< Regresar a Meditaciones

P. Juan Pablo

5 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

ERA CIEGO, PERO AHORA VEO

Leemos hoy que Jesús cura a un ciego. Nos ponemos en el lugar del ciego y le agradecemos a Jesús intentando alejarnos del pecado, que tanto le desagrada.

PUEDES CURARME

«Cuando Jesús salía de Cafarnaúm le siguieron dos ciegos que gritaban: —Hijo de David, compadécete de nosotros». 

Hijo de David, compadécete de mí… Te lo puedo decir yo a Ti, Señor. Y así te puedo decir con otras tantas palabras que leemos en el Evangelio.

Qué bonito poderte hablar con las mismas palabras de estos dos ciegos o con las palabras de Pedro,

«cuando se estaba hundiendo en el lago…»,

porque yo a veces siento que me hundo.

«Señor, sálvame. Y tú extendiste la mano y lo salvaste».

O aquel otro leproso que te gritaba,

«si quieres, puedes curarme».

Señor, si quieres puedes curarme…

Y te lo puedo decir cuando siento en mi interior malos deseos, cuando se despiertan malas pasiones: Señor, si quieres puedes curarme.

Puedo usar también, Señor, tus mismas palabras, dirigiéndote a Tu Padre, estando en la Cruz. En ese momento sublime en el que entregas tu vida por nosotros:

«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». 

¡Qué palabras tan llenas de amor por nosotros! Nos justificas diciendo:

«Perdónalos porque no se dan cuenta, no se dan cuenta de lo que están haciendo» (Cf.).

¿QUIÉN ME HA TOCADO?

Y como dice san Pablo o san Pedro,

«…si hubiera sabido quién era, no habrían crucificado al Señor de la Gloria»

lo leemos en el Nuevo Testamento. 

¿Y qué pasó ante esa petición?:

—Hijo de David, compadécete de nosotros. 

Tú les preguntas ya que entras en la casa y se acercan nuevamente a ti: ¿Creen que puedo hacerlo? Ellos te contestan: —Sí, Señor. 

Entonces les tocas los ojos diciendo: —Que se haga en ustedes conforme su fe. Y se les abrieron los ojos.

Jesús les advirtió severamente: —Que nadie lo sepa. Pero ellos al salir divulgaron su fama por toda la región». 

Vemos Señor, tu poder. Tu poder actúa también a través de nuestra fe. Es un gran misterio. Por eso te pedimos que nos aumentes la fe. 

Auméntanos la fe, pero no solo la fe, también la esperanza y la caridad. Auméntame la fe, la esperanza y la caridad. 

Este milagro parece que no estaba previsto, fue un poco fuera del programa.

Así como aquel otro de

«la mujer que tenía flujo de sangre, que se acerca a Ti y te toca el vestido, la orla de tu manto y queda curada. 

Tú volteas y  preguntas: —¿Quién me ha tocado? ¿Quién me ha tocado?

Y los apóstoles dicen: —¿Cómo te preguntas eso si estamos aquí todos apretujados. Y esa mujer confiesa todo.

Tú la consuelas: —Tu fe te ha salvado, vete en paz» (Cf.). 

CIEGOS

LA GLORIA DE DIOS

Bueno, pues este milagro parece que tampoco estaba planeado, como otros tantos que sí, vemos que son signos que Tú haces para estimular nuestra fe. Juan así le llama a los milagros: signos

Por ejemplo, la multiplicación de los panes, que tiene un Sentido Eucarístico.

O cuando curó al ciego de nacimiento, que

«Los apóstoles preguntan: ¿Quién pecó, éste o sus padres para que naciera así? 

Y Tú les dices: —No, ni él ni sus padres. Es para que se manifieste la Gloria de Dios».

Pero este milagro en cambio, parece que te lo arrancan estos dos ciegos con esa petición insistente.Y Tú te compadeces. Tú los curas. 

Pues esa ceguera que vemos presente en Evangelio, en diferentes personajes y que Tú curas, también es un signo de la ceguera que tenemos en este mundo. Cuando usamos el mundo como último horizonte de interpretación de la realidad. 

