< Regresar a Meditaciones

Felipe

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

EN EL ARTE DE ASCENDER…

En nuestra vida encontraremos dificultades, pero si confiamos en nuestro compañero de camino, Jesús, tenemos la meta asegurada.

Estamos en este sábado de la quinta semana de Pascua y seguimos considerando cada día en la santa misa y en nuestra oración, el Evangelio según san Juan. Ahora estamos en el capítulo 15. Seguimos en estos últimos momentos de la vida de Jesús.

Seguimos en la Última Cena, cuando Jesús está dando su testamento espiritual, va dando consejos a los apóstoles que estaban ahí presentes y, junto con ellos, a todos los cristianos que vendríamos a lo largo de la historia.

Porque sí, también tú y yo estamos presentes o somos destinatarios de ese mensaje que quiere dar Jesús. Y el Evangelio de hoy nos puede dar un poco de sensación de que Jesús es un poco pesimista porque habla de contradicciones, de contrariedades, de persecuciones.

Pero es un llamado a la esperanza. Y en este año jubilar que el Papa Francisco y también ahora el Papa León nos han ido impulsando por este camino de la esperanza, nos hace ver el futuro con mucha alegría y optimismo.

Pero no un optimismo material, por así decir que, “sí, somos muy buenos y vamos a poder salir adelante”, sino un optimismo real, que es el que se apoya en que estamos con el Señor. Tenemos la gracia de Dios y por eso podemos todo lo que nos propongamos.

HECHOS PARA LLEGAR A LO MÁS ALTO

El Evangelio de hoy comienza así:

«Si el mundo los odia sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya, pero como no son del mundo, sino que Yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia»

(Jn 15, 18-19).

Y luego hace un llamado a la esperanza. Que sepamos que, aunque el mundo nos odie, Él nos va a proteger.

Es bonito pensar en esta frase que nos dice el Señor: que no somos del mundo, que somos ciudadanos del Cielo. Estamos hechos para llegar a lo más alto.

Somos unos caminantes, alpinistas, por así decirlo o andinistas, que estamos recorriendo un camino que puede tener dificultades, que puede tener cosas difíciles, pero que estamos llamados a llegar a la cumbre.

Que tenemos esa victoria, la llegada a la cumbre, asegurada, porque vamos con el mejor compañero, no estamos solos, estamos con Jesús, que es nuestro compañero, nuestro guía, el que lleva el plano, el que también nos da los elementos para poder recorrer este camino.

Y Jesús quiere que nos fijemos en este camino, quiere que no vayamos mirando a las mariposas o a las flores que hay en el camino, sino que vayamos con la mirada puesta en este camino.

Quiere que vayamos con los pies bien puestos en la tierra, aprovechando este mundo que nos toca vivir. No es un camino que podamos recorrer fácilmente. No es un camino que vaya a ser todo fácil, pero es un camino que podemos recorrer y que tiene muchas cosas buenas y hay que aprovechar todas esas cosas buenas que tiene el mundo.

del mundo

GOZAR DEL MUNDO

Hay que disfrutar de lo bueno, hay que gozar de este mundo que nos toca vivir. Hay que aprovechar todas esas cosas buenas: la amistad, la familia, también las cosas materiales, las cosas buenas que nos da el mundo, esas cosas ricas para comer, esas cosas buenas para ver.

Bueno, todo eso es parte de este camino que Dios quiere que recorramos. Y ahora, en este rato de oración, Jesús, te agradecemos por todas esas cosas buenas que nos das, por todas esas cosas ricas que nos trae este mundo.

Por eso también te decimos que queremos vivir este camino del mejor modo posible y queremos este camino en el que nos has puesto.

Sabemos que Tú, Señor, me has puesto aquí por algo, que no es una casualidad que yo esté aquí hoy y ahora en este mundo que me toca vivir, en el que sí, encuentro algunas contrariedades, algunas cosas difíciles, pero también encuentro cosas muy buenas.

Soy un caminante que está aquí muy a gusto, porque Tú, Señor, quieres que yo esté aquí. Quiero el mundo y sé que estoy aquí para cumplir una misión, para llegar a mi meta y también para ayudar a mucha gente a llegar a esa meta, a la cima, a este cerro que tiene sus subidas, que tiene sus pendientes, pero que es maravilloso.

Aunque también sé, Señor, que no soy del mundo, que soy

«ciudadano del Cielo»

(Flp 3, 20),

como dice san Pablo, que por el bautismo estoy llamado a llegar a algo mucho más grande.

