Así como lo hizo el papa Francisco, deseo que vele por una Iglesia que no se quede quieta, una Iglesia en salida, que camine con los pies polvorientos y el corazón despierto; una Iglesia abierta al clamor del mundo, al susurro de la creación y a la dignidad sagrada de cada ser humano.
Doy una y mil veces gracias a Dios por haberme permitido participar, en octubre de 2024, en una audiencia pública con el Papa Francisco. Ese día ofreció una catequesis bellísima sobre la confirmación.
Se respiraba un ambiente de alegría y paz. Y aunque había miles de personas, cuando el Papa hablaba, solo se oía su voz.
El momento más emocionante fue cuando bajé la cabeza para recibir la bendición que da al finalizar la audiencia.
Atesoro ese instante como algo único en mi vida. Gracias, Dios, por permitirlo.
El representante de Jesús
Cuando recibí la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, recordé ese encuentro. Aunque físicamente distante, lo sentí cercano. Sentí su bendición recorrer mi cuerpo entero.
Pronto comenzaron las conversaciones sobre su sucesor. Muchos decían que ojalá el nuevo Papa siguiera su legado. Pero yo pensaba en silencio: el Papa no es sucesor de Francisco, sino de San Pedro, a quien Jesús confió un rol especial:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.” (Mateo 16,18)
El Papa es el representante de Jesús en la Tierra, y debe reflejarlo con fidelidad.
Por eso, lo que debería escucharse con fuerza es que el nuevo Papa sea el más parecido a Jesús. Que su vida y camino en la Iglesia lo presenten como un verdadero pastor, dispuesto a guiar al rebaño como lo hizo Cristo.
El Papa Francisco fue un reflejo fiel de Jesús: humilde, cercano, justo y valiente. Su forma de vivir, de hablar, de pedir ser enterrado con sencillez… todo fue lección tras lección.
Pidamos con fervor que los cardenales elijan a quien pueda ser el mejor representante de Jesús en la Tierra, como lo fue él.
Un padre que guía, cuida y enseña
El nombre “Papa” expresa una relación espiritual de paternidad. Es un padre que guía, cuida, perdona, enseña y corrige.
Pidamos que el próximo Papa viva desde el perdón y, como Francisco, nos recuerde que Dios nunca se cansa de perdonarnos. Que viva desde la compasión, con Jesús como maestro.
Que viva la fe con una alegría que contagie, con esperanza y entusiasmo, mostrando que el cristianismo es fuente de vida.
Que promueva el diálogo entre religiones y pueblos, como camino de paz y fraternidad.
Que anime a los jóvenes a ser protagonistas de justicia y hermandad, auténticos y no fotocopias, como decía Carlo Acutis.
Y que, como Francisco, impulse el cuidado de nuestra casa común.
Desde el Cielo
Papa Francisco, desde el Cielo, intercede para que los cardenales escojan a un Papa que siga el legado de san Pedro, que sea un fiel representante de Jesús en la Tierra.
Vela para que el próximo Papa nos guíe, tal cual tú lo hiciste, para que seamos una Iglesia que salga al encuentro, sobre todo de los más necesitados.
Para que seamos una Iglesia que no tema al mundo moderno, sino que lo escuche y dialogue con él.
Que abramos el corazón a la creación, y vivamos en armonía con la naturaleza.
Que abramos el corazón a cada ser humano, sin excluir, sin discriminar, sin cerrar puertas.
Papa Francisco, tú ya estás con el Padre, con el Hijo amado, con nuestra Madre en el Cielo. Vela por nosotros, como siempre nos pediste oración.