ESCUCHA LA MEDITACIÓN

HEROES

Les comparto dos historias que nos invitan a abrir nuestros ojos y nuestros corazones para reconocer a Jesús en cada persona que encontramos, especialmente en los más vulnerables y necesitados. Nos llaman a la acción, a no subestimar el valor de los pequeños gestos de amor y servicio. Un vaso de agua, una palabra de consuelo, una mano tendida, un sacrificio por el prójimo: todo esto, hecho por amor a Cristo, tiene un valor eterno.

EL SERVICIO A LOS DEMÁS

Nos reunimos hoy, cada uno desde el lugar donde está, para reflexionar de nueva cuenta en el Evangelio y para, meditando el Evangelio, descubrir la presencia de Jesús en nuestras vidas. Una presencia que a menudo se manifiesta de las maneras más inesperadas, y en las personas más sencillas.

Quiero compartir con ustedes dos historias recientes que nos invitan a contemplar cómo el amor de Cristo se hace visible a través de la entrega generosa y el servicio a los demás.

La primera es la historia de Milly, una joven que al encontrar su vocación con las Hermanas de la Caridad, decidió dejarlo todo para seguir a Jesús. La invitación del Señor a estas hermanitas es profunda y conmovedora: Tengo sed (Jn 19, 28).

Son esas palabras que están escritas en la pared de sus capillas, junto al Sagrario donde está Jesús sacramentado, al que le cantan, al que le rezan, al que van continuamente a adorar. Tengo sed.

SED DE CRISTO

Esta sed de Cristo no solo es una sed física, es una sed de amor de almas, de consuelo, de reconocimiento en los más pequeños y necesitados.

Milly, al día siguiente de hacer sus primeros votos, se encuentra en Belabo, un pequeño pueblo de Camerún, a siete horas de la capital. Su mamá nos cuenta que todo es diferente: la gente, el idioma, la comida, la vestimenta, las costumbres, los paisajes.

Vive con ocho monjas, todas africanas, y una suiza que les enseña francés. Su hogar es sencillo, con animales y árboles frutales, y aunque tienen agua, no es potable; y la luz proviene de paneles solares. Tienen un hogar para ancianas y otro para niños desnutridos.

Milly y sus hermanas asisten a misa en una iglesia cercana, atendida por tres sacerdotes polacos. La vida de Milly es un testimonio vivo de lo que Jesús nos dice en el Evangelio de hoy:

peregrinos

Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque solo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa. (Mt 10, 42)

Pues vamos a revisar tú y yo en la presencia de Jesús, cómo incluso un simple vaso de agua fría sin costo alguno, cuando se da al que está cerca de nosotros, lo hacemos siempre por Cristo mismo.

Milly no solo da un vaso de agua, sino que entrega su vida entera para saciar la sed de Cristo en los ancianos, en los niños desnutridos.

Su entrega es un acto de amor que se derrama en el servicio a los pequeños de Jesús; y su recompensa, como nos asegura el Señor, seráy lo es ya ahora muy grande.

DAR SERVICIO Y VIDA 

La segunda historia trata de tres jóvenes numerarios del Opus Dei: Matt, Matt y Val. Eran jóvenes dedicados al servicio de Dios, buscando la santidad en medio del mundo, a través de las tareas ordinarias de la vida.

Hace unas semanas durante una excursión a unas cascadas, uno de ellos se vio en peligro arrastrado por la corriente ysin dudarlo, los otros dos saltaron para ayudarlo. Trágicamente, los tres se ahogaron.

El sacerdote que predicó en sus funerales compartió una profunda reflexión. Explicó que el Opus Dei a menudo es malinterpretado, pero su objetivo es simple: servir a la Iglesia y ayudar a la gente a entrar en el cielo, todo a través de una vida ordinaria. Nada es muy llamativo.

El padre enfatizaba que lo que se necesita son ejemplos y que estos tres jóvenes eran precisamente eso: eran las personas más normales del mundo y sin embargo, la forma en que murieron fue que dos de ellos intentaron salvar la vida del otro.

HEROICO

Fue heroico y sin embargo, para ellos eso era normal. Y terminaba diciendo: La santidad es muy ordinaria y sin embargo, a veces Dios lo pone de relieve para que puedas verlo.

Estos dos jóvenes, al dar sus vidas por su hermano, encarnan la enseñanza de Jesús:

Nadie tiene amor más grande que este: dar la vida por sus amigos(Jn 15, 13).

Su acto de heroísmo, aunque extraordinario en su desenlace, fue para ellos expresión natural de una vida vivida en el amor y en el servicio, porque la santidad se encuentra en lo cotidiano, en la entrega desinteresada al prójimo, incluso hasta sus últimas consecuencias.

Ambas historias, la de Milly y la de los tres jóvenes del Opus Dei, nos revelan un común denominador: la profunda verdad de encontrar a Jesús en los demás. Milly, al servir a los ancianos y niños desnutridos en Camerún, está sirviendo a Cristo mismo.

Los jóvenes del Opus Dei, al intentar salvar a su amigo, están viviendo el mandamiento del amor fraterno que Jesús nos dejó.

El papa Francisco nos recordaba a menudo que las obras de misericordia son el camino que nos muestran acciones sencillas que tienen un gran valor a sus ojos.

LA SANTIDAD, DARSE A LOS DEMAS

Pues vamos a hacer nuestro diálogo con el Señor, cada uno por su cuenta, revisando su vida, sus circunstancias, recordar estas historias que nos invitan a abrir los ojos, a abrir nuestros corazones para reconocer a Jesús en cada persona que nos encontramos, especialmente en los más vulnerables y necesitados.

Personas que nos invitan, que nos llaman a la acción, a no subestimar el valor de los pequeños gestos de amor y de servicio: un vaso de agua, una palabra de consuelo, echar la mano en casa, un sacrificio sin que nadie lo note. Todo por amor a Cristo. Y eso tiene un valor eterno.

Pues que la vida de Milly y el servicio sacrificado de Matt y de Matt para ayudar a Val, nos inspiren a vivir con mayor generosidad, a buscar la santidad en lo ordinario y a encontrar a Jesús en cada hermano y en cada hermana. Que Jesús nos conceda la gracia de ver su rostro en los demás y de responder a su sed con un amor que se entrega sin medida.

GRACIAS INFINITAS

Terminamos, como siempre, acudiendo a María. Vamos a pedirle a la Virgen primero que nada, agradeciéndole su generosidad al desprenderse de su Hijo Jesús para que Él pudiera cumplir la voluntad del Padre.

Y finalmente, en Ella en ti, María felicitar a los papás de Milly, a los papás de estos tres jóvenes del Opus Dei y a miles de padres de familia que hoy permiten que sus hijos e hijas dediquen su vida a Dios. Pues como decía san Josemaría, les debemos nuestra vocación a nuestros padres.

Santa María, enséñanos el camino de la generosidad de tu Hijo, enséñanos a ponerle rostro a Jesús y dar servicio a los demás. Gracias María por tu generosidad.

Gracias María por la generosidad de tantos papás y de tantas mamás que se han sabido desprender de sus hijos para que ellos puedan ir a servir a los demás donde el Señor los envía, ya sea en la vida cotidiana o en la vida de misión, en cualquier parte del mundo donde tanta 


Citas Utilizadas

Ex 1, 8-14

Sal 123 

Mt 10, 34 -11, 1

Reflexiones

Virgen María, enséñanos a ver a Jesús en el rostro de los demás.

Predicado por:

P. Josemaria

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