No resulta extraño, sin embargo, que al mismo tiempo, haya surgido en nuestro interior la pregunta sobre quién ocupará su lugar.
Hace unos días, Hablar con Jesús organizó una tertulia sobre este tema (Ver Aquí), pero ahora deseo explicar por escrito y con brevedad el camino que llevará a tener un nuevo Papa.
El Cónclave
Desde hace siglos —concretamente desde el siglo XIII, cuando la elección de un Papa llevó casi tres años—, la Iglesia observa un proceso muy delicado para elegir al obispo de Roma que recibe el nombre de “cónclave”, es decir “con la llave” o “bajo llave”, lo cual hace referencia al hecho de que la elección del Romano Pontífice se lleva a cabo en un ambiente reservado, con la sola participación de los cardenales electores, pero ¿quiénes son estos cardenales?
Los denominados cardenales son eclesiásticos de todo el mundo, generalmente obispos, que el Papa llama a colaborar de forma más estrecha con él en su tarea de velar por la Iglesia, bien sea ayudándolo a través del desempeño de algún papel en la curia romana o de la realización de encargos especiales, bien sea aconsejándolo desde la distancia, pues muchos están al frente de diócesis esparcidas por todo el mundo.
En su conjunto, los cardenales forman un colegio, el colegio cardenalicio: dentro de él, solo los cardenales que tienen menos de 80 años son llamados electores y, de norma, no tendrían que ser más de 120, aunque, en ocasiones, se ha superado ese límite; de hecho, actualmente, los cardenales electores son 135 y sobre ellos, y solo ellos —ya que quedarán totalmente aislados— recaerá la tarea de elegir al próximo Papa.
Cómo se lleva a Cabo el Cónclave
El cónclave debe comenzar no antes de quince días y no más de veinte días después del fallecimiento del obispo de Roma y ya sabemos que, en armonía con esta disposición, el próximo iniciará el miércoles 7 de mayo.
Ese día en la mañana, en la basílica de San Pedro, se celebrará una misa pidiendo por la elección de Romano Pontífice; en la tarde, los cardenales electores se reunirán en la Capilla Paulina, dentro del Vaticano, e, invocando la ayuda del Espíritu Santo, entrarán en la Capilla Sixtina, donde votarán para elegir un nuevo Papa y, hasta que no lo escojan, no podrán tener contacto con el mundo exterior (nada de celulares, computadoras, televisión, visitas, cartas, etc.).
Jurídicamente, los cardenales pueden elegir como Papa a cualquier varón bautizado y no casado, pero lo habitual y previsible es que ellos elijan a uno de los cardenales electores. Para convertirse en sucesor del apóstol Pedro es necesario recibir como mínimo dos tercios de los votos de los cardenales participantes en el cónclave.
Votación
Para votar, cada cardenal disimula su caligrafía y escribe en una papeleta el nombre del candidato que considera adecuado para ser Romano Pontífice. Luego se acerca al altar de la Capilla Sixtina, coloca su voto en un plato y lo deposita en una urna.
Las papeletas se cuentan primero y luego se escrutan. El primer día del proceso habrá una sola votación; a partir del segundo día habrá máximo cuatro votaciones: dos en la mañana y dos en la tarde.
Después de cada bloque de votaciones, ya sea en la mañana o en la tarde, los encargados queman en una estufa las papeletas utilizadas para votar. Luego, añaden sustancias químicas para que el humo sea negro si no eligieron al Papa, o blanco si sí lo hicieron.
Ese humo, o fumata, sale por una chimenea que se coloca en el techo de la Capilla Sixtina y así el mundo entero tiene noticia del resultado de los escrutinios.
Nombramiento
Al cardenal que haya recibido los votos necesarios para convertirse en Papa, antes de que se proceda a la fumata blanca, se le harán dos preguntas: si acepta ser Sumo Pontífice y con qué nombre quiere ser llamado.
A continuación, el nuevo Papa se pondrá la sotana blanca y se acercará al balcón central de la basílica de San Pedro donde, después de que uno de los cardenales —el llamado protodiácono— anuncie que hay Papa y diga su nombre, podrá saludar por primera vez a los fieles e impartir la bendición Urbi et orbi.
Son muchas las variables que los cardenales deben tener en cuenta para elegir al Romano Pontífice y buena parte de ellas no las pueden presentar los medios de comunicación, únicamente las conocen los mismos cardenales, que conversan entre ellos y cuentan con sus experiencias vitales; por consiguiente, en este tiempo de sede vacante, más que prestarnos a cábalas y lógicas partidistas, a los católicos nos corresponde rezar para que los cardenales sean dóciles al Espíritu Santo y Dios quiera conceder a la Iglesia un Papa bueno y santo que guíe a la Iglesia en el desempeño de la misión que Cristo le ha confiado.
Para saber más:
— Constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996, con modificaciones de Benedicto XVI en 2007 y 2013)
— Ordo Rituum Conclavis (2000)
— Javier Martínez-Brocal, Javier y José de Jesús Aguilar, Cónclave. Las reglas para elegir al próximo Papa (2025)