Cuando pensamos que solo existe esta realidad temporal y vivimos con esa hambre o esa rapidez, esa avidez para que no se nos pase nada. Y luego con una gran melancolía al ver que todo pasa y todo lo sólido se desvanece en el aire. 

Cuando nos falta la visión sobrenatural, es cuando somos ciegos.

VISIÓN SOBRENATURAL

Dice san Josemaría, en Camino:

“La gente tiene una visión plana pegada a la Tierra de dos dimensiones. Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios la tercera dimensión, la altura y con ella el relieve, el peso y el volumen”. 

Vemos que cuando no hay esa visión sobrenatural no juzgamos las cosas en su verdad, sino que nos quedamos a medias, estamos como ciegos.

Señor, auméntanos la fe, darnos esa visión sobrenatural para no ser engañados por la vida, para saber todo lo que vale un acto hecho por amor, por servir a los demás desinteresadamente. 

Y como nosotros tenemos fe, te agradecemos Señor, estamos haciendo oración. Te damos gracias porque Tú nos has curado de la ceguera. 

Como dice en aquel himno cristiano del siglo XVIII, Amazing Grace, ¿te acuerdas de esa música tan famosa? 

Voy a cantar un pedacito, la primera estrofa, hace mucho que no canto y me gusta mucho cantar…

🎵🎵🎵

Que viene diciendo: “Sublime gracia, que salvó aún miserable como yo. 

Una vez estuve perdido, pero ahora me han encontrado. 

Estaba ciego, pero ahora veo.

Estaba ciego, pero ahora veo.

Porque tengo fe”.

HACER SU VOLUNTAD

«Gracias Señor, por la fe. Yo soy ese ciego que curaste y, ¿cómo te lo puedo agradecer? 

Se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente que nadie lo sepa, pero ellos al salir divulgaron su fama por toda la región”.

 

A ver, te están diciendo que no se lo digas a nadie, que nadie lo sepa, pero ellos al salir divulgaron su fama por toda la región. 

Es que estaban muy emocionados, estaban muy contentos… Pero Jesús les dijo que no lo dijeran. 

¡Ay, Señor, que a veces la emoción nos gana y nos olvidamos de lo que Tú nos dices!

Te dejamos de escuchar, te dejamos de obedecer. ¡Cómo te agrada la obediencia! Tú eres modelo de todas las virtudes, pero de la obediencia ¡muy claro! 

Tú vienes aquí a hacer la voluntad de Tu padre. ¡Cómo te agrada que seamos obedientes! Obedientes a nuestros padres, a la autoridad legítima, alos mandamiento y a Dios.

Y Tú Señor, ¿qué nos pides? (…) 

PARECERNOS A MARÍA

Hay otro milagro, cura a un paralítico.

«Luego, entre la multitud, se separan y luego se vuelven a encontrar. Y cuando lo vuelves a ver, le dices: —Estás curado, no peques más para que no te ocurra algo peor».

Estás curado, no peques más para que no te ocurra algo peor, estás curado…

Señor, yo no quiero pecar, me quiero alejar del pecado, porque el pecado es terrible, trae consecuencias malísimas.

Tú lo borras Señor y nos justificamos, pero nos conviene alejarnos del pecado, poner todo nuestro esfuerzo por alejarnos del pecado que nos hace muchísimo daño. 

Y ahora que estamos preparándonos para la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre, le pedimos a ella que nos ayude a parecernos a ella.

La llena de gracia, que no tiene pecado. Pues Madre, nosotros somos pecadores, pero ayúdanos a buscar la gracia de Dios que nos borra el pecado. Y también, con todas nuestras fuerzas, alejarnos del pecado, para que Jesús esté contento.

Regístrate Aquí


Citas Utilizadas

Is 29, 17-24

Sal 26

Mt 9, 27-31

Camino p. 279

Reflexiones

Señor, auméntanos la fe. Danos esa visión sobrenatural para no ir engañados por la vida, para saber todo lo que vale un acto hecho por amor y servir a los demás desinteresadamente.

Predicado por:

P. Juan Pablo

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?