera idea es que el dolor puede transformarse en una fuente de vida. ¿Cómo? Abandonando la pregunta del ¿por qué? Para convertirla en ¿para qué? En el fondo preguntarse ¿qué horizonte de bien me abre esta experiencia?
La respuesta a estas preguntas me abren esperanzadoramente a otras realidades y experiencias. En esta línea los animo a leer el libro sobre la piloto española de automovilismo María de Villota ,“La vida es un regalo”.
Otra propuesta para cultivar la esperanza y no dejarse abatir por el dolor es reflexionar sobre el lugar que ocupa la “perfección” en nuestra vida. ¿Lo pasas mal porque tus hijos no son lo que esperabas? ¿Tu matrimonio no es perfecto? ¿La labor profesional que realizas no es con la que soñabas? ¡Encuentra en tu vida espacio para la imperfección! El sufrimiento no se encaja desde la lógica sino de la certeza madura y sabia de comprender que todos y todo es perfectible. Integrar este concepto coopera a no crear expectativas poco humanas e idealizadas. Disfruta la realidad de la imperfección.
Por último acompaña. La vida a la que estamos llamados se alimenta de la comprensión y cuidado entre unos y otros y si ves que alguien lo pasa mal: acompaña, repite “no estás solo”, porque querido lector TÚ NUNCA estás solo porque Cristo en el Sagrario te acompaña.
Él al venir al mundo decidió padecer con y en nuestra condición así que siempre sabrá de lo que le estamos hablando.
Excelente artículo, un mensaje digno de hacerlo vida en mi vida.
Qué fácil es olvidar a Cristo en medio de la turbulencia, sobre todo cuando ella nos agobia. Y aún más fácil cuando las cosas andan bien!!!
Cómo dice el artículo, NUNCA ESTAMOS SOLOS, aún cuando creemos y nos sintamos solos.
Excelente artículo, un mensaje digno de hacerlo vida en mi vida.
Qué fácil es olvidar a Cristo en medio de la turbulencia, sobre todo cuando ella nos agobia. Y aún más fácil cuando las cosas andan bien!!!
Cómo dice el artículo, NUNCA ESTAMOS SOLOS, aún cuando creemos y nos sintamos solos.