Hoy primero de mayo, nos encontramos en una encrucijada, estamos en tiempo de Pascua de Resurrección, en mi país es el día del trabajador, un día no laborable y además se venera a san José.
San José es el padre de todos los trabajadores, recordemos que san José fue un excelente artesano y Jesucristo pasó su infancia, su adolescencia y varios años de su juventud en el taller junto a José, trabajando allí.
Seguro que bajo la mirada atenta de su madre la Virgen María, también se dice de ella que era la maestra del sacrificio escondido y silencioso.
Cuando nos fijamos en la Sagrada Familia, nos encontramos con tres excelentes trabajadores: Jesús, María y José.
Unos trabajadores que se querían muchísimo entre ellos y que, además cada uno tenía su papel.
EL PLAN PARA LA HUMANIDAD
Estaban en el plan divino, en el plan de Dios para la humanidad, y por eso encontramos nosotros en ellos, un ejemplo de lo que hay que hacer, para llegar a la meta que es el Cielo.
El Evangelio de hoy que corresponde al Tiempo de Pascua, nos dice en uno de sus versículos
“El que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del Cielo, está por encima de todos.”
(Jn 3, 31-32)
Nosotros estamos acostumbrados a escuchar en la tierra lo que nos dice la gente, nos hablan de las cosas de la tierra, de las comidas, de los viajes, de los paisajes que podemos ver, de las tiendas que nos ofrecen lo que podemos comprar.
Nos hablan los intelectuales, los científicos, los literatos, los cantantes, los que se dedican al cine, estamos escuchando y mirando tantas cosas por las computadoras, por los móviles, por la televisión.
Tantas cosas entran en nuestros ojos, en nuestros oídos y llegan a nuestra cabeza y a nuestro corazón.
En definitiva, son cosas de la tierra, con sus sonidos y sus movimientos, miles de cosas entran por los oídos y por los ojos y remueven nuestra cabeza y nuestro corazón.
MUCHAS COSAS ENTRAN EN NUESTRA VIDA
Cosas que nos hacen bien y otras que nos hacen daño, que no deberíamos ver, ni escuchar.
Son muchas las cosas y muchas las posibilidades que tenemos cada día; al ver, al escuchar, al oír. Muchas cosas son las que entran en nuestra vida.
Pero el Señor no dice en el Evangelio de hoy:
“El que viene del Cielo, está por encima de todos.”
(Jn 3, 31-32)
¿Quién viene del Cielo? ¡Jesucristo! Viene con su Palabra, esa que ilumina el entendimiento y fortalece la voluntad.
Jesucristo viene para cada uno de nosotros, Él quisiera estar en nuestra cabeza y en nuestro corazón para hacernos felices y libres, pero depende de nosotros.
El Papa san Juan Pablo II, decía:
“Abrir de par en par las puertas del alma para que entre Jesucristo el que es el camino la verdad y la vida. «
Lamentablemente muchas personas tienen cerradas las puertas de su alma para Dios.
Es necesario encender las alarmas y tocar las campanas, para advertirle a muchos que hay Dios, y que Dios ha venido para todos y para cada uno.
ATRAPADOS EN EL PECADO
Ha venido además para rescatarnos de la esclavitud del pecado, realmente es una esclavitud estar atrapados por el pecado.
¿Y cuánta gente está atrapada por el pecado? No hay más que ver la realidad y como se sufre, como sufre el mundo por el pecado de los hombres, por nuestros pecados.
Por eso le pedimos al Señor que nos dé la luz para ver y para despertar. Luz para conocer lo que viene de arriba.
¡Cuántas cosas vienen de arriba! Las mejores cosas vienen de arriba, las cosas que necesitamos ahora, vienen de arriba.
Las cosas que nos hacen felices vienen de arriba, las cosas que nos hacen libres, personas libres, vienen de arriba.
Viene esa luz, primero para darnos cuenta que Dios nos trae lo mejor para nosotros, para que nos vaya bien y para que logremos luego, en su día, más adelante, cuando Dios quiera: ¡Conquistar el Cielo!
Unidos a Jesucristo, caminando con Jesucristo, vamos hacia esa meta, que es la meta de todos.
Ahora le pedimos al Señor por la Iglesia, por la santidad de la Iglesia Universal, es verdad que hay una nota de la Iglesia; que es “Santa”, “Católica”, “Una”. Una sola iglesia, la fundada por Jesucristo.
LA IGLESIA ES EL CUERPO MÍSTICO DE CRISTO
Le pedimos al Señor, para que no falten sacerdotes santos, que hacen falta, mucha falta, sacerdotes santos en todo el mundo y para que los obispos también sean santos.
Para que estén unidos entre ellos, unidos a Jesucristo, que es la cabeza de la Iglesia, la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo y Jesucristo es la cabeza de la Iglesia.
Recemos hoy especialmente por los cardenales que participarán en el cónclave, lo más importante de estos días es la oración de la Iglesia Universal.
La oración de cada uno de nosotros, la oración llena de fe, llena de esperanza, llena de caridad, con mucho amor a Dios, una oración íntima.
Quizás la mejor oración que podamos ofrecer ahora, en estos momentos que son momentos urgentes de oración, la oración de cada uno intensa.
Para pedirle al Espíritu Santo, que los cardenales elijan al Papa que debe gobernar la Iglesia en estos tiempos difíciles.
Son tiempos difíciles, hay que derrotar el mal, hay que ahogar el mal con la abundancia de bien.
El diablo está muy suelto, muy suelto y se mete por todos los rincones, se mete también en cada uno de nosotros.
Entonces nos apaga, nos aparta, no deja que recemos como debemos rezar, nos olvidamos de rezar.
EL PRÓXIMO PAPA
Tenemos nosotros que reaccionar con la luz que Dios nos da, para darnos cuenta que ahora es muy importante rezar mucho, pedir mucho.
Pedir mucho por el próximo Papa, que se va a encontrar un mundo revuelto, con guerras, con muchas personas que se han alejado de Dios, muchos que han renunciado a la fe, muchos apóstatas.
Muchas personas que están confundidas, el rebaño está muy confundido y entonces hace falta un Papa santo.
Todos los Papas anteriores han sido muy santos, pidámosle al Espíritu Santo por la santidad del Papa próximo, para que pueda cuidar a su grey, llevándola por los caminos señalados por Cristo.
Que todos podamos vivir guiados por el santo padre, con la luz del Evangelio y pidámosles también a la Virgen María, Mater Ecclesiae.
En la Plaza de San Pedro está esa imagen de la Virgen Mater Ecclesiae, y dentro, cuando uno entra a San Pedro, está la imagen de la Virgen de La Piedad, que tiene a su Hijo en sus brazos.
Pidámosle a María, muy unidos a ella, con mucha fe, por nuestra madre la Iglesia que ahora, ora unida por el próximo romano Pontífice.
Estemos unidos en esta oración importante y urgente, y Dios nos escucha, nos escucha a todos y luego en el año de la esperanza, tendremos al Papa de la Esperanza.
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