CAMINANTE DE ESTE MUNDO

Soy caminante. Lo dice san Pablo también, soy caminante en este mundo y voy hacia esa morada definitiva del Cielo.

Por eso cuando vemos persecuciones, contrariedades, dificultades, problemas, incluso cuando nos caemos, cuando fallamos, sabemos, estamos seguros de que vamos contigo, Señor.

El Papa Francisco, en un discurso en México, recordaba una canción que cantaban los alpinistas cuando iban subiendo. Decía:

“Los alpinistas tienen una canción muy linda, que a mí me gusta repetírsela a los jóvenes -mientras suben van cantando-: ‘En el arte de ascender el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído’”.

Y repetía:

“En el arte de ascender el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído”

(Viaje apostólico del Papa Francisco a México, 12-18 de febrero de 2016).

Y aquí tenemos ese impulso de que cuando vamos ascendiendo, sí, podemos caer, quizás caeremos muchas veces porque somos débiles, somos de barro, somos personas, pero al mismo tiempo tenemos la seguridad de que vamos con ese buen compañero.

Y en ese arte de ascender, aunque me caiga no puedo permanecer caído; o sea, puedo si es que quiero, pero si me pongo ese propósito de levantarme, voy a tener siempre la mano de Jesús tendiéndomela.

Jesús tendiéndome su mano y diciéndome: “vamos, vamos adelante, que se puede”.

«YO ESTOY CONTIGO»

Las dificultades, las caídas, las contrariedades, obviamente que nos afectan. Somos personas, tenemos un corazón y obviamente que a veces nos cuesta mantener la esperanza, la alegría y el optimismo y a veces vemos nuestra miseria o vemos las contrariedades que hay por fuera y nos cuesta salir adelante.

del mundo

Pero también Jesús quiere que recordemos y en este rato oración, nos lo está diciendo y por algo nos pone este Evangelio hoy. Nos dice: “Pero Yo estoy contigo; Yo estoy contigo”.

Esa promesa que hace Jesús justo antes de Ascender al Cielo:

«Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos»

(Mt 28, 20).

Tenemos esa promesa, esa seguridad de que Jesús está con nosotros. Tenemos, además, esa insistencia que nos han dicho todos los últimos Papas.

San Juan Pablo II nos decía:

“Tienen que mirarlo a Él; mírenlo a Él”.

Benedicto XVI nos recordaba constantemente que Jesús es el centro y que nuestra fe cristiana no es un encuentro con una idea o con una doctrina, sino con una persona, con Jesucristo.

El Papa Francisco, constantemente:

“Miren a Jesucristo, hablen con Él, salgan de su comunidad, pero apoyados en Jesucristo”

(Exhortación apostólica, Evangelii Gaudium).

El Papa León es llamativo que su primera llamada fue a la paz de Cristo. Y ahora estos días que ha dado distintos discursos, por ejemplo, en la homilía del inicio de su Pontificado, decía que “Pedro puede llevar a cabo la tarea de su misión de ser cabeza de la Iglesia. ¿Cómo? Apoyándose en Jesucristo”.

Y nos ha animado a todos a ser personas que nos apoyemos en Jesús que es nuestra paz, en Jesús que es nuestra alegría.

APOYARNOS EN JESÚS

Vamos a poner nuestra vida en torno a Jesucristo, vamos a centrar nuestra vida en Jesús.

Jesús, Tú que nos escuchas en esta rato de oración, te pedimos que nos ayudes porque nuestra soberbia quiere salir y quiere que pongamos nuestro centro en nosotros mismos, en nuestra comodidad, en nuestro placer, en nuestro yo.

Sin embargo, sabemos que así no seremos felices, que sólo llegaremos a la cima, si es que nos apoyamos en Ti, Señor y si es que te ponemos a Ti en el centro.

Madre nuestra, Virgen santísima, tú pusiste a Jesús en el centro de tu vida y ahora eres la más feliz. Ayúdanos a nosotros también a poner a Jesús en el centro y con Él a vencer todas esas dificultades, esas contrariedades, esas caídas que podemos tener en el camino.


Citas Utilizadas

Hch 16, 1-10

Sal 99

Jn 15, 18-21

Mt 28, 20

 

Reflexiones

Jesús, ayúdame a que siempre estés en mi centro.

Predicado por:

Felipe

